BLANCO Y NEGRO MADRID 19-11-1960 página 65
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página65
- Fecha de publicación19/11/1960
- ID0005258729
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Por lo pteinataro d la hora, sas sei O zos no tenian testigos: era un Uanto sin pudor, brotando incontenible d los ojos de Nati. Despnés se fué serenando. Llegaron amiliareg para ayad rla en en tarea de vestir las galas de desposada. Ella e dejaba bacer en silencio, vencida. Le prendieron la última joya. Una mano cualquiera dio el postrer toque al velo tenue que le ocultaba la cara. Kl coche espertdia abajo para llevarla en un vuelo al acrificio... Por las ventanillas veía las calles con edificios hos eos, con transeúntes que cruzaban ÍDdi ferentes. Al fin, el atrio del templo, con los invitados chorreando amaneramiento y cursilería, y n medio de todos, don Honorio, francamente cómico en su disfraz de novio, recibiéndola con una untuosa sonrisa de mercader... Vio estremecida cómo las grandes puertas de la iglesia se abrían para dejar paso a un imponente torrente de laces y músicas. Percibía la blandura de la alfombra bajo sus pies, comunicándole la sensación de hundirse en un barrizal, en un terreno pantanoso, execrable... iNo entendía apenas las palabras del sacerdote, con cara rosácea y lentes de oro, que tenía ante ella. Un recuerdo concreto la invadía con fuerza sobrehumana, alejándola de todo aqnel ce- remonial: la imngen de un mtichacho de bigote moreno que se aparecía ante ella de repente, pronunciando estas hermosas palabras: ¿Está doña Balbina? Y una alegría, clara y definida, una lux envidiable Iti poseyó con tan gozoso enternecimiento y tan grande ventura, que cuando el sacerdote pronunció las palabras de ritital: ¿Quiere uste d por esposo a don. Honorio Sánchez Jiménez? Nati contestó con voz clara, iluminándose toda ella con una espléndida sonrisa que la liberaba: No. A. Y.