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BLANCO Y NEGRO MADRID 15-10-1960 página 98
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BLANCO Y NEGRO MADRID 15-10-1960 página 98

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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LA A N A R Q U Í A DE L O S N U L O S respectivas. Numerosos contratos se cumplen en el bridge por negligencia de ambos contrarios o de uno de elloj. Con frecuencia ocurre que sólo es preciso para multar a ios contrarios efectuar una baza más. Pues bien; se dan casos que teniendo el compañero el as, el nueve y el dos de un palo, en lugar de poner el nueve para indicar que juege ese color, descarta el dos, y entonces los contrarios cumplen, indebidamente, nn contrato que estaba multado. Cuando se le reprimenda a quien cometió tan craso error, acostumbra a contestar: ¿Pero cómo iba yo a pensar que no me jugaría ese Era lo natural. -Sí, señor; conforme. ¿Pero no comprende usted qae al darle su dos podía inducirle en error? ¿Para qué quería usted su nueve? En realidad, cada carta que se juega tiene su importancia, pues es la única manera de dar alguna indicación al compañero sin recurrir a los consabidos gestos de aprobación o desagrado que efectúan algunos jugadores, más o menos conscientemente, pero que son absolutamente contrarios a un mínimo de corrección en el bridge. A este respecto trataré en una próxima crónica de las numerosas incorrecciones que se cometen jugando al bridge para tratar de que se destierren tales usos, que abundan en todo el mundo. Una vez expuesta la importancia que tienen durante el desarrollo del juego las llamadas o indicaciones, respectivas, de los compañeros, voy a tratar de las llamadas p r e ferentes que sólo emplean los grandes jugadores y de los errores a que, a veces, inducen, si no se manejan bien, o se emplean excesivamente. Los mejores técnicos mundiales consideran que las llamadas preferentes constituyen una de las pocas invenciones geniales que existen en el carteo. Su inventor, Mr, hevinthal, es muchísimo menos conocido que Blaclíwood o Staymen. Pierre Jais, el as francés, lo atribuye a que Levinthal no estaba consagrado como uno de los mejores j u gadores del mundo, no había escrito ningún libro y no e preocupó de su publicidad. Por eso los americanos ni siquiera mencionan su nombre cuando tratan de las llamadas preferentes Estas llamadas son de inestimable valor en juegos en que no es posible efectuar las llamadas corrientes y dependen de que e cumpla o no un contrato, si se acierta a jugar un determinado palo. C OMO he vivido muchos ños en el extranjero, sólo he descubierto, recientemente, Is. razón de los antinulo qae se marcan hoy en ijía. Ahora bien, si descubrí el pecado no di aún con el nombre del pecador; mejor dicho, del verdadero energúmeno qne está destroüando los nulos. No solamente se atWivió a dictar la absurda regla de que para la apertura le nulo de mano se precisan tres ases, sino que afirma qtie puede marcar u n nulo cuando se tienen siete cartas por debajo del seis o el siete. De los doses nada dice, como si éstos careciesen de importancia. Es posible que aprue e también que paro marcar un sin triunfo no es requisito indispensable tener en la mano ases y reyes y, que sea suficiente tener siete cartas superiores a sietes u ochos. Mientras no se pongan fuera de la l y a los que declaran nulos sin tenerlos, el juego de bridge un España degenerará en una pugna de lucha libre greco- romana, donde el peso y la fortaleüa física del adversario o ana llave providencial acaben con el contrario. En El Bridge Moderno de Vidal y de la Iglesia, publicado en 1942 (página 146) califica: a de genial la invención del nulo y consideran que pronto será adoptada esta sexta marca por todo el mundo bridgistico. Yo también compartía esa opinión, pero no a hcira, al comprobar la herejías actuales, Claro que los citados autores, cuando publicaron su excelente libro, no crisían ni mucho menos que se llegaría al caos actual. Si se (uiere salvar el bridge con nulos es preciso que todos los lue tienen alguna res ponsabilidad o autoridad aunen sus esfuerzos para lograr que se vuelvan a jugar los nulos cou ao en los años 30. Yo, desde estas columnas, prometo colaborar con ellos. De todos los bridgistas son conocíidas las cartas de llamada para que el compañero juegue un palo determinado y así facilitar las multas a los contrarios; las cartas de llamada son del siete para arriba, aunque pueda suceder que un seis sea también carta de llamada sobre todo si en el muerto se encnentra el siete üe ese palo o lo tenemos en nuestra mano. También son cartas de llamada por ejemplo: u n cinco o un cuatro, y Itiego otra carta inferior. Otras veces se indica al compañero que no siga jugando un palo, jugando un dos o un tres. Pero muchos jugadores parecen ciegos o desprecian las indicaciones de sus compañeros, y no hay nada que mok ste tanto a un jugador c mo que se le menosprecie de tal forma. E 1 bridge es nn juego de compañeros, y ambos diiben de ayudarse mutuamente y tener confianza en sus mateas y en ns indicaciones

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