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BLANCO Y NEGRO MADRID 09-05-1993 página 10
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BLANCO Y NEGRO MADRID 09-05-1993 página 10

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Cine H E haWado de f aHc Mofeoo lamado Cantinflas, a raiz de su nxjerf e; he dichotoque me sugerta su figura humana, su talento creador, lo que fje mi trato pefsojiar con él, lo que podría ser su legado. Creo que es opcduno pensar un momerto sobretoque ha agmficatlo en la historia del cine, puesto que ha terwlo en eSa y b que íamariamos Eos problemas de sucesión. S dne se inició con unos cuantos géneros que no ES tian ampliado demasiado; algunos más bien han entrado en regresión; otros se han desvirtuado por una especie de mecanización que conduce al primítMsmo. Las pefcuias que se llamaban de misterio- -policiacas o de esptónaje- lara vez lo tienen, y por consigiente dsmiraryan la necesidad de agudeza, ingenio. taJento para descubrir la trama y adarar m ¡steno. Cada vas que aparece en la pantaJla un avarx; e pub dtarío de una película de este género, podemos tar seguros de encontrar estos Ites rigredientes: primeío. y sobre todo, explosiones, acompañadas, no de algún disparo o cuch tada intrigante, SJTO de inccHilables refagas de melraJLetas; en segundo Kjgar. persecucÉc es de automóviles con derribe de lodos los obstáculos que presenta una ciudad; ente, una escena de cama, único mueble que tierie vigerwa en el dne. Pero no es de este género del que hoy qtiero hablar, s de lo que ha existido desde el pdndpio: el Cíie cómico. Se nutria de sríuadones inesperadas y graciosas, da la sorpresa, de la P, or JULIÁN MARÍAS DElAREALACADemESPmiJl FIN DE UNA F 1 APA agiidad de la cámara; pero sotye todo de los actores, de su gracia personaí y su talento, Hany L gdon, Buster Keaton, Sian Laurel y Oíiver Haidy, los hermanos Marx, Charles OkapJin, que llegaba a la geniaTidad, También es cierto, intentos fallidos, casi siempre imitaciones de los verdaderos, o exageraciones y caricaturas que podían hacer retr mecánicamente pao dt ando un fondo de m corkCier da que Sev a al hastio. Y, apartado, marginal, en in rincón del cine, Cantíiflas. Era mexicano- he tratado de exf car cómo y con qué alcance- La inmensa mayoria de sus palfcuías se híoeron en su pais. que tuvo una xxa de mterés y atractivo pero la perífió haca mucho tiempo. En todo caso, las pstoJias de CaníJiflas eran bastante elementales, con pocos recursos, fiferiores a las verdaderamente buenas que se h a c en otras partes y poteociabají a los adores. En su caso ara al rsvés: era Carrtinflas el que no potenciaba, sino, shipi nente, saJvatja las peficutas. Se Pja a ver uria- de Cant ¡nflas sin cuidarse de más, y casi nunca se an pentía uno de e Recuerdo t aber senlido al pfindpio cierta resistencia a este cine. Me pa ecía un tirón hacia abajo, una invitación a lo inferior, algo tan petroso entospaEses hispánicos- y que no de de amenazar a otros- Lafiguradel desgalichado Cantinfias, rnai aWado, con los pantalor s caídos, me sviuieiaba un poco. No tardé, sm embargo, en descubrir lo que significaba. Debaio de una mala capa se oculta un buen bebedor- dice nuestro pueblo. Debajo del maltrecho personaje se escondia una Saneada a lo más alto: la borxíad, la veracidad, d sentido de la justicia, tí valor no agresivo. Pero, entiéndase t ien, sin semión, sin beatería, sm alardes de ntoralídad; todo lo contrario: dentro de lo cómico llevado hasta d grado máxirno. con todos los recursos del cirra; la figura, el gesto, la voz. la rnanera de hablar la irtgsnukíad, el- infeto que da la gran sc resa Cantinflas no irritaba a nadie; no sé si alguna vez lo intentó; si es asi, no lo consiguió: era radicalmwte oñginal, porque su í da brotaba de su mtsma rendad. Añadió a la comíddad algo que antes de él no había existido, en uty grado sólo comparable ai de Charlot. Ha sido el úRimo gran cómico creador, el gran representante de ese género ilustre y maravifloso, sin el cual tí l e queda disminuido, ¿8 último? Espero que no. Me repugra irtíoctiremente to que Hamo el Si ntu do d último mobicano- la mal íísffnulada esperanza de que a; guíen sea d úttíno poeta, el úTümo meiaíisico. el últíDo liberal. Son muchos los que quieren que se extingan las especies valiosas. Peio ccsiviene ro fiarse de esperanzas igar osas Es ui hecho universal da los uitmos decenios que los- relevos- resuftan drficiJes e insuficientes. Se van yendo grandes íiguras GÍ tctíc bs campos, en todos los países, y no es seguro que haya sucesores comparabas. Los hay, pero no fnuchos; acaso tres o cuatro por cada cfiez ausentes; deberían ser por lo menos doce o catctfce, por el crecimiento del mundo, en todos los órdenes. No creo que los hamtíos- o mujeres, claro- de este tiempo sean psicofisicamente nferitxes a los de hace unos cuantos decenios; por el contrarTo, estoy persuadido de que, dentro de las épocas históricas, las dotes son muy sem antes. La drferencia e s t r en lo que se hace con eflas. Por supuesto, la presión de las cifcunstanctas es muy tuerte: como exigeriCta y como estimulo. Pero a Cdtima horatoqvffl deade es la vocación, la fk eüdad al proyecto propio. La resfitenda a las tentaciones, Mario Moreno es un ejemplo: no era probable C ue fuese un genio dé cine, d renovador y acaso sa jador d cine cómico; rxj lo tenia fácC. Fue capaz de ser fiel a quien era, y pa a eto piventó, descutirTÓtosreciir is expresK os cuyo conjunto conocemos con el nombre de Cantinflas. ¿Seguirá habiendo cáne cómico deJ que no ha a que avergonzarse? Cantmllas es inimitable. A quien hay que Irritar es a Mario Moreno, siendo cada uno qiien es. 10

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