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BLANCO Y NEGRO MADRID 25-02-1996 página 6
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BLANCO Y NEGRO MADRID 25-02-1996 página 6

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Cine dingida por D a Rncfier, que eaá alcanzando gon estlmactón y éxto. to te faltan méritos, y su díECtor revela destreza txxx) cctfnúri, m stria y una decidda vocft ón de onginartíad. Sm embargo, se ma ocunen algunas üüóas, strech nente ligadas a siJsvabfEs. Es una peteula poBciaca, en el sentido cte que los pro 1 agcn ¿stas sen dos tx icias, LJI valerano tejiente negro y un jcp- v- en recién negado a la c i u d casado hace pcxxj feíTipo (Brad Pilt V Morgan Freeman: la muier es la simpática Gw neth Paitro. v) Tienen que Investigar- una seng de y fiícirafios crúnenes, acornpafiados de fotograTtas y, cada ura de etoSn el norvújfe de LBI pecado capilal majcado con sangra. Se i Euoed pendo, eniie H horror y el estupcí de toctos, V se teme Que Ifeguen a s ¡eie. Hay referencfes ixüras a lívos en que hay refefendos a los pecados capitaíes: pof sufxies o la Bt pero tamtíén la Divina Comediaí, el Paraíso peidido de MüTcxi, bs- Cuentos de Canieitury- de Chaucer, y hasla las o ¿as de Salto Tomás de Aqiino. B poToa joven y su mujer se han Instalado en un pso saoxítdo cada poco tiempo por bs Irenes s Por JULIÁN MARÍAS DE lA REAL ACADB IA ESPAÑOLA ALARDES q j e oasan y lo agitan despiadadamente, con gran estiuerxlo, Pero no es I único ruido: a lo largo de toda la pefcula, otros rnuy divíísos y no siempre e pfcados asaltan al espectador, Y por si fuera peco, la musca suena casi incesaiíemente, en las situacáoT s que menos lo ¡osülic cuando se convierte en un estortx) para la visión, la comprensa del diátogo y hasta el sentido de lo que está pasando. Aiiádose a esto algo que parece estar ponife dose de rrxxla, no es la primea vez que b sj iertmento; la afición a la osoíidad. Casi todas las escenas, en ínteilores y hasta en extencfes, tieren Irexpdcable escasez Oa luz, ¿Se ha pensado que esto ajmenla el rrusterb? Sin tantos afardes Técnicos y ijmentaies, -Seven podría haber sido ura película inlsfesante, draiTálica, llena de tensión, Ho le Éatan estas cualidades, pero están amenazadas por su píopb exceso, por el aién de acijnLfer truculencia, pej ersi ¿in, erudidün y ap ec amtenlo de todos los recuTHs de que el cine dispone. El gén ií potoaco, c- n la novela o en el c ¡ne, llena t n carScter eserx la Inteligerv La Indagación de los crímenes la hace ÍLffcionar por parte de los investigadcí SH que luchan con la del asesino éste es demasiado obtuso, la historia piefde hterés- Pero no sólo esto: el l tcr o espectador se incorpora a la indagacton. es en derto modo un- colaborador Esto quere decir QijG su inteTigencia déte fi. ricionar tanbién, y- ha que pE mitírseíOv En iSeven el aiído, ia música excesiva e inoporlura y la OEcmidad b esTortian. a proceso de investigación y escla- ecrnienlo qije los dos potctas practican con talento Que l3 íi perturtiados por lo que se p dna üamar a án de lucimiento del d ecior. La acción es trepidante. cámara ensa- j- a sai cesar nov ades, audacias, eKpeiimenTos, sorpresas; ledo eso, envuelto en sonoridad y OECuTidad. Hay demasadas esceras iluminadas sólo con linternas; en las Q. deferían ser- nOímaieS H la kiz diurna es precaia, y dan la im xesión de que se ahorra anormaimenls la Juz eiécüica. Se Trata sin dLda de propósitos estéticos o de estilo Pero ¿son acertados? Hay que justilicar to que se hscs. y creo que van contra la sustarida policiaca de la historia. Siento temor anta lo qoe se llama una EeTfj: idea- En este caso, la de un asesino- mmiático, derrentokie, íanáfco, que se cree una esí cie de justiciero- que se accge a la rxx: k 5 n de los s eTe pecados capitales y los ejempíifca con supuestos ojlpabfes de eibs y una sanoón lo más irucufenta poslfe de su maldad. Es algo sugestMj y pfcíneledor, pero pjede convertirse en una TentaciCaí, S director, el guionista, y a úHima hora ba espaciadores, pueden resultar vétimas de una fascinacicn semejante a la del asesino, a una especa de pie forjado que de mboca en un esquema rígido, con mengua de la espontar clad. Paradqicariiísite, esto cfisrrúnuyB la scup esa. tan esenciaJ on el gónero policiaco. pera que debe sah ar semipre la veíoamíilud. En Seven- la aparición del verdadero asesino feva ccnsigo, si no me ecpjlvoco, un elemento de decepc ¡án. De i n lado, las escenas que fevan al desenlace son ccmpffcadas. aríficbsas, planead ynas, con Qsoóri de recursos técnicos; por otra parte, desde punto de vista hunano. es decir, dramát co, no se puede evitar La impresión de que es- poca cosa Seven- no esrá lejos de ser ufvi excelente pelScula: para serb, te falta sencillez. IrescLia; si se prefiece. rrcdestia. 6

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