BLANCO Y NEGRO MADRID 09-04-2000 página 48

l día que cumple 58 años, acontecimiento a propósito del que no se muestra particularmente feliz, un Lou Reed tan desganado como siempre en este tipo de ocasiones está en Madrid para hablar de su nuevo álbum, que defiende con verdadero entusiasmo. Y es que a estas alturas Reed parece seguir disfrutando enormemente con su trabajo. Eso sí, le resulta ciertamente difícil hacer comparaciones con la excitación que sentía en sus primeros tiempos: No me acuerdo de eso. No puedo hacer ese esfuerzo. Hice mi primer disco cuando era un crío, ¿cómo voy a acordarme de algo? Lo único que recuerdo es que todo era muy divertido. También recuerdo que no llegaba bien al micrófono y me tenía que subir encima de una silla ¿Y cuáles son las sensaciones que tiene ahora después de haber terminado un nuevo disco, Ecstasy -Mi primer objetivo es pasármelo bien cuando hago un disco, y suelo conseguirlo. En este caso todo fue especialmente bien, porque el sonido que obtuvimos, todo lo que hicimos lo conseguimos trasladar perfectamente a las cintas, de modo que cuando escuché el resultado en casa vi que era exactamente igual a lo que sonaba en el estudio. ¿Cambian mucho esas sensaciones de un disco a otro? -Siempre intento pasarlo bien. A veces hay más problemas y a veces va todo sobre ruedas. Hay veces que cuando acabas un disco, empiezas a darte cuenta de que hay muchas cosas que habrías querido hacer de otra forma, pero lo primero es siempre divertirme en el estudio, porque, como todos sabemos, yo soy una persona muy seria. ¿Está satisfecho con el resultado del disco? -Este disco es el mejor, un disco de cinco estrellas, es mejor que cualquiera de los anteriores. De verdad, puedo jurarlo. Es importante escuharlo en un buen equipo, porque nos hemos preocupado de que el sonido fuera lo mejor posible. Hemos tenido la oportunidad de hacer algo realmente grande y lo hemos hecho. Todo el mundo debería escucharlo con un buen equipo y a un volumen tan fuerte que te haga estallar los oídos. Con este disco tuvimos algunos problemas porque estuvimos buscando durante semanas el estudio adecuado hasta que por fin dimos con uno que era perfecto. Todo estaba reservado: los músicos, el equipo... todo. Sin embargo, tres días antes de entrar a grabar, cuando todo el mundo estaba preparado, recibimos una llamada del estudio diciendo que lo cerraban, que no podíamos grabar allí. Ése fue el comienzo de la historia. Tuvimos que empezar de nuevo, pero al princi- E pio la sensación que teníamos era que no podríamos encontrar otro estudio, porque aquél era el estudio perfecto para este disco. Finalmente, sí encontramos otro sitio adecuado. ¿Corresponde exactamente a las ideas que tenía antes de grabarlo o prefiere dejar que el disco crezca en el propio estudio? -En muchos aspectos si corresponde exactamente a lo que quería, pero en el estudio suceden muchas cosas. Me gusta dejar mucho margen a la espontaneidad, a las ideas que cada músico pueda tener... De esta forma, las cosas se vuelven mucho más interesantes en el estudio. El disco es un niño pequeño cuando yo escribo las canciones y se convierte en un adulto cuando está terminado, un adulto fuerte y sano. Un idiota en un garaje ¿Pasan tantas cosas en el estudio que llegan a sorprenderle? -No es que me sorprenda, me da auténtico pánico. Tomo aire y pienso: Es imposible que esto sea mejor -Siempre ha estado muy preocupado por la calidad del sonido, ¿no puede esa preocupación afectar a cosas quizá más importantes, como el propio espíritu de la música? -Cualquier idiota puede hacer un disco en el garaje de su casa o en un estudio barato. Lo puedes hacer en una hora si quieres, pero yo no lo he hecho de esa forma. Yo quiero darle silgo más a la gente. Eso no significa que el disco no sea espontáneo, potente... Simplemente significa que he querido hacerlo lo mejor posible. A mí me encanta que el sonido sea realmente bueno. Podría haber grabado el disco en un par de horas y decir: Suena espontáneo, ¿verdad? Siempre trataré de dar el mejor sonido posible. Creo que, en el año 2000, ésa es una buena premisa. Si tú invitas a alguien a cenar a tu casa procuras prepararle una buena cena, procuras hacerlo lo mejor posible, ¿no? Pues esto es lo mismo. Yo quiero dar a la gente el mejor disco posible. La mayoría de mis discos favoritos suenan realmente mal y a pesar de eso los adoro, porque lo más importante en un disco es capturar el espíritu de las canciones y del grupo. Si un disco suena increíblemente bien, pero no tiene ese espíritu, no vale nada. Muchos de los discos que tengo están muy mal grabados, pero el espíritu de los músicos es fantástico. Sin embargo, si tengo la oportunidad de sonar bien, no tengo la menor duda de que trataré de hacerlo. Lo quiero todo. ¿Y qué sucede con el directo? ¿Considera que el so- BIIICO Y lESRI 48