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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-02-2000 página 60
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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-02-2000 página 60

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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RELATO GANADOR Por Gabi Martínez Itustrcidones: Killian Marcado desde su nacimiento por un destino que hizo que su vida transcurriera por un camino de rosas, Roberto lo tenía todo menos una derrota uando Roberto empezó a manifestar su determinante deseo de nacer, sus padres se subieron al coche y entraron en una vía de circunvalación. El camión cisterna que iba dos coches por delante cambió bruscamente de carril y una moto se estrelló contra su guardabarros, el camión volvió a maniobrar de forma radical, colisionó con el arcén y quedó levemente atravesado en la calzada provocando que otro auto se estampara de frente y de inmediato se incendiara. El padre de Roberto dio varios volantazos, una furgoneta se sumó a la deflagración, volantazos, se escuchó chirriar de neumáticos, la madre gritó, ¡Dios mío, ese camión está lleno de gasolina! volantazos, dos coches más se unieron al amasijo y el auto de Roberto, volantazos, se escurrió, curiosamente, por un huequecito insignificante que quedaba entre las llamas. Su inminente papá miró por el retrovisor, su futura mamá gritó Ay, ay, dale, dale, que me baja con la cabeza echada atrás, en su iris reflejado el infierno, y mientras el vehículo se alejaba a toda velocidad el camión explotó causando un número impresionante de muertos. Cuando Roberto floró en manos de la enfermera sus padres también lo hicieron y, aunque no lo dijeron, ambos pensaron; Este niño va a tener suerte en la vida Roberto salió muy guapo, alegre, con muchos amigos y siempre aprobaba estudiando el día antes. No era muy alto pero jugaba al fútbol de maravilla y en seguida le nombraron capitán de su equipo. Aunque casi no tenía enemigos, cuando se enzarzaba en alguna pelea se movía rápido y atizaba más que encajaba, así que pronto fueron pocos los que se atrevieron a retarle. Cuando creció, las chicas adoraban conversar con él y algunas no podían resistir rozar sus dedos con la mano, como sin querer, porque es que las atraía una barbaridad. Roberto besó, tocó y folló a una amplia cantidad de adolescentes y mujeres a lo largo de su juventud y al concluir sus romances las mujeres le continuaban amando e incluso se veían de vez en cuando para tomar algo. C Los amigos iban a contarle problemas y él, aunque no los acabara de comprender, les escuchaba con tanta atención que los otros se tranquilizaban. A veces, Roberto proponía una solución de una forma muy discreta, como si hablara consigo mismo, luego desviaba la conversación para que el otro no pensara que intentaba manejarle la vida y lo hacia con tanta habilidad que sus amigos absorbían la idea y a veces hasta la desarrollaban sin pensar siquiera que se la había dado él. No des consejos le aconsejaba su abuelo, que era un tipo evidentemente paradójico y se había quedado tuerto en la guerra. Quizá por eso, el abuelo también solía repetir: Nunca estamos completos Eso decía. Nunca estamos completos Y entonces se levantaba el parche y enseñaba el vacío para después acabar diciendo: De todas formas, yo te daré un consejo. El único cierto. Vigfla las preguntas. Las hay malísimas. No te hagas más preguntas de la cuenta o sucumbirás Roberto llegó a conoció CaC uandouna chicaenmorenalayuniversidadque algunaayvez rola, dulce a la había imaginado sueños, así que la desvirgó se prometieron amor eterno. Mientras estudiaba Bellas Artes comenzó a pintar cuadros extraordinariamente luminosos y angulados de una forma tan peculiar y Uamativa que fascinaron a un marchante. El apeUido de Roberto salió en los periódicos, sus cuadros se colgaron en galerías prestigiosas y antes de acabar los estudios, entre los beneficios de las exposiciones y la quiniela que le tocó, se compró un piso con Carola y se casó. Roberto era, en fin, un tipo con aura, de ésos que no caen mal a casi nadie, ni siquiera despierta envidias terribles, discreto en su fama, trabajador y amante de los suyos. A veces se acostaba con alguna mujer singularmente seductora que entendía y respetaba su condición de esposo, a veces bebía unas copas de más, a veces mentía un pelín, pero nunca nada perturbaba el curso óptimo de su vida, lo que podía observarse en todas las facetas cotidianas, desde aquellos cuadros insólitamente deslumbrantes de color hasta en su sonrisa contagiosa.

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