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BLANCO Y NEGRO MADRID 29-10-1960 página 88
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BLANCO Y NEGRO MADRID 29-10-1960 página 88

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Oelar después de irolpear ía puerta discretamente. -iHan Uesrado los tres tripulantes que había citado usted a las ocho. Hágalos pasar. El inspector miró nuevamente hacia la ho. ia de papel que tenía ante sí. en donde había resumido los detalles esclarecidos después del examen de la canoa: 1. La explosión VJ 3 había sido preparada de antemano. Se había producido por ma chispa eléctrica derivada de un cable deteriorado por el tiempo. 2. El neumático presentaba un pinchazo de origen reciente, producido por ima aguja gruesa o instrumento similar. 3. Josef du Brande había muerto ahogado y no a consecuencia del golpe que sufrió en la cabeza, que pudo, indudablemente, causarle una conmoción capaz de privarle del conocimiento, ipero que no era de carácter grave. El inspector se levantó y saludó a los recién llegados, invitándoles a sentarse. Después de admirar nuevamente la belleza de la muchacha, observó a sus dos acompañantes; Miguel Dumavas era un hombre fuerte d e elevada estatura, cabello castaño y ojos pardos. Vestía lai pantalón de verano color gris y ima camisa negra de punto. De su persona irradiaba vitalidad, aunque p a r e c í a ligeramente nervioso. Charles Manú tenía el pelo negro y la piel del rostro enrojecida ipor el sol. Sus labios, finos, denotaban sensibilidad y su mirada ei Inteligente. A bordo de la lancha- -dijo el inspector- hetoos encontrado una máquina de fotos. Sa ha podid o revelar el carrete, pues el agua de mar no había penetrado en su interior. Por lo visto, la víctima había hecho algunas instantáneas pocos minutos antes de producirse la explosión. En efecto- -contestó M a n ú- Nos colocamos los tres en proa, y él, desde su puesto. Junto al timón, nos hizo una fotografía, aprovechando la luz del atardecer. ¿Cuánto tiempo pasaría entre ese memento y el instante en que fueron ustedes lanzados al agua? -Q u i z á diez minutos- -contestó Durnavas. -No nos habíamos movido aún del sitio- -aclaró Suzanne. El inspector examinó, atentamente la instantánea que había extraído de un cajón, después se levantó, pulsó un timbre y se acercó a uno de los tres sospechosos, deteniéndole por el asesinato de Josef du Brande. ¿Quién lo mató? (Solución en las páginas azules. ¿Qué hay? Dos faluchos de pesos, zarparon Inmediatamente rumbo al lugar donde se había producido la catástrofe. ban a encenderse como ojos curiosos que Intentasen penetrar la oscuridad que se extendía hacia el horizonte. íLos dos muchachos y la francesa abandonaron al dueño de la canoa desipués de comprobar que la cab á permanecía fuera del agua y sin que hubiese recuperado aún el conocimiento. Tardaron unas dos horas en alcanzar los escollos de la vertiente norte del cabo Amargó, y otros veinte minutos en llegar al puerto de Cala Buena. La aparición de ¡los dos muchachos, ¡pálidos y extenuados, con las manos sangirando, como consecuencia de la escalada que se vieron obligados a realizar al trepar por las rocas, y de la muchacha, con el ipelo suelto, largo y mojado, la faz desencajada, herida ccnno sus compañeros, causó profunda impresión entre los pescadores que se hallaban en el primer café tísl puerto. Dos faluchos dfe pesca zarparon inmediatamente rumbo al lugar donde se había producido la catástrofe, pero no consiguieron encontrar al herido. La búsqueda continuó dm- ante toda la notóhe y gran parte de la mañana del día siguiente, hasta que con ayuda de unas gafas submarinas, Miguel IJurnavas descubrió la canoa en el fondo, y flotando entre dos aguas, el cuerpo sin vida de Josef, atado al neumático, totalmente deshinchado. 1 inspector suspiró y dijo, dirigiéndose a la francesa: Mademoiselle, le auradeoeré que esta tarde, alrededor de las ocho, se presenten de nuevo usted y sus compañeros en el despacho del cuartelillo de policía. Quiero examinar 1 %l ancha cuando llejnie ai muelle, ÍEn efecto, a lo lejos se vela emerger del a rua parte del casco azul de la canoa siniestrada, amarrada por los hombres rana y remolcada hacia el puerto, al costado de uno de los i arcos que habían realizado el trabajo de salvamento. ü n cabo dfe la policía local entró en el desi acho donde se hallaba

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