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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-01-2000 página 43
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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-01-2000 página 43

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ciones. Amadrinado profesionalmente por la Niña de los Peines con apenas catorce años, Manolo Sanlúcar comenzó acompañando a los más grandes del cante, desde Caracol y Pepe Marchena a La Paquera, y pronto empezó a brillar con luz propia revelándose como compositor con su obra Mundo y formas de la guitarra flamenca y posteriormente como concertista. Las fronteras se abrieron para este artista de par en par, recibiendo a partir de entonces el reconocimiento del público en los cinco continentes, y los premios nacionales e internacionales se sucedieron en una escalada de éxitos vertiginosa y fulgurante. No le doy tanta importancia a los premios ni los luzco en una vitrina: el mundial de guitarra que me dieron en el Festival de Campione, en Italia, está en el cuarto de la lavadora y la plancha, y mi mujer lo usa para guardar los alfileres de la ropa. Fue el único que gané en un concurso en el que participaban representantes de dieciocho países. A mí me dio una sensación tremenda cuando se puso a mi lado un chileno que se llevó el segundo premio. Yo no sabía qué decirle a ese muchacho, que me aplaudía cuando me estaban dando la copa. Por eso. prefiero los premios por votación popular en los que no hay competencia y en los que nadie pierde para que otro gane Para Manolo Sanlúcar hay otros trofeos más importantes que son fruto del afecto y el cariño del público. Entre ellos, conserva con especial afecto una bufanda que una japonesa tardó más de un año en tejerle y en la que, al trasluz, se lee el nombre de este artista grabado en letras góticas. La guitarra flamenca- asegura el compositor- debería estar a ¡a altura de la clásica, por lo menos, ha esencia del flamenco es la profundidad, no el colorido; añade La recreación El mejor premio es el cariño del público, que es el que me vitaliza y el que me hace superar mi timidez. Yo odio el escenario, no puedo soportarlo. Resulta horrible que a las diez de la noche, cuando es la hora de los conciertos, te pongas en un escenario a hacer tus gracias o habilidades ante un público que ha tenido que alterar su hora de la cena, que ha dejado a los niños con alguien para poder verte y que por eso se merece todo el respeto del mundo. Pienso entonces que el proceso no funciona, que sería mejor que fuera en tu casa, rodeado de amigos. Yo me siento en un concierto hecho polvo, pero luego, cuando escucho ese silencio tan especial que se crea en la sala, me crezco y alcanzo un estado emocional muy superior que nunca podría encontrar en tu casa: es la recreación de la obra Dentro de los inumerables conciertos que Manolo Sanlúcar ha ofrecido en todo el mundo, ha habido algunos claves que han marcado la personalidad y la vida de este artista. Uno de ellos fue el que le consagró ante el gran público cuando debutó en el Teatro Real, de Madrid. No me esperé nunca aquello: había tanta gente, que tuvieron que colocar sillas en el escenario y el público tenía que escuchar el concierto dándole yo la espalda. La situación me aterró. Empecé el concierto y al minuto de estar tocando me levanté un poco del asiento para irme. Estaba tan asustado que quería huir, pero en ese momento me dije a mí mismo que si me levantaba no me sentaría más en mi vida. Fue un concierto decisivo, tanto que tuve que repetirlo Otra gran experiencia la vivió el compositor sanluqueño en Nueva York donde iba a interpretar su obra Tauromagia y se encontró la sorpresa nada grata de que una manifestación le aguardaba con pancartas contra el toreo delante de las puertas del teatro. El teatro estaba lleno y temí que fueran a reventarme el concierto. Entonces pensé: ¿Pero esa gente va a poder más que yo? nada de eso. Puse la guitarra boca abajo y le expliqué al público que en España estábamos defendiéndonos de la cultura que querían imponernos desde fuera. Recibí una gran ovación y di uno de los mejores conciertos de mi vida Esa personalidad tan fuerte y su capacidad para reaccionar de forma poco comedida es, sin embargo, lo que le ha granjeado en algunos momentos de su vida profesional la fama de hombre difícil. Las críticas iVo voy a sacrificar mi vida profesional por dinero ni por nuevos reconocimientos. A lo que aspiro es a superarme en mi trabajo iimiuim 43

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