BLANCO Y NEGRO MADRID 30-05-1993 página 10

Cine E s atoítunada te Itíea central de la palkxjla Love Fidd (en Espaiia. Po enoma dS lijch) dirigKla por JonatFiari Kisplan. Lo s Fi d ea el nombie del aeropuerto do Dai: a 3 cuando en 1963, va a hacer fjronio Treinía años, fue asesinado el presidente Kenrtedy poco despijés de llegar a él djf ila su viSíSa a la ciudad. Este acontec? niento conmo profundamente a los Estados Unidos, y poco manos al resto del mindo. Recuerdo muy bieri cQíno recil: i la noticia, mi reacción de consternación, repulstón y preocupación por eC futuro, P. or JULIÁN MARÍAS DE lA REAL ACADEMIA ESPmtA VIDA PRIVADA toma et Greytiound, el autobús que caiza los Estados Unidos en íodas direcciofKs, y emprende largo víale. En el autobús viaja un homt re negro, apuesto y de nobles facciones, con urs nífta de grandes o ¡cs curK SOS, que apañas habla. Lurene enlabia conversación con effos, mo ida por sij inconienbie facundia y su simpatía. Un incidente da tráfico complica las cosas. Interviene la Poüda, le preguntan al viajero negro qué ha visto det accidente, hay cierta confusión respecto a su nombre Paul Johnson ha dicfw primero, Resufta luego Paul Caler) no queda daro si es padre da la nula o no, se sospecha que la haya secuestrado, y todo empieza a enredarse. Paul Caler es Dennis Haysben, exceTente actor. Las noticias que van dando la radio o la televisión sobre los acontecimientos pútílcos se entrelazan con el drama pnvado que afecta a estas personas sociaFmente oscu as, casi insignificantes Las complicaciones se multiplican; algunas las ha desencadenado Lurene. con la metor voluntad, que no la abandona rJ un momento. Pero su bondad pro joca, alíernativamenle, gratitud e indignación en el que se va 3 cc- n e i en sij comppñero dfi viaje, ya no en el autobús perdido, sino en una serie de cocheSn robados, preslados. que van ropezando con ayudas, agresiones, cordialidad, brutalidad. según los casos. Lurene se encariña con la siTencosa ruña, hasta conseguir que hable, y se va aclarando poco a poco la confusa historia de la p a r negra. Esia condición aclúa enérgicam nle en la película, Paul Caler desconfía de los blancos, siente imtaciún induso por la muy blanca y rubia Lurena, a pesar de su bondad y alecto, que al misrno tiempo reconoce. La peücula sortea háblmente el pei- gro de la versión edulcorada de las historias de blancos y r ros No se olvida que se está en 1963. cuando empieza a alDrirse paso la necesidad de la integración, pero lodavia esta leíos. Loí- 3 Re ¡d resuUa lenta en algunos mfjmentos; se prolongan excesivarnente algunas escenas, hay üena rnonolonía inevitable en el largo viaje Heno de incidentes y riesgos; pero el interés se mantiene, hay momentos de tensión dramática, el interés por enter der cuales son esas vidas que se han encontrado por azar y se hian ido ligando por ese azar y por otros elementos distintos, que hacen pensar en la famosa y ceítera írase de Wiihelm Dillhey: La vida es una exrraña meida de 7 r r dftslino y carácter. Lo mas valioso de esta película es que es una hisiona personal, y para t io se ban elegido unas B argumento de esta película constste en veí las repercusiones de este gran suceso en la vida pnvada de unas cuantas personas muy modestas y qLJe nada tienen Que ver CCÍI la política nj con los destinos del rnuniJo Sobre todo, de una mu er ingenua, dTsriatana, simpática, canñosa y muy be ia. llamada Lurena (Micí eOe Pfeifter) casada con un mocerún apático y a la vei de ma as pulgas, cuyo ideal es senlarse en un sütón y beber bolelias da c wna. Lurene quise vef al presidenta y a su esposa Jackie; como el marido no se anima, va en su cocl ccm una vecina gordísima y casi intransportable, consigue ver de cerca a los ¡lustres visitantes y tuelve a casa: fa acompar a la ncioa del tenible suceso, que la conmueve profúndamete. Quiere asistir al entierro del presidente muerto; al marido te parece un disparate. Dallas está rnuy lejos del Este, Washngton o tai vez Massachusetls, y se riJega en redoTKb; pero Lurene rto se desanima, prepara una maleta y personas que se podrían considerar vulgares, aunque resulta que en et fondo no lo son, y por eso interesan vivamente, mientras va cambiando la figura del mundo por un crirren de graves consecuencias. La conclusión que puede extraerse es que i s personas no son nunca vulgares. Entendámonos: no lo son en cuanto personas. En la medida en que le son, desaparece la vulgaridad y se maniÍLesia un núcleo único, insustituible, conmovedor. La vulgaridad, que sin duda inunda ei mundo, consiste precisamente en el olvido, el oscurecimiento, acaso 3 destrucción de la condición personal. Casi siempre, por culpa de las personas alaciadas, por dimisión- podríamos decir: en otras ocasiones, po la presión de los demás, sobre iodo de bs instnímenios impersonales que gravitan sobre los hombres íy en otra íorma sotíe las mujeres) üria de las tentaciones más graves y frecuentes de des personalización, y por tanto de vulgandad. es la renuncia a la vida privada, anie el imperio y la supuesta anporfancia da la pública. Los peísona. ies de Love F eld. sobre todo la mu er, sdmiraWemenle interpretada por Micheiie Pfeifíer. mantienen el conrwido de su vida privada: y la mayor destreza es que precisamente toda la conduc a de Lurene esiá determinada por un acontecimiento de la vida pübfca; pero visío con oíos personales, como un drarna que afecta al homtye Kennedy muerfo y a su mujer sumida en la desgracia. 10