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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-01-2000 página 10
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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-01-2000 página 10

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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A N IMALES DE COMPAÑÍA PLEGARIAS VIRTUALES Por Juan Manuel de Frada A nadie se le escapa ya que Internet, ese libro de arena nacido con la pretensión de asomarse al mundo, se ha convertido para muchos usuarios en una trinchera frente al mundo y en una placentera anestesia. Frente a los azares, riesgos e inquietudes que nos propone la vida, se erige ese simulacro de vida que nos llega a través del ordenador, sometido a implacables normas aritméticas que nunca fallan. Son cada vez más las personas que. por comodidad o cobardía, delegan en su conexión a Internet esas aventuras de resultado incierto que la cotidianidad nos ofrece; son cada vez más quienes prefieren vivir de forma vicaria, enchufados a un aparato que les proporciona mansamente aquellas necesidades que la vida proporciona con gran esfuerzo. Asi se explica, por ejemplo, el auge de esa modalidad distante del diálogo para besugos denominada chat; las amistades banales que nos procura Internet nada tienen que ver, desde luego, con la verdadera amistad, pero el número de personas adictas a esta versión aséptica y tontorrona del intercambio de efusiones es creciente y ya probablemente imparable. Incluso se ha empezado a registrar el fenómeno del adulterio virtual una rara desviación de la Ubidinosidad que antepone el trato necesariamente masturbatorio con alguien alejadísimo de nuestra órbita vital sobre el trato cálido y carnal con la persona que nos completa y habita. ajo este auge Bserviciosbajo eldel adulterio virtual y infinito despliegue de pornográficos que nos ofrece Internet (donde es posible, incluso, adquirir ropa interior usada de nebulosas y risueñas señoritas trasatlánticas) parece palpitar, como música de fondo, un enfermizo miedo a la carne, que es la materia en la que cristaliza la vida. Internet propicia la conexión entre quienes han dimitido de la vida, por considerarla un trámi- te demasiado enojoso o insalvable. Más disparatada o improba resulta todavía la aspiración de una página de Internet que he conocido gracias a una gacetilla firmada por Jorge A. Báñales, que pretende abreviar los trámites que rigen las relaciones entre el hombre y la divinidad. Dicha página (cuya dirección facilitaré, para estupor y regocijo de las tres o cuatro lectoras que aún me soportan: www. prayerwheel. com) ofrece al usuario la posibilidad de delegar el rezo de plegarias a cambio de cantidades no muy onerosas (nueve dólares y 95 centavos bastan para encargar quinientas o mil plegarias que serán rezadas a lo largo de treinta dias La novedad del asunto no reside tanto en la profesionalización de las intercesiones (que, a fin de cuentas, siempre ha existido, aunque casi nunca sujeta a tarifas fijas, sino a la voluntad del peticionario) ni siquiera en que esa intercesión se ofrezca a través de la red virtual (a poco que rastreemos los vericuetos de Internet, nos tropezaríamos con cientos o railes de monasterios apócrifos y anacoretas virtuales que se ofrecen a actuar de intermedia- rios ante Dios, exponiéndoles nuestras cuitas) la novedad estupefaciente es que los responsables de Prayerwheel anuncian que las plegarias serán pronunciadas... por computadoras. os de este rocambolesco invento no garantizan su clienteL queartíficesescuche las aplegarias o la Dios conceda lo que en ellas se pida aunque no se privan de exponer algunos casos en que las preces de los usuarios resultaron atendidas, desde curaciones por arte de birlibirloque de paralíticos y agonizantes hasta la obtención de un premio Emmy por parte de una actriz televisiva que había sido nominada estérilmente en dieciséis ocasiones. La página web de Prayerwheel está presidida por una ruleta iluminada por los colores del arco iris, donde figuran los nombres de las religiones más extendidas: hinduismo, budismo, cristianismo (con secciones especializadas para católicos, protestantes y ortodoxos) etcétera. A este menú o ensalada religiosa se corresponden oraciones diversas (los cristianos pueden elegir entre el Padrenuestro, el Avemaria y el Gloria, una selección más bien tópica y desganada) que los computadores de Prayerwheel se comprometen a recitar en diversos idiomas, entre los que se incluye- faltaría más- el ecuménico español. El pago de las tarifas establecidas se efectúa a través de tarjeta de crédito, como mandan los cánones de la transacción virtual, y el solicitante recibe a cambio por correo electrónico un comprobante donde se constata que los ordenadores orantes han desempeñado su cometido. ya no se limita a suplantar nuestras relaciones humanas, tamI nternetsustituye en nuestras aproxibién nos maciones a la divinidad. ¿Qué nos queda, después de tanta usurpación? Quizá tan sólo vegetar resignadamente, enganchados a la luz insomne de nuestro ordenador. I BUNGQ Y NEGRO 10

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