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BLANCO Y NEGRO MADRID 26-11-1960 página 91
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BLANCO Y NEGRO MADRID 26-11-1960 página 91

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Entre la guerra y la paz SALVAMENTO DEL DOLAR. -LA RIQUEZA DE LOS ESTADOS UNIDOS NO DA PARA TANTOS LUJOS Por Manuel Aznar P OR. Europa- andan, cuando escribo estas líneas, Robsrt B. Anderson, secretario del Tesoro, y Douglas Dillon, subsecretario de Estado; dos ipersonajes del Octoiemo de los Estados Unidos. La figura de Dillon se ha elevado tanto que se piensa en que pudiera formar parte del equipo principal del presidente Kennedy. Anderson y Dillon toan salido a convencer a sus aliados europeos de la necesidad de que éstos paguen ima Ijarbe considerable de las facturas internacionales que hasta ahora vienen liquidando los contribuyentes norteamericanoB. Llevan fuertes consignas del presidente Eisenhower. Empieza a desarrollarse así una poderosa maniobra de salvamento del dólar y de todo el proceso económico de este país. 1 AS cámaras subterráneas del iPuerte Knox, en Ken ituoky, con sus muros de acero y de oemisnto y sus cajas empotradas en roca viva, sion el sancta sanctorum del poderío del dólar. Allí hay en estos momentos 18.000 millones de dólares en lingotes y en monedas de oro. Esa cifra es enorme, sin duda, pero no tanto cómo Jas necesidades de la economía norteamericana van exigiendo. Y, sobre todo, hace tres años y metMo esas m, ismas cámai- as secretas de Fort Knox guardaban cerca de 24.000 millones de dólares en oro; es decir, casi 6.000 millones más que ahcira. Etesde 1 557, al final de cada ejercicio, la áurea motitaña va tí scendiendo. Este año descenderá aún más. Los ecorivmistas claman: Los dieciocho mil millones son suficientes; pero si (perdemos ese nivel, comenzaremos a rondar críticas zonas de peligro. un dólar puedte pedir al Tesoro de Washington o al Banco de la Reserva ífederal su eq Uivaiencia en oro, al precio de 35 dólares la onza troy, los banqueros europeos que tienen en us arcas dólares sobrantes se han dedicado a camibiarlos por oro; y de ahí que Fort Knox se haya Wsto en la necesidad de abrir las portillos de sus bóvedas para que sajiera una parte del amarillo metal ea. lias encerrado. La diferencia entre el dinero de un país que salo fuera de sus fi ontsras y el que se recibe del exterior constituye lo que se llama la balanza de pagos Perdónenme los eóonomistas esta gran vulgaridad; disimulen esto que para ellos será una perogrullada; supongo que entre mis lecfcares de BLAJWCO Y NEf 3 RO habrá quienes sean, como yo mismo, poco versados en ciencias económicas, y es bien que esclarezcamos nuestro horizonte mediante un examen im poco primario de estos sucesos del dólar, del icro, de las balanzas de pagos y de la economía americana, que el mundo sigue con ansiedad. A ¡todos nos va algo en tales andanzas. Por eso queremos conocer sus rumbos. r XJE es lo que sucede? Esto sencillamente: a partir é V de 1 57, los Estados Unidos han ¡pagado al extranjero 10.000 millones de dólares más de lo que el extranjero les ha entregado. Y como todo poseedor de p N el caso de los Estados Unidos se produce, según parece, un fenómeno singular; y es el de que, aun siendo las exportaciones norteamericanas más importantes qué las importaciones, la balanza de pagos se cierra anualmente con déñcit; porque salen a los cuaitro pxmtos cardinales del mundo grandes cantidades de dólares que nada tienen que ver con el movimiento mercantil, ni con las ventas y compras en el extranjero. Así, por ejemplo, es un torrente de dinero el que va a las compras de material militar; gpravi ta fuertemente el pago del personal de las Fuerzas Armadas que presta servicio en Europa, África y Asia; es enorme el capítulo, del Presupuesto destinado al miant nimiento de las faanilias militares que en el extranjero viven, organizando y sosteniendo un hogar; son muchos los millones de dólares que el Go-

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