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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-02-2000 página 40
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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-02-2000 página 40

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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urtido por ochenta y siete años de recuerempieza desde abajo. Era un señorito torero que se dos, recogido con ellos en Llanes (Astuatrevió a vestirse de luces. Otros, como Tomás Mururias) Alfredo Corrochano se afana en ilusbe, Julián Cañedo o Agüero de Santander no lo hicietrar a este profano ayuno en cultura tauriron, aún siendo muy buenos. na. Pertenezco a una generación de tore- Don Alfonso XIII contribuyó a su lanzamiento como ros que comienza con Marcial Lalanda y termina con novillero. Victoriano de la Serna, la edad de plata del toreo. Tu- Sí. Verá, en el año 28, se organizó en Madrid una covimos la gran suerte de poder competir con la edad de rrida a favor de la futura Ciudad Universitaria. Flooro: Rafael El Gallo, Juan Belmonte e Ignacio Sánchez restán Aguilar, médico del Rey, vino a ver a mi padre Mejias Ojala, hablando hoy conmigo, sienta una con un recado: Su Majestad quiere que Alfredito toemoción parecida a la que acongojó a su padre, don ree en el festival dijo. Fíjese, yo, sin saberlo, ya era Gregorio, cuando vio por vez primera el nombre de su popular. Pero no es más que un niño, no está prepahijo en letras de molde, en el año 1931... En los lugarado. Hágaselo entender, por favor alegó mi padre. res acostumbrados se fija lui cartel de toros. El cartel Así lo hizo, pero a los veinte minutos suena el teléfoque tanto temia. Lo he visto casi sin mirarlo, con un no: Su Majestad insiste en que Alfredito toree trocito de mirada escribía un padre asustado para Pues dígale usted que si él quiere, Alfredito torea limar las aristas de su Rejonearon Belmonte vocación Literatura y El Algabeño; Cagancon escaso efecto en un cho y Valencia II matacrío que con trece años ron dos toros. Luego se sentía fluir por sus vesacaron cuatro becenas esa fuerza espirirros para los estudiantual irrevocable cuantes. Yo representaba al do mataba novillos en Bachillerato. Eso era Pinomontano, finca de lo que más ilusión le Ignacio Sánchez Mehacía al Rey; que había jias, amigo y maestro. representantes hasta El mismo lugar donde de los colegios. Corté aquel andaluz tan clados orejas y salí a homro, tan rico de aventubros. Por eso yo siemra como lo lloró Lorca pre bromeo con que co con palabras que gimencé a torear por Demen reunió tras el en- Alfredo Corrochano está psrribiendo sus memorias, que hablan de su creto Real. Don Torcuentro de 1927 en el amistad con Lorca o con Sánchez Mejias. La sangre literaria le viene de cuato Luca de Tena se Ateneo de Sevilla a Ra- ¡iu padre, Gregorio Corrochano, quien le hizo su primera entrevista declaró padrino mío y fael Alberti, Jorge Guime regaló mi primer llen, Gerardo Diego y Dámaso Alonso para un recital capote de paseo. ¡Por Decreto Real y Luca de Tena mi de poesía. Éste último, según cuenta Alberti en La arpadrino! Debuté en Madrid como novillero en 1931. boleda perdida maravilló al personal recitando de Fueron cinco novilladas seguidas. En la segunda, abrí memoria los mil noventa y un versos de la Primera la Puerta Grande y, cuando la atravesaba, alguien me Soledad de Góngora. dio un bastonazo en la cabeza. ¡Salí chorreando sangre! No me importó. Porque aquello engrandeció mi triunfo. Por decreto Real Alfredo Corrochano se abría paso tarde a tarde, con En la única entrevista que Gregorio Corrochano hiuna izquierda milagrosa. Y con cada hazaña enterrazo a su hijo, el 29 de enero de 1929, preguntaba por las ba un poco más los agravios que por su apellido había razones que le impulsaban hacia la cultura de la de oír. A Gregorio Corrochano le ha salido un hijo izmuerte: quierdista titulaba una de sus crónicas Retana, de- ¿Y por qué quieres ser torero? El Liberal de Bilbao, en alusión a la memorable- Porque sí, no sabría explicártelo. ¿Por qué eres tú faena que con la otra mano el diestro cuajó en la escritor? ciudad vasca, donde cortó cuatro orejas. -Porque si, no lo sé. -Tomé la alternativa el 28 de febrero de 1932, con- Encontré algunos obstáculos por ser hijo de quien Marcial Lalanda y Domingo Ortega, en la Plaza de era, -explica ahora Aldredo Corrochano- pero enseCastellón. Eran tiempos de grandes toreros y uno teguida los vencí. A mí me llamaban el torero carca nía que hacerse un hueco a codazos. Había mucha Cuando estaba mal, me pitaban más que a nadie, pero competencia, pero nunca envidias. Yo, cuando toreaba cuando lo hacía bien, me aplaudían el que más. Luché con Belmonte, siempre lo hacía bien porque pensaba: mucho y rompí con el tópico del torero humilde, que A mí un torero con cuarenta y dos años no me gana DUNGO Y NEGRO 40 C

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