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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-02-2000 página 24
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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-02-2000 página 24

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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o susurra, como hace habitualmente cuando interpreta; y no es porque el catarro que padece le haya cambiado la voz. Najwa Nimri habla claro y alto, y eso le desagrada. Si me escucho con atención- cuenta- el tono me parece horroroso, asi que, durante un rodaje, siempre intento que mi voz me resulte bonita. Me encanta cuando la transformo, lo que no quiere decir que sea lo más adecuado para el personaje... Ya ve, lo que a mi me gusta no siempre es lo más conveniente ¿Desde cuándo hace experimentos con su voz? -Desde muy pequeña. Era una enana cuando agarré por primera vez una grabadora y empecé a registrar lo primero que se me ocurría. La batalla que libra con su manera de hablar es sólo una anécdota, pero da una pista certera sobre la personalidad de esta actriz atipica y turbadora. Mientras ahoga la tos con manzanilla y miel durante una tarde gélida, explica que ella vive del cine sólo por amor. Resulta inevitable pensar que Asfalto su octava película, tal vez sea el acto de amor que le devuelve su marido, Daniel Calparsoro, quien ya la dirigió en Salto al vacío Pasajes y A ciegas y que Lucia, la protagonista, resulte un brillante apunte de quien, hasta no hace mucho, fue esta mujer con ojos de pájaro y nombre difícilmente pronunciable (su padre es jordano) hedonista y generosa; misteriosa y apasionada; avispadilla, aunque con pésima suerte. -No me importa verme en las películas de Dani- explica- Hay momentos en que me gusto mucho y, en otros momentos, no hago más que fijarme en la oreja, en la nariz o en el pelo. -No me diga que sólo observa su aspecto... -No sé si a mis colegas les sucede lo mismo, pero yo. más que contemplar mi interpretación de una manera intelectual, me centro en el físico. A veces me pregunto: ¿Cómo te atreves a salir con esa pinta? Al final, sin embargo, siempre me perdono. ¿También se ha perdonado viéndose en la piel de Lucía? -Si. Hasta hace un año me parecía mucho a ella, era menos reflexiva y mucho más impulsiva. Sobre todo, vivía el momento lo mejor posible. Además, Lucía ha supuesto un gran reto interpretativo a nivel N -Si tan cercana se siente a Lucía, ¿no le intimidó encarnarla? -Al principio sí, pero Dani me decía que sólo me preocupara de ponerme bien la coleta, de estar chula, de manejarme con los tacones, de ponerme un shorí... No crea, eso también me daba pudor. Sexo en el plato -Y las escenas de sexo, ¿no le violentaron? -Logré superar el miedo a eso. Además, Daniel nos dio permiso a los tres para sentirnos libres, atractivos, sensuales... De otro modo, nadie se creería que nos estábamos gustando. ¿Pero cómo consigue desprenderse de ese miedo? -Hay que saber besar muy bien, y que te besen igual. ¿Eso basta para que no le dé vergüenza? -Eso, y mucha técnica. -Hay actores a los que les horrorizan los besos precisamente por culpa de la técnica, porque les resulta un acto frío y automático. -Yo creo que la técnica es importante. Sé de actores que besan en el papo y les sale increíblemente bien. ¡Parece que están dando un beso apasionado! Yo prefiero dar un buen beso en la boca y recibir otro igual. Cuando alguien besa bien, es estupendo. Y si al actor le huele el aliento, la técnica resulta muy útil. Así, el espectador ni se entera de tu mal trago. -Recrear una escena de sexo no es lo mismo que un simple beso... -Es cierto, y yo prefiero el erotismo. No me gusta el sexo explícito. En Asfalto cuando nos metemos los tres protagonistas en la cama, transmitimos todo el morbazo: nos tocamos y nos besamos, pero no llegamos más lejos, porque no hace falta. No creo que el sexo y los desnudos explícitos sean necesarios. A mi me da igual que la gente se quite la ropa en la pantalla y se la vea tal cual, como si vas a una playa nudista y estás tan a gusto; pero eso le quita la gracia. Yo prefiero jugar con la verdad. ¿Y se lo pasa bien? -Es que precisamente eso, pasármelo bien, es lo que busco. No crea que le doy demasiadas vueltas al Durante el rodaje, estaría dispuesta a cobrar menos con tal di corporal. Tenía muchas ganas de soltar el cuerpo, de enseñar los brazos y las piernas, y no tener miedo de ello. Ha sido como una clase intensiva de atletismo. Hasta llegar a Asfalto siempre había hecho personajes psicológicamente atormentados, que no me permitían conectar totalmente la cabeza con el cuerpo. Y con Lucía lo he logrado: es una tipa sexy, enamorada de la vida y de dos tíos a la vez (Gustavo Salmerón y Juan Diego Botto) Trafica con drogas, aunque no consume. Es capaz de salir cada día a la calle perfectamente maquillada y con la coleta impecable. Es una ilegal que va de legal. Es atipica. ¿Cree en esas historias de amor a tres bandas? -Sí, aunque nunca se prolongan en el tiempo, porque, al final, hay que elegir Eso de no tener preocupaciones, prejuicios morales o quebraderos de cabeza, te dura dos días. coco a la hora de resultar creíble o no. Nunca pienso en los resultados, nunca intelectualizo mí interpretación. A mí me gusta disfrutar del momento. Eso, durante el rodaje, es vital. Lo que pasa es que, luego, no disfruto tanto con las cosas que se montan alrededor de ima película. Ya sabe: Blah, blah, blah... y todos los rollos que no son de tu comeptencia. ¿Qué es lo que más echa de menos cuando trabaja? -Tener una caravana sólo para mi. Estaría dispuesta a cobrar menos con tal de tener un espacio privado. Prefiero no mirar y que no me miren. -Tal vez no se dé cuenta, pero, cuando dice que se mueve por disfrute, desmitifica algo su profesión. -En esto de las mitificaciones hay que distinguir. Por un lado, me parece bonito que hoy se hable de mitos, de musas y de estrellas del cine, porque considero que el actor ha perdido el misterio; hoy, vamos a com- BLilCD Y HEGRO 24

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