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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-04-1974 página 29
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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-04-1974 página 29

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ban allí. Yo había dejado la puerta del camión abierta y ahora estaba cerrada. No arrancaba. Pude ponerle en marcha y regresar a Lagunilía. Entonces si lo conté. El señor Garrido, al principio, no creyó a Maxi. Pero su aspecto era poco tranquiiJEador. Tenía el mono lleno de barro. Le preguntó si había bebido. Pero no presentaba síntomas de tener una copa de más. Esa noche todo quedó así. Pero por la mañana se descubrió que la batería del camión- -nueva- -estaba descargada. El cabo- comandante de puesto de la Guardia Civil de Lagunilla confirma que, en efecto, en la mañana del sábado tuvieron que r e m o l c a r el camión Avia Ese mismo día, Maxi se presentó ante la Guardia Civil para narrarles su aventura. Se hizo una inspección ocular en el lugar y lo único que se pudo encontrar era un surco recto que unía el terreno sembrado con la carretera. -La tercera v e z- -cuenta Maxi- -fue el viernes día 29. Serían sobre Jas doce y cuarto. Yo estaba con mi novia en Pinedas. Ella se alarmó al oír un ruido. Me lo dijo, pero como yo ya sabia lo que era no quise moverme del lugar. Al poco; los vimos ya en el cielo, a unos novecientos metros de altura. Producían una luz blanca intensísima. Maxi, en sus primeras declaraciones, decía que no pudo ver la cara a ios extraños visitantes. Ahora nos da algunos detalles: -Sí. Sus movimientos eran totalmente humanos. No de máquinas o de robots No pude verles la cara, pero de lo que estoy seguro es que no tenían ni orejas, ni pelo. Eran altos, de más de uno noventa. Llevaban puesto algo como un mono de corredor de motos. De un tejido brillante, aunque no demasiado. No haBlaban. Cuando pasaron cerca de mi, después de la persecución, no les oí jadear, ni siquiera respirar. Sí. Erap figuras humanas de aspecto normal. No creo que hubiera alguna mujer entre ellos. Las herramientas que utilizaban eran como unas barras de hierro. Da su explicación sobre cómo son esas naves: -Son como dos platos unidos. Uno hacia arriba y otro hacia abajo. No pude ver puertas o ventanas e, incluso, cuando esos personajes entraban o salían no sé por dónde lo hacían. Sospecho que no me quisieron agarrar cuando me perseguían. Tal vez sólo pretendían asustarme. Afirma no haber visto nunca una película de cienciaficción. -Nunca me han gustado estas cosas. Mi única afición son los animales y el campo. Ahora crío canarios. -Maximiliano Iglesias no parece m u y imaginativo. Si miente, lo hace a la perfección. Nuestra impresión es que es un individuo equilibrado. Ha nacido en Salamanca, pero trabaja en este pueblo de la provincia, frontera con Extremadura: Lagunilla. Pinedas queda a unos cincuenta kilómetros de su lugar de residencia. Allí vive su novia. El pueblo es pequeño y mísero, aunque situado en un paisaje muy bello. Creo que impresiona más el aspecto de ese pueblo, en 1974, que una eventual visión de un ovni Es más fácil creer en los platillos volantes que en la existencia de pueblos como Pinedas. Pero sus gentes- según dicen ellos- -son felices. No dependen de nadie. -Sí. Mi novia vive un poco lejos. Pero es que a mí no me gustan las chicas de las ciudades. Yo podría tener una novia de Salamanca, pero no quiero. Las chicas de los pueblos son mujeres auténticas que saben atender la casa, guisar, cocinar. No sólo piensan en salir o divertirse. Maxi marchará al servicio militar este verano. Irá- -según cree- -a Aviación, en un lugar de Sevilla. -No sé lo que voy a hacer cuando termine la mili Tal vez, me meta en la Policía Armada. Tengo un hermano que está estudiando en la Escuela del Cuerpo General de Policía, en Madrid. Hemos ido con Maxi al lugar del suceso. Nos enseña los lugares donde estaban situada las naves. -Medían unos doce metros, dice. Nos muestra, en la cuneta de la estrecha carretera, unos agujeros, casi borrados por la lluvia, donde trabajaron los visitantes También el surco en la cuneta, ya casi imperceptible. -Las naves se apoyaban sobre tres patas, de como medio metro de altas. En el sembrado donde supuestamente estuvieron las naves no se observa ninguna hendidura. El terreno está muy blando por la lluvia. También, ha llovido mucho tras la aparición de los ovni Maxi busca pisadas con nosotros. Hay algunas, pero parecen recientes y producidas por un zapato convencional. Lo único que se nos presenta como relativamente inexplicable son unos aplastamientos de vegetales, de pequeñas matas. Algunos están secos, en una época de lluvias. Maxi quiere ver circunferencias de matas aplastadas y revueltas. Nosotros no llegamos a tanto. Esos arbustos parecen como revueltos pbr una fuerte corriente de aire. Algo, indiscutiblemente, ha tronchado y aplastado grandes superficies de matas. Es una historia difícil de creer, pero el personaje que lo cuenta parece que! no miente. El joven Maximiliano Iglesias comienza a restar importancia a su descubrimiento. -Si alguna vezóme los encuentro- -dice- rto- voy solo, intentaré hablar con ell sr A. G. E. Maximiliano Iglesias con Aquilino Garrido, propietario del camión, que aparece en la foto, co- protagonista del suceso. Removían la tierra con uneis barras de hierro. Maxi señala el lugar, junto a la carretera. Abajo, la novia de Maximiliano, Anuncia Merino Vasco, con su abuelo, Nicolás. Ella también vio dos ovnis Volaban a 900 metros de altura. Z 9

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