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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-02-2000 página 10
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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-02-2000 página 10

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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A N IMALES DE C O M P A Ñ Í A ClNDY MARGOLIS lo Bufíallo Bill, completan la estampa de esta californiana cuyo principal mérito artístico consiste en haber participado como actriz terciaria o cuaternaria en un par de bodrios destinados al mercado del vídeo. Como ella misma nos confiesa en su página web, con ese desparpajo risueño de los muy horteras, sus aficiones predilectas son la natación, el voley- playa, el esquí acuático y el patinaje sobre ruedas en bikini (la precisión indumentaria resulta enternecedora) Cindy Margolis, que acaba de grabar un vídeo bastante calentorro en las playas de Miami. en el que retoza sobre la arena y se remoja las prótesis de silicona entre las olitas, se ha hecho multiralllonaria con su negocio de venta on Une de calendarios, postales, pósteros y demás receptáculos gráficos de sus exuberancias. Margolis se en reina Indisputada los ínterC indyque le rinden hadeerigidopleinautas, tributo y tesía con visitas incesantes a su página web, donde ella los saluda, entre procacidades y signos de exclamación, con un pizpireto buddies (que traduciremos por pimpoUitos mejor que por el ofensivo capulletes Fuera de Internet, Cindy Margolis apenas existe, pero es precisamente su condición de ente irreal, de macizorra virtual, lo que la convierte en emblema de ese otro mundo submarino y paralelo llamado Internet, que aspira a engullir el mundo real. Cindy Margolis es la aguerrida pionera de este asedio incipiente a la realidad; el día que ese asedio concluya, desaparecerán la vecinita del quinto, la cajera del supermercado, la novia que nos dejamos en el pueblo: todas ellas se fundirán en la argamasa mamaria de una zorrita de telefilme que nos lanza un guiño desde la pantalla del ordenador I Por Juan Manuel de Prcula I nternet aspira a convertirse en una especie de paraiso para paraliticos o al menos para sedentarios recalcitrantes. Tiendas virtuales, ediciones electrónicas de los principales periódicos del mundo, chats que reproducen el esquema de una cita a ciegas y así hasta el infinito, en una incesante panoplia de ofertas que nos permiten consumir a destajo, cultivarnos, entablar amistades espectrales y refocilarnos en el fango sin necesidad de mover el culo. Tratándose Internet de un simulacro de mundo que aspira a suplantar al mundo real, o a sobreponer sus embelecos a las percepciones sensoriales que nos proporciona la realidad, no debe extrañarnos que también aspire a colmar nuestras necesidades venéreas o concupiscentes. Para los devotos de la contemplación de turgencias, Internet dispone de un inacabable repertorio de archivos gráficos donde las señoritas más anheladas del mundo posan ensayando retozos deportivos o lúbricos. ¿Adivinan quién fue la mujer más frecuentada del ciberespacio durante el extinto 1999? No fue Pamela Anderson, esa ninfa neumática cuyo nombre aparece mencionado más que cualquier otro en la Red; tampoco Leticia Casta, ni Claudia Schiffer, ni Julia Roberts. ni siquiera Ana Botella; la mujer más requerida por los usuarios de Internet se llama Cindy Margolis, y su celebridad no excede las fronteras del mundo virtual, aunque durante los últimos meses haya iniciado tímidas aproximaciones televisivas, para dejar constancia de su existencia física. página oficial de Cindy MarLagolis recibió durantetrespasado el año más de cincuenta y millones de visitas. Su aparición en Internet se remonta a 1995 y, desde entonces, por cuatro veces consecutivas, la revista Yahoo la ha nombrado Reina de Internet mientras el Libro Guinness de los Récords, ese catastro de trivialidades patidifusas, la proclama en su edición más reciente The Most Downloaded Woman in the World Lo más estupefaciente del asunto es que Cindy Margolis no gozaba de una celebridad previa como actriz, maniquí o putita de lujo que justificase este frenesí entre la comunidad internauta. La chica se las apañó para confeccionarse una página web cuando Internet aún era un cacharro indescifrable para el común de los mortales, aprovechando el tirón de sus fugaces intervenciones como azafata en un concurso televisivo estadounidense, en el que aparecía enseñando muslamen y lanzando a la cámara sonrisitas dentífricas. Como quizá ya se imaginen mis tres o cuatro lectoras supervivientes y devotas. Cindy Margolis tiene ese aire de ingenuidad despampanante (si el oxímoron resulta admisible) que tanto encandila a los americanos, un aire como de zorrita de telefllme que hubiese medrado gracias a sus aportaciones horizontales. Un cabello rubio y estridente, un lastre mamario nada discreto, un vientre ingrávido esculpido en el gimnasio y un mal gusto en el atuendo que incluye sostenes y bragas con flecos, a BUHGO T REGim 10

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