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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-05-1961 página 51
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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-05-1961 página 51

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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-Millán es de un pueblo fabuloso: es de Alcalá de los Qazules. Paseáncfose un día por su pueblo, se le acercó un. viejo amigo, campesino, y le preguntó: Y tú ¿qué haces por Madrid? Yo, dijo Mailán Fuelles, estudio Filosofía y Letras. ¡Ah, sí! se explicó entonces el campesino: una cosa que se queda entre ustedes. Las risas inmediatamente desaiparecieron. Se trataba de ccnti- ar el tema; de traerlo a cotidiana realidad: Progreso y Cristianismo en el mundo actual ¡1 progreso motor de la Historia, y el Cristianismo como verdad permanente. Era esto. Y sobre esto invitaba a inteiTenir a Gonzalo Fernández, de la Mora. ¡QE HABLE GOMZALO! Habló. Por de pronto, para imponer una consideración metódica del tema: la actualización del vocablo, su función operativa, y estas iprecüsiones: el sujeto de la perfección es el individuo; el sujejo del progreso, la Humanidad. lEl movimiento del progreso es miovimiento axiológico, porta valores, camina al más y el mejor, exactamente. Millán Fuelles e extendió a unas m ditaciones sobre el problem a d e las masas y el individuo egregio. La masa es un hecho moral, exclamó; se progresa al servicio de un bien general. López Ibor replanteó el tema desde el punto de vista del hombre medio. Apuntó la idea de una feliciáad para ese tipo de hombre, que es como la idea del pai aíso secularizado. Y analizó la empresa de les progresistas cristianos que se embarcan. La presidencia matizó esa propuesta como un t r a sunto del espíritu cristiano. López Ibor recordaba cómo su juventud de estudiante era un tremendo tanteo al encuentro de la vía cristiana, ntre un profesorado agnóstico. Con el Cristianismo, aparece el tiempo histórico; en nuestro tiempo, aparece la técnica. Y recogió unas reflexiones del padre Rodríguez sobre el sentido progresivo del éxodo. LA T E O R Í A D E LA C A T Á S T R O F E Todavía después de cenar, ante el fuego de la chimenea, les co oquiantes se afanaban en concluir sus aposiciones. Millán Fuelles planteó la Teología del progreso. Habían ido llegando nuevos participantes: R a fael Benítez, Ángel González Alvarez, Rafael Balbín. Se había asistido a la presentación de una película, Y ahora, nuevamente en el salón inmenso resonaban, las palabras: el Cristianismo, factor del progreso, la necesidad de la catástrofe... El padre Saura se envolvía, todo blancos, en la n s gra capa dominica. El final catastrófico de la historia no equivale a final trágico. Lo sabemos por fe. La muerte es cierta, la hora incierta, como en los dípticos del mundo romano. Significa que la Iglesia habrá alcanzado su plenitud. ¡El último corractivo está en la catástrofe. No hay por qué, natura jnente, pfscipitarla con una Iglesia decaída, de postrimerías. Brotó en ese- momento una propuesta fasjitiante: la historia de la Iglesia es la historia ds Cristo, aplicada al mundo. Habrá una Muerte. Y una He. suri- ección, A partir de esa hora, gloriosa, el crÍKt; ano co- ¿ti Sf! -ife, V

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