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BLANCO Y NEGRO MADRID 12-03-2000 página 41
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BLANCO Y NEGRO MADRID 12-03-2000 página 41

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Mientras que la situación política y económica supone una buena imagen exterior para Taiwán, los terremotos- sobre todo el de septiembre de 1999- significan todo ío contrario. El subdirector de la División Internacional de la Oficina de Turismo, C. K. Lee, se queja de que después del famoso seísmo de septiembre muchos turistas hayan cancelado sus viajes y; aunque el turismo sólo supone el 1 por ciento del PIB de Taiwán- nos dice- las pérdidas en este sector por culpa del terremoto han ascendido a 1.100 millones de dólares Regreso del turismo internacional En Taipei es muy difícil ver hoy alguna secuela del terremoto. Demolido el famoso edificio Tung Hsing, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo a través de la CNN, las calles de esta bulliciosa ciudad en nada recuerdan la catástrofe. El turismo internacional ha vuelto al magnifico Museo Nacional de Palacio, que alberga la mayor colección del mundo de arte chino. En sus catálogos aparecen hasta 720.000 objetos, aunque en las amplias instalaciones construidas ex profeso bajo una montaña- por aquello de la seguridad- no se pueden exponer a la vez más de 15.000. Taipei no es una ciudad con demasiados atractivos históricos. Invadida por los japoneses, durante la Se- pleno rendimiento a las diez de la noche. Los mercados nocturnos de Taipei son otra de sus grandes atracciones. Frecuentados tanto por locales como por turistas, ofrecen de todo a toda clase de precios. Desde el mercado de Dinghao (ropa, joyería, calzados y recuerdos) hasta el de Kuanghua (ordenadores, fotografía, discos compactos... sin olvidar el de la calle Chungshan (ropa y complementos) o el de Tihua (medicina china) o el de Jade y Flores, hay toda ima gama de lugares atractivos tanto por su actividad comercial como por su interés humano. Los portugueses no se fijaron demasiado en Taipei. En el siglo XV la hoy flamante capital era apenas un poblado de pescadores sin demasiada importancia. Lo que atrajo a nuestros vecinos ibéricos de aquella isla para que, a pesar de tantas bellezas por ellos descubiertas a lo largo y ancho del globo, llegaran a llamarla Isla Hermosa, fueron sus paisajes y sus colores que, en gran medida, aún se conservan. Esas montañas del centro (Nantou. Alishan, lago del Sol y la Luna) de las que se han enamorado hasta los terremotos. Esas costas del sur (Parque Nacional de Kenting) perfectamente acondicionadas para las vacaciones, pero todavía muy poco visitadas. Esos pueblos de aborígenes (Taroko, Taitung. Peinan) que, manteniendo su cultura autóctona, muy diferente a la china importada del ¡jas olerrionos del 18 de marzo consolidarán gunda Guerra Mundial fue bombardeada en numerosas ocasiones, sin embargo quedan algunos muy buenos ejemplos de arquitectura religiosa tradicional. Sin duda el más importante es el templo Lungshan (literalmente, Montaña del Dragón) en pleno casco antiguo. A sus cualidades artísticas (tejados con aleros respingones. relucientes incensarios de bronce, enigmáticas estatuas de Buda... hay que añadir el extraordinario ambiente que le confieren sus visitantes. Lo mismo podemos encontrarnos a una anciana leyendo antiguos sutras, como a jóvenes quemando varillas de incienso para pedir buenas notas en los exámenes; a chicas tirando al suelo unos curiosos oráculos llamados orejas de madera para saber si encontrarán novio; a mujeres haciendo ofrendas de cerdo asado y naranjas; o a toda una asociación local de fotógrafos tomando instantáneas para participar en un concurso. La capital de Taiwán es, ante todo, un emporio comercial. Miles de letreros verticales inundan de caracteres chinos multicolores las calles, especialmente por la noche, cuando se iluminan. El comercio parece ser el fundamento de esta ciudad, y la noche el momento más apropiado para comprar de todo, desde una antigüedad de la dinastía Ching, hasta un ordenador, pasando por cualquier tipo de ropa o un collar de jade. Y es que a los taiwaneses les gusta la noche. A las diez de la mañana es muy probable que no encuentre abierta la tienda que está buscando, pero seguro que estará a la democracia en la isla continente, tratan de integrarse en la sociedad moderna con los menores traumas posibles. Esas islas periféricas, especialmente la de Kinmen (literalmente Puerta der Oro) a tiro de piedra del continente chino, hasta hace poco territorio militar vedado a los civiles y hoy floreciente polo de desarrollo turístico... Destinos todos ellos que merecen la pena de un viaje tan largo, pero del que nadie queda arrepentido. Amor al primer mordisco Si el viajero no se acerca a Taiwán cargado de prejuicios, si su mente (y su boca) están abiertas, sin duda encontrará de su gusto alguno de los cientos ¿miles? de platos que conforman un arte culinario tan antiguo como la historia de China. Dicen los franceses que la china es la segunda cocina más importante del mundo. Y lo dicen porque aseguran que antes está la suya. Polémicas aparte, ningún experto duda de que la gastronomía china es una de las más importantes y peculiares del mundo. En Taiwán, tierra de aluvión, están representadas todas las cocinas del continente, además de la propia de la isla. Si tiene oportunidad, déjese llevar por esos caminos de la soja, el gengibre, las aletas de tiburón y los nidos de golondrina. No tema que no matan y casi ni engordan. Dice un catálogo oficial que muchos extranjeros se enamoran de Taiwán al primer mordisco. Es verdad. BllICD Y NEGilQ 41

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