BLANCO Y NEGRO MADRID 23-04-1995 página 12
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página12
- Fecha de publicación23/04/1995
- ID0005289278
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Cine Por JULIÁN MARlAS E N la vicia hay QiíS corrta con las decepocnes, qua son inevitables, pefo no deben desanimar ni embolar el emjsiasmo, Natualmeníe, depende de s j gravedad y su Irecuercia, A rtingún espa ii e le ocüla qije en la vida púbüca es mos superando el ojpo, no va ds b admEsibie, sino de lo sop; x 1 aDí 9 F ro aquí habkJ del cine, parcela reduoda, acjxwe no dasdeiütíen de nuesíra reaSdad. En los últimos Tiempos, las deceprxtfies retesan el Emite da 3o que podrá auioizase, de b que la sensiWJdad pueda absorber srn grave c isCíariTo En la televisión que representa la ma -or dosis de che contemplado, á se e cer: íúa el antiguo- la decepción es c constante, -feB: e pocos (las t u que spaga sJ le 3 evi- ax a bs pccts trénutos para Ttar la depfe ¿6 n con que me amenazaba una peüoia reciente. hOlmai de Cíjyo director ro me acuerdo- ni lo deseo 4o sólo en la pantaHa pequefte y dcanéstica Acabo de ver, con alguna esperanza, uia peTacula titulada- The Irrioceni: S ¡rócente Su director es John Schte er, a i o r de algunas esiim ies. Entre sus adoras está Anthony Hcol ¡ns. a Qj- en debemos atguras actuacicíies espléndidas. Tarnt ién ísabeíia RoEseflini y Campbefl Scotl. Es una historia de espiónale ÍAñEALACAmAiAESPAÑOlA UNA DECEPCIÓN MÁS telefónico, muy técnico- el detaJJe queda fuera del alcar CQ del c- speooJcr. lo QÜG deja j íxeco en el interés- La acdón, en el Berlín ccupacTo, con la vigfanda soviética y la dificultad yriesgode tránsito entre las dos zonas de la ciudad. Hay uria f toda aínorosa. combinada con el esptonajo, aígún Cfimeíi relativamente indeperKJier te y el elemento pofciaco que sude asegurar que UTa peTcufa sea divenida. B hócente rx) b K. Gran parte de ana está ocupada por reiíwyies más o menos festivas, buiííiiosas, ixjidosas. Otra paite coTiskierat ie transcurro en tíñeles oscuros, desde tos cuales se orgariza i n espicriaie de las Ineas telefónicas scMétlcas. La i n t r es de gran ccfíiuskim, que desdce de la txjena tradidér M cir poToaco. Azoón cecon end ia en Steratua el- detalle sijgestjvo donde más se J B este oíriseio, aurque pareíca e; tia; es en la novela pdiciaca y on las pelfcUas cte este gáíiero. El arte de eCas ccjisiste muy pfVidpaimente en la selecciún de i r o s pocos detalles que píenden la atenoún dd ieclor o def especladcf y que resurtan sigrtfcatry os y aseguran la ccmprereión de la hstotia, con sorpresas que teneo fnaJ su recompensa En- B ¡recente- suce: le aprodíredamente lo conOaio, Hay Lí acumuladón de det íes que resultan incpemntes, que no vfenen a cuentOj que distraen- en d mal sentido de la palabra- y acaban por aburrir. Q personaje prirxípal es el eaicanado por Campteii Scott, qje aparece sempre despst do y vacilante, htey una con dos rralat -resuttedo de m ep scdb tan trucü to cono poco dranático- de un absu Jo tai esmaraío que hace didar de la agudeza del pefsonaie- y por tanto del guionista o del director, o de snbos. Lo rT grave es que las positiiitaades de los adores se pierden. Anthorv f- bpEsins parece to que rxmca se ru sra esperado: gns. Cuesta traba D cre que es aclcr de 0 a 0 er cio ds los ccfderos o- Lo que qt da del dia para mostrar la dK- otSKlad do sus posíbindades. Isabeiia RosselSni parece la sombra desvakJa de su rr. adre y ccsno no te falta algún parecido con Ir nd Bergman. la comparación es inevitable. La hssiofia amorosa- desde su inbb hasta el dese (ila: e final, en yj ep 3o go nada cctfT ncenie, es de ura arbtra dad y falta de evidencia que deslru en toda emoción. La desori- deJ simpático Scott es tal que i u f e oricJ toma to en serio. Hay otros person es enteramente artifciaíes y en hueco, corTx Ot 1o el marido de Klaria; o ei irro barbado que aparece una vez y otra y se desvar ece antes de suscitar el mpenor interés. En la pelfcUa íitor Aínen personajes Rieses, amerbarxra, aíefnanes, rusos. Sa o algunas caracterizaciones convencionates, nada se encuentra en eBos que responda a vaiedades significativas- la nadorHÍbad de bs actores tampoco se conesponde coi la de bs persoTiajss. b quo ro ariportaria si los ccntenJdos fueran visíWes y con sentído cbenetográfico. Baa psl- cda podría haber sido aceptare e incluso bjena: ha depuesto de bs recuses sufFci les, Pero ha faltado ¡maglnacíCíi, sentido critico. r OTn esfuerzo de pensamiento. La decepción no era en principio inevitable, pero rx se ha evitado. En eso conssíe b que podríamos íama cdpabíibad cln riatcgráfica. de la que bs ejempbs sen, pordesgacia tan frecuentes. 12