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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-12-1972 página 45
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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-12-1972 página 45

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Angeles mientras el astronauta respira oxígeno purísrmo en la Luna; urt cosmonauta soviético empuña los mandos sofisticados de su nave espacial, y millones de sus compatriotas no saben lo que es conducir un modesto utilitario. LA FRONTERA DEL ESPACIO Es paradójico que el presid e n t e Kennedy profetizara la que parecía utopía lunar y no lograse alcanzar (tampoco sus sucesores) la nueva frontera con límites nacionales. El 25 de mayo de 1961, John F. Kennedy propuso que los Estados Unidos se fijaran la meta de llevar a uno de sus conciudadanos a la superficie lunar antes de 1970. El deseo, que movilizó a 500.000 especialistas con medios ingentes, se cumpliría con adelanto sobre Ja fecha tope: a las 2,56 del 21 de julio de 1969, Neil Armstrong, tripulante de Apolo 11 se daba el primer paseo lunar sin hundirse en el temido mar de polvo que se suponía sobre el suelo. Once años han transcurrido desde la histórica declaración del malogrado presidente. Once expediciones han catapultado a treinta y tres tripulantes, de los cuales han pisado nuestro satélite sólo doce privilegiados. Pasaron aquellas madrugadas en que centenares de millones de espectadores (e n t r e ellos varias decenas de miles de españoles) se pegaban al televisor en una espera emocionada que sacrificaba horas de sueño para contemplar la curiosa marcha de unos hombres sobre la superficie ingrávida. Cernan, Evans y (el primer científico y también el primer soltero sobre la Luna) no han desvelado al hombre de ia calle. Aunque su viaje, a bordo del Apolo 17 ha sido tan arriesgado como aquella dramática odisea de abril del 70, cuando Lovell, Swigert y Haise reanimaron el interés popular a costa de rozar la muerte. Hoy sólo los especialistas prestan oído a los millones de datos que las estaciones instaladas en el salélite envían en dosis diari- as a la Tierra. Para la gran masa se han desvanecido muchos encantos ingenuos, como la creencia en un suelo lunar movedizo, o en la existencia de seres lunares o de gérmenes patógenos (de ahí las primeras cuarentenas de los cosmonautas) mientos, números 18 y 19, han permitido al último vuelo Apolo ser algo así como síntesis y epílogo de todo el programa. Destacan, entre los cometidos asignados a los tripulantes, la instalación de un nuevo ALSEP o estación transmisora de datos, quinta de la serie; el funcionamiento de un detector para minerales por debajo de los 1.300 metros de profundidad; el avanzado sondeador lunar por radar dedicado a la confección de mapas del subsuelo, que permitirá saber si en las entrañas de la Luna existe agua, hielo o rocío. Aunque, por ahora, se abandona el acceso al satélite, en el futuro hay que saber si los habitantes llegados de la tierra tendrán, medios de subsistencia in situ También esperan los investigadores confirmar o desterrar una nueva teoría: la gravedad se transmite de forma ondulatoria. Mediante el estudio de la estructura interna de la Luna podría conjeturarse el futuro del universo y las interrelaciones entre los cuerpos celestes que lo constituyen. EL RETORNO, EN SUSPENSO Pero la tendencia de la aventura espacial apunta ahora hacia los laboratorios orbitales y abandona la Luna. Se aprovechará la potencia del potente cohete Saturno 5 (el mismo que ha impulsado a Apolo 17 para colocar en órbita, a 400 kilómetros de la Tierra, el laboratorio Skylab Allí tal vez se den cita soviéticos y norteamericanos. Por lo pronto ya existe un acuerdo concreto: en 1975 se acoplarán un Apolo y un Soyuz Si la cooperación científica da resultado p o d r í a ocurrir que la llegada a Marte se realice también en comandita, lo que plantearía no pocos problemas de protocolo: ¿Quién debería pisar primero suelo marciano? Los nostálgicos de los viajes lunares piensan que hacia 1980 habrá un renacimiento del interés por visitar Setene. Pero los contrarios, a lo que consideran un despilfarro, se basan en el razonamiento de que ya es suficiente el trabajo de analizar los datos que han suministrado, suministran y suministrarán las estaciones ALSEP. En cuanto a los rusos, sus proyectos son una incógnita. Se conocen únicamente los proyectos de cooperación, pero las iniciativas espaciales propias se hallan en suspenso desde hace año y medio. La muerte de Dobrovoisky, Volkov y Patsayev supuso una ruptura en sus planes, desde el momento en que las causas del dramático suceso no presentaban suficiente claridad. J. G. C. VALOR C I E N T Í F I C O DE LA EXPEDICIÓN Es indudable que la expedición Apolo 17 tiene, a pesar de su falta de garra popular, un alto valor científico cuyos frutos habrán de recogerse algún día. La anulación de los que debían ser sucesivos lanza- Lugar de aterrizaje del Apolo 1 7 (círculo oscuro) en la zona Taurus- Littrotv el trayecto de las tres excursiones cumplidas por los tripulantes para del Mar de la Serenidad. Las líneas estudiar la superficie y el subsuelo muestran lunares.

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