BLANCO Y NEGRO MADRID 19-11-1960 página 21
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página21
- Fecha de publicación19/11/1960
- ID0005258685
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ttWevaron, levantaron barricadas y durante varios días clamaron contra la política que parecía destina- d a lograr u n acuerdo a costa del millón de franceses (ju viven en Argelia y de todos los esfuerzos y de toda lá sangre que Francia ha consumido allí. Pero eV ejército no intervino. Los soldados miraban con simpatía a los sublevados que expregaban probablemente lo mismo que lloá pensaban y que no podían declarar por razones de disciplina. Salan ie mantuvo al margen, y finalmente las barricadas desaparecieron hubo 22 muertos) y los responsables que p u dieron ser detenidos están siendo juzgados aliora en París. Uno de los abogados defensores, el señor Isorni, haciendo uso de la palabra en una de las vistas, pudo permitirse el lujo de preguntar a los acusadores: ¿El Gobierno del que ustedes son comisarios ha decidido que Argelia ya n o sea Francia? Si, como temo, ustedes responden afirjinativamente, entonces ustedes no puedetj intervenir. P o r que he aquí lo que dijo M. Debre de tal Gobierno: está íuera de la ley. Y ustedes no pueden intervenir en n o m bre de un Gobierno que está fuera de la ley. ¿Cómo p u e den ustedes acusar a stos hombres de haber querido cambiar un Gobierno cuando ese Gobierno ambia la Patria? Espero su respuesta. Pero la significación de estas palabra sólo se puede entender a la luz del discurso que el propio ÍDe Gaulle había pronunciado días antes. El 4 de noviembre, el P r e sidente de la República volvió a tratar publicamente el tema, volvió a lanzar una cuerda a IckS rebeldes argelinos para que éstos se agarrasen a ella, y esta vez De Gaulla fué más lejos que nxLVKa. Habiéndome püerfo otra vez -dijo De Ganlle- -a la cabeza de Francia, he decidido, en su nombre, como se sabe, seguir u n nuevo camino. Este camino ya no conduce a una Argelia gobernada por la metrópoli francesa, sino a una Argelia argelina. O sea, a una Argelia emancipada, a una Argelia en la cual los argelinos mismos decidirán su destino, una Argelia donde las responsabilidades estarán en manos de los argelinosj una Argelia, que si los argelinos quieren- y estimo qué éste es el caso- -tendrá su Gobierno, sus instituciones y sus leyes. La Argelia de mañana, tal como la decida la autodeterminación, podrá ser construida con Francia o ontra Francia. Declaró una vez inás que ésta no se opon- idrá a la solución que salga de las urnas sea cual fuere. opinión conservadora, los ofrecimientos de De Gaulle lea parecieron execrables Hasta los socialistas manifestaron su inquietud ante las perspectivas constitucionales t r a zadas por el Jefe del Estado El general Salan, ya retirado, y sobre quien había r e caído la prohibición de residir en Argelia, escuchó 1 discurso de De Gaulle en España. Sin duda no escapó a su consideración la posibilidad de que De Gaulle tratase con aquella declaración de aliviar los resultados del debate que va a celebrarse en la O. N. U; Y salió ai paso de aquellas ofertas con una negativa rotunda. Todo puede aún ser salvado- -dijo en una conferencia de Prensa convocada en San Sebastián- La Argelia francesa demostró el 13 de mayo que era una idea con fuerza capaz de levantar en un formidable impulso de entusiasmo una oleada de fraternización sin precedentes entre las dos comunidades. ¿Qué hubiera resultado si este impulso no hubiese sido roto, si tantas oportunidades no hubiesen sido echadas a perder por la V República, de la misma manera que lo fueron por la I V? Pero no nos equivoquemos. Cuando hablamos de Argelia francesa entendemos por ello una Argelia transformada por los jóvenes que allí luchan y que pelean sobre el terreno y que son el origen del adelanto de los musulmanes y de la verdadera igualdad que debe existir entre ellos y los 40 millones de franceses del Continente y de Argelia. Acta, pues, de acusación no sólo contra De Gaulle, sino contra la V República, levantada por uno de los hombres a los que sin duda la V República debe su origen. El descontento causado en Argelia por las palabras de D e Gaulle hizo temer durante algunas bofas lo peor. J a c ques Soustelle propuso la creación de un Gobierno de Argelia francesa en Argel u Oran. Jefes militares de indudable prestigio tranquilizaron a la oficialidad joven asegurándoles que los limites del honor no serán traspasados El secretario general de la Administración argelina M. Jacomét dimitió y se fué dando un portazo. El general Ely, jefe del Alto Estado Mayor, marchó a Argelia a pulsar el estado de opinión de las fuerzas armadas... En el próximo mes de diciembre, la Comisión Política de la O. N. U. empezará a debatir el problema argelino, Francia puede renunciar a sus derechos- -y ésta parece ser la- política de De Gaulle en los momentos actuales- pero hay muchos franceses que se niegan a renunciar a sus deberes. El problema es dramático. Si Francia estuviese unida como un solo hombre en la decisión de que Argelia siguiese siendo francesa, veríamos, por vez primera, hasta dónde laa intervenciones exteriores pueden cambiar aquella voluntad. Ahora la moneda está en el aire, A. P Habla Salan: La moneda está en el aire Decir que esto es exactamente lo contrario de lo que pretendió el movimiento del 13 de mayo parece decir una verdad. Pero también a importantes sectores de la- n