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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-04-2000 página 60
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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-04-2000 página 60

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Abajo la tela, arriba el telón Por Suan I. García Garzón El Impenitente prurito de foyet r que late en todo espectador teatral acelera su palpito, confesémoslo sin perder el aire de grave concentración, cuando sobre el escenario hay algún desnudo y más si el palmito lo luce algún nombre de campanillas. Parece que en cuestión de cuerpos, atractivos esculturales aparte, existe también un escalafón que hace más restallante el desnudo de la actriz principal que el de un nombre al final del reparto. Lejanos los tiempos de la en su día revolucionaría Hair en cuyo montaje neoyorquino mostró sus encantos una aún desconocida Oíane Ksaton, más repercusión tuvo hace unos meses la fugaz y nivea aparición corita de Scole lOdman en un teaüx) londinense a bordo de La habitación azul y atwra el de KiBtNeen Tumer, que afronta también a pedio- y todo lo demásdescubierto y en Londres una escena de El graduado con los consiguientes temblores alcistas de los termómetros de la expectación. Aunque la Tumer, dama de armas tomar como pocas, lo merezca, tampoco es para quedarse con la boca abierta como si nos hallásemos ante algo extraordinario, porque muchas actrices españolas de renombre se han desnudado en escena, siempre por exigencias de la obra, desde luego. Igual que ej destape invadió las pantallas españolas como sarampión típico del puerperio democrático, in Ülo tempore daba la impresión de que toda obra teatral que se preciara ífebfa Incluir algún desnudo. Aguerridas pioneras, en plan La Libertad guiando al pueblo de Delacroíx, fueron María José Goyanes en u s de Peter Shaffen Victoria Vera, tentadora Circe en ¿Por qué corres, Uííses? de Antonio Gala, y la casi debutante Flosa Valenty, ebúrnea Venus Cafipj en La carroza de ptomo canctente de ñrancísco Nieva. Hasta una muy lustre dama de la escena como Nuria Espert no tuvo en su día reparos para aparecer denuda en un teatro, en un montaje altamente var ardista. eso sí, como et que de Divinas palabras de Valle- lncián, reaTizó el recordado 1) Altana Sánchez Gijón y Ramón Madaula en El hombre deshabitado de Rafael Alberti. 2) Nuria Espert en Divinas palabras de Valle- Inclán. 3) Victoria Vera en ¿Por qué corres. Ulises? de Antonio Gafa. 4) Rosa Valenty como la Venus Calipigia do La carroza de plomo candente de Francisco Nieva. 5) María José Goyanes y Juan Ribo en Equus de Peter Shaffer Víctor García. KBy Manver era tanrt) ién, como procecte, una Mari Gaila desencuerada en ei montaje firmado el ai o pasado por José Tamayo de la misma obra. Piar Bayona- una mitad de Pili y Mif, ¿recuerdan? -se desnudó en La ¿Ki del limón de Jaime Salom, y la distante y egregia Aítana Sánchez Gión, contarrinada en tiempos por el veneno del teatro, puso toda la carne en el asador para estrenar B hombre deshabitado de Rafael Alberti. Suma y sigue como dría el v í verde que se asoma desde deü- ás de nuestra seriedad de espectadores concienciados de la importancia cultural del teatro, a b la tela y arriba el telón. BtlNEDY NÍGRQ 6 1

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