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BLANCO Y NEGRO MADRID 26-04-1978 página 51
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BLANCO Y NEGRO MADRID 26-04-1978 página 51

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Cine L A MUJER Y EL PELELE ESE OSCURO OBJETO DEL DESEO DE LUIS BURüEL, EN EL PAZ Y RICHMOND mo un sabio malabarisía, ha jugado, lanzando al aira y manejando a su capricho sus alementos novelescos, así como todos los tipos creados para la narración por Fierre Louis, quieño suyo, pujante y de un acento burlón, qus es como una ráfaga de la mejor juvenilidad. Pero es inútil intentar un. análisis, por exigencias de espacio y tiempo, de Ese oscuro ob- La historia de un hombre maduro, Fernando Rey, obsesionado por obtener la virginidad de una mujer. Angela Molina, oscuro objeto de su deseo. D E La mujer y el pelele se han hecho cuatro versiones cinematográficas. Los tres primeros realizadores de esas versiones que se proyectaron en las pantallas son nombres que han quedado en la historia del cine; Baroncelli, en 1929; la segunda y tercera las hicieron Von Sternberg y Duvivier. Pero ya cuando éste lanzaba su película acariciaba Luis Buñuel la idea de hacer, cuando se presentase la oportunidad, una versión. Pierre Louis, el escritor francés, ha tañido mucha susrta con las cuatro versiones. No es la primera vez que Buñuel deja dormir un tema y luego, al catjo del tiempo de tenerlo anotado en su lista de proyectos, o en su memoria, lo interpreta y presenta sin darse por enterado de aquellos que lo abordaron antes. Lo suyo siempre resultará muy distinto. Lo mismo sucedió, si la memoria no nos falla, con otras películas: Cumbres borrascosas Robinson etc. Sí, a Buñuel la tiene sin cuidado, porque él sabe que hará una cosa muy diferente, que tendrá un aire personal inconfundible. Ese oscuro objeto del deseo que es el título de la versión, es la historia de un hombre maduro obsesionado por obtener la virginidad de una mujer qus le encandila y le hace perder el equilibrio. Ella se Jé presenta propicia a acceder a los deseos del hombre que la acosa, pero luego se le escapa de manera que él se va precipitan- do por el derrumbadero da su destrucción. Tras rechazar a María Schneidér porque al gusto dsl director no encajaba en el personaje, tuvo la idea de que lo representasen dos actrices distintas. Una, Angela Molina, sn la faceta de mujer ardiente; la otra, Carole Bouque, en el dé la fría y calculadora. Pero ambas se completan y se aceptan sn única figura, porque es uno el personaje y uno el tipo central femenino. Ese hombre enloquecido por el deseo lo interpreta de modo magistral Fernando Rey. Este personaje, desventurado y obseso, empieza contando sus desgracias, o su desgracia, en un vagón de ferrocarril a unos compañeros da departamento, personajes vistos entre los tantos creados u observados por el director, que se interesan Inmediatamente por las confidencias que, a manera de desahogo, les ofrece el caballero. Tiene esta película, da las más afortunadas de Luis Buñuel, todo su mundo y se evocan an ella muchos personajes de ese importante censo creado por el cineísta. El relato lleno de humor, de socarronería, de intención, que da siempre en la diana, es una pura diversión, sorprende en cada pasaje con todos los rasgos de su originalidad. Ha dado la vuelta Luis Buñuel a la obra qus tomó sntrs manos. Se ha alejado de ella en cuanto le ha convenido y, ce- nes, de improviso ss apodera de ellos un aire distinto de presencia, una psicología qus se define en cada uno, cosa qus no pasa con el texto dsl escritor francés, que hizo otra cosa, la cual ha servido a Buñuel para poner en planta un nuevo empe- ¡eto del deseo Sólo pretendemos dar la noticia. Todo lo demás se ha dicho, no acerca de esta película, sino de esa ya larga serie de películas que forman ia obra apasionante dsl maestro Buiñuel. Oonald CON LA CATEGORÍA S SALÓN KITTY DE TINTO BRASS, EN EL PALACIO DE LA PRENSA Y VELAZQUEZ H AY unas películas mejor o peor construidas, hechas con más o menos riqueza de medios, de las que no deberíamos hacer la crítica. Son las de la categoría S. Mientras sean rentables, e incluso muy rentables algunas de ellas, la racha no pasará y seguirán profusamente repartidas p o r nuestra cartelera. En las de esa categoría las hay de muy diverso tipo y temática. Salón Kitty de nacionalidad italiana, realizada por Tinto Brass y sobre un guión de Ennio de Concini y María Pia Fusco, se basa en algo que en realidad existió y recoge hechos reales. El referido salón fue simplemente un buTdel montado a todo lujo que los nazis emplearon para tener vigilados a militares de sus fuerzas y militantes fcle su partido. Gente de importancia, por supuesto. Pero lo que Tinto Brass mete en esa banasta nos parece excesivo. Es el uso de la pornografía empleada con lo morboso, un espectáculo con su melodrama, para que nada falte, y un mundo anormal da pobladores. Se quiere traer, ¡una vez más entre las tantas! a colación una etapa que sería mejor ir olvidando entre los horrores de la Historia y, sobre todo, no machacar con películas como la presente. Tiene Tinto Brass capacidad para crear un clima de mal sueño, que deriva y termina precipitándose en lo demencial. Pero la verdad es que no concet imos a un público al que aquello que se le ofrece le pueda satisfacer. En todos los órdenes nos parece una agresión a la sensibilidad. Es terrible, dentro de lo que parece un amplio ámbito, las repeticiones de los argumentos; y no digamos de los recursos visuales en el orden de la pomo Ese desfile, así lo llamaríamos, lo preside Ingrid Thulin en un clima denso, de verdad agobiante. D. 51

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