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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-12-1960 página 65
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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-12-1960 página 65

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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viasn la isla verde y íratiante de Santa Catalina, en I gollo de He nombre. El primer pensamiento de doña Mencia fué, in duda, para u Pequeña Una emana d adelanto y u nifia se hubiera salvado. En la Itk reciben una corpresa qae la reconforta: la nave de los Becerra, que llegó fa a c e tres semanas les aguarda y por las playas corren 7 gritan d alegría doña Isabel y sus hijas. De la tercera nave, la tripulada por Ovando, nada se ha vuelto a saber, y tampoco hay noticias de los barcos de don Diego. Las muchachas saltan a tierra litme, se arrodillan y dan gradas a Dios, mientras contemplan, maravilladas, el nuevo f bello paisaje. Todo s verdura y color para sus ojos, acostumbrados al eco y amarillo paisaje extremeño. Como son: muchachas fuertes, bien primto 1 reposo: y los. alimentos a base de frutas frescas, les devuelven la energía y 1 color. Éá apresamiento de dos Indios tupies que acechaban- -escondidos en unos írboles- 1 campamento de los castellanos les hace saber que los guerreros de itas latitudes, caníbales por más señas, se disponen a caer sobre el poblado. Los hombres e reúnen y aconsejan a doña Mencta que a fin de preservar al conjunto de los riesgos de una muerte espantosa, deben pasar a tierra Arme, en un puerto Cftoocldo por 1 nombre de íMblazá, que Juan de Saladar y el piloto yizcafno conocen de viajes anteriores. Dejarán tuia cruz y unas señales por si don Diego llega. Doña Mencia consiente en 1 traslado. Un nuevo contratiempo urge El San Miguel se ha anegado por completo y no queda más recurso que echarlo de costado y abandonarlo. Frandtco de Becerra encuentra la solución. Propone conducir en su nao hasta Mblazá al grupo completo. En dos viajes. El puerto está cerca, y el primer viaje, con todas las mujeres, se desarrolla con normalidad. En el segundo, el viento cambia, y 1 barco termina por estrellarse en la pelt rosa barra que cierra la entrada, pereciendo en el accidente el valeroso Francisco de Becerra y otros hombres. Sin barcos, con el auna dominada por la congoja, las dos a m i g a s Isabel y Mencia, las dos casadas valerosas y optimistas que soñaban en M dellin con fundar nuevas ciudades, se encuentran sin 1 hombre amado, perdidas n una tierra extraña, rodeadas d indios salvajes, sin medio para escapar. ¿Qué será de ellas? Esta expedición Sanabria, que bien pudiera calificarse la expedición de la Mala Suerte, porque nada le fué evitado, significa al mismo tiempo el ejemplo de cómo las muchas pruebas confortan los espiritns vaUentes. Cuando parece que estas criaturas ya no van a poder resistir, se atoan sobre i mismas y se disponen a seguir luchando. Doña Miencia está dispuesta a llegar a La Asnndón. Es cierto, que no conoce cdmo, ni por qué medio lo con- seguirá, pero sabe, positivamente, qtt alcanzará u destino. Ya han dado sepultura a los ahogados, y han empezado a recoger los restos de la nao, que la marea acerca a las playas. Sánchez Vizcaino, el piloto, deskpnés de consultar con Maese Bernal, el Calafate, propone a doña Mencia: Con lo que queda de, la nao, construiremos un bergantín. Y esta mpresa, que parece imponible, se lleva a, abo un año más tarde. Es cosa de milagro cómo formaron la quilla y ensamblaron; las cuadernas. Huesos y espinas reemplazaron a los clavos; fibras de caracuoto y de gnembé hacen las reces de estopas, y con estas mismas fibras se relingaron las velas desgarradas. El pUoto mayor, Sánchez Vizcaíno, y el calafate, Méese Bernal, estiban de sa tisfacción, y con ellos, todo el grupo de hombres y de mujeres, que con ingenio supieron ayudar en la construcción del bergantín aprovechando- -en un improvisado astillero- -las maderas, fibras, resinas y demás elementos en las que, por fortuna, era pródiga la región. Un año han pasado n el puerto de Mblazá, y n este tiempo no sólo se ha construido un bergantin, sino que también e han realizado nuevas empresas. María de Sanabria se ha casado con el capitán extremeño Hernando Trejo, y, coincidiendo con la botadura del bergantín, ha dado a. luz una criatura, la primera nacida en esta tierra, que se llamará Hernando, y será, con el tiempo, obispo y fundador de la Universidad de Córdoba, en la Argentina. Isabel de Contreras, que con su; buen carácter ha sabido dominar la situación, está preocupada por lÁ expresión de su hija Elvira, que ha quedado como extraño, en intima ausencia, desde la tarde en que vio perecer a su padre. En el muelle, las gentes contemplan la botadura del bergantin construido por el carpintero- calafate y físico Maese Bernal, que recibe 1 nombre de La Intrépida Y en la nueva primavera, lo que queda de la expedición Sanabria remonta el mar, y, acatando lo que se dispone en las Reales Cédulas, fimdan en tierra firme, a la desembocadura del río Son Francisco, el Asiento de este nombre. A escasas millas se a l z a el tuerte portugués de San Vicente, perfectamente organizado, y los españoles piensan que aquéllos pueden prestarles ayuda. Venderles alimentos y ropas, de las que ndan escasos, y enviar noticias al Bey. Una vez instalada la expedición en el Asiento, el capitán Salazar e dirige al fuerte, donde le reciben con zalemas y amabilidades por el goI mador Souzar Las 8 ñoras serán atendidas, y, para descansar de las, vicisitudes sufridas, propone pasen todos a la isla y queden en el Asiento tan solo una guardia de pocos hombres. Así lo hacen, sin sospechar fue han

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