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BLANCO Y NEGRO MADRID 27-03-1976 página 64
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BLANCO Y NEGRO MADRID 27-03-1976 página 64

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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dismos a la violeta padecen de la misma falta de calidad, y no son menos dogmáticos. En suma, quedan muchos terrenos narrativos explorables fuera de esta falsa antinomia esquemática. Aparicio parte de una configuración realista de la historia en cuanto a ios procedimientos narrativos, pero su mirada sobre lo que cuenta dista mucho de atenerse a una preceptiva rígida, pues su objeto es justamente lo imaginario, lo inhabitual, lo que puede romper el decurso lineal de una narración, el giro inesperado Del narrador tradiciona! en el género de historias cortas tiene la técnica del cazador que permanece agazapado a lo largo del relato en busca del zarpazo de la sorpresa final, que da sentido a todo lo anterior y trata de coger por sorpresa al lector. Si hubiera que señalar un elemento común a esta colección de trece relatos, elaborados a lo largo de diez años, que incluye evocaciones de infancia hábilmente recreadas en clava irónica, relatos de ciencia- ficción, la contrafigura del dictador militar sudamericano, ssie elemanio común sería el provocado por ¡a extensión de un mito muy propio de la posguerra española. Se trata de la propaganda favorable a los ali ¿tdos en la segunda guerra mundial, actuando sobre un sustrato, como era el español, por varias razones germanófilo. Una de las claves de esta propaganda era la tenebrosa actuación de ciertos científicos del III Reich experimentando con 33 res humanos para hacer progresar sus ciencias que Aparicio une a los intentos aníropológicoo de manifestar la superioridad de la raza aria. Esta problemática, mezclada con la de los nazis refugiados y disimulados en la diáspora a partir de la caída del Reich, da ocasión a Aparicio para jugar con ella como elemento de contraste, junto con una sólida tendencia a reificar los detalles realistas que permitan después la elevación del vuele de lo imaginario sin sensación de irrealidad. Dispersos en los distintos relatos se pueden apreciar distintas influencias en los relatos, más en el género tipificado que en la resonancia de un autor o autores concretos, pero siempre con una Via personal por parte del narrador, del que habrá que aguardar con interés próximos envites. Miguel Ángel Molinero ciadas. La primera muestra e! perfil humano, las líneas de pensamiento y los fines de acción pastoral que el autor percibe en la personalidad de! señor obispo de Canarias. Seguidamente, apa rece una cuidada selección de textos, cartas pastorales y homilías que mejor puedan definir la actividad del prelado. Como fin de esta parte documental, se incluyen datos sobre el enfrentamiento habido entre el obispado y Jas autoridades civiles de la provincia, en mayo de 1975, con motivo de la proyectada Asamblea diocesana de estudio sociopastoral Los aspectos que podríamos considerar biográficos, tratados en la primera parte, abarcan rasgos bien delimitados sobre la figura humana, teológica y pastoral de monseñor Infantes Florido Las respuestas del obispo a las atinadas pregurvtas de Aradillas, demuestran claridad de ideas, brillantez en la exposición y profundo conocimiento del magisterio de la Iglesia. Sin embargo, los comentarios del autor, glosas y ampliaciones a las palabras del obispo, no producen la misma sensación clarificadora. Al contrario, levantan con excesiva frecuencia la perplejidad del lector, que vislumbra demasiados contrastes entre la doctrina de monseñor Infantes Florido y las frases explicativas del padre Ara- dillas, más interesado en destacar el conflicto la polémica y la prohibición Entrar en el análisis detenido de la muy compleja problemática planteada por el autor, nos llevaría a nuevos t e r r e nos- -interminables- de conflicto polémica y prohibición Y tal vez- -con permiso dei padre Aradillas- -necesite hoy ia Iglesia más de la unión, el cariño y la oración de todos los cristianos que de lanzar al viento las rencillas que nos dividen. La unión sólo puede nacer del entendimiento y la comprensión hacia los que no piensan como nosotros. Esta idea la repite en la obra de mi! formas e! señor obispo de Canarias, cuando se refiere a la necesidad de respetarnos y aprender a dialogar escuchándonos con rectitud y buena intención Consejo que e! autor olvida a la hora de acusar a los que no son, ni actúan, como él. A esos los considera representantes de! conservadurismo más troglodita, anticonciliar, desvitalizado, espiritualoide y descomprometido Epítetos cuyo rigor aumenta al considerar que van dirigidos a obispos, merecedores, al menos que practiquemos esas virtudes de respeto, rectitud y buena intención que monseñor Infantes Florido nos enseña. Rafael Gómez López- Egea Antonio Machado: biografía ilustrada por José Luis Cano. Ediciones Destino, 1975, 178 págs. nos, que está en condiciones de saberlo. Pero lo que nos dice del episodio Guiomar, a partir de la página 127 y en las ocho casi compleltas que a Guiomar dedica, nada nuevo nos trae. Ni siquiera cita el nombre de aquella Pilar del soneto que Cano puso bien en claro, tras la absurda inteipretación de que se trataba de un soneto a la Virgen del Pilar. Tan sólo una foto de la mujer real- -foto auténtica para quienes la vimos en cierta vitrina de la exposición bibliográfica machadiana de la Biblioteca Nacional, por no citar sino una ocasión reciente- real e inspiradora de los versos del poeta y destínataria de las cartas que publicó, aunque mutiladas e incompletas, Concha Espina. Pero tampoco aparece el nombre de esa mujer al pie de la foto, limitándose Cano a poner esto: Guiomar, musa y amor tardío del poeta ¿Y por qué- -se preguntará el lector- cuando ya no existe la menor duda sobre la identidad de Guiomar- ¡se ha dicho tantas veces en ubres y artículos- identidad cuya primera pista nos dio, precisamente, José Luis Cano? Por lo demás, el libro de Cano me parece de los mejores que sobre la vida de An- tonio Machado se han escrito hasta hoy. Su autor nos advierte en la primera página que no se trata de una biografía- erudita, ni mucho me- ENSAYO Obispos prohibidos por Antonio Aradillas. Ed. Sedmay. Madrid, 1975. 282 páginas. dentes acusa el mismo aire de confusión que parece rodearnos en otros aspectos de carácter material. El problema comienza a no ser ya objetos discutibles, porque se trata de un hecho sobradamente conocido, al margen de los juicios y opiniones que merezca. Bl padre Antonio Aradillas plantea en su obra Obispos prohibidos el tema de la oposición entre algunos prelados españoles siguiendo el contexto y lo que podfiamos considerar como s o c i e dad establecida Incluyervdo en ella a determinados sectores de la opinión pública, oficial y hasta de la religiosa, considerados como de tendencia inmovilista, o- -en frase del autor- -dispuestos a marchar al paso de la carreta y del buey, en los tiempos de! reactor y de la velocidad supersónica En realidad, más que ocuparse de los Obispos prohibidos título a tedas luces publicitario, el padre Aradillas estudia un sclo caso de obispo prohibido el de monseñor don José Antonio Infantes Florido, en Cananas. La obra, precedida de un pórtico o presentación de motivos, ofrece dos partes bien diferen- L T I VIMOS sumergidos dentro de una realidad compleja, teñida con colores dramáticos y sujeta a muy diversos pareceres. La situación abarca la totalidad de la vida del hombre, desde el sentido de su dignidad como persona, hasta las relaciones con la sociedad y la comunidad internacional. El orden sobrenatural, es decir el mundo de las verdades trascen- AS aportaciones de José Luis Cano sobre Antonio Machado y Guiomar- -dos fueron sus trabajos más importantes: Un amor tardío de Antonio Machado: Guiomar (Poesía española del siglo XX Ed. Guadarrama) y, sobre todo, el revelador Un soneto de Machado a Guiomar Caracola. Revista malagueña de poesía los dos publicados en 1960- -hacían que esperáramos éste su Antonio Machado. Biografía ilustrada tantos años en pireparación, con verdadera impaciencia. Confiábamos en que José Luis Cano nos revelaría más cosas: acaso las definitivas. Estamos seguros de que Cano las sabe. O, al me- 64

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