BLANCO Y NEGRO MADRID 24-09-1960 página 45

Sor María Pilar y los ancianos del asilo de la calle de Almagro, amigos de la futura reina de los belgas. Don Enrique Oriesbach, el anciano mayordomo que vive su jubilación en el palacio de la calle de Zurbano. C O N O C E N BIEN vivienda de los porteros del palacio o en las dependencias de la servidumbre y la cocina. En este último departamento ejercía, sin salir de su modestia, el ascendiente de una enterada ama de casa. Por ejemplo: Ella era una benefactora asidua del asilo de ancianos que las Hermanltas de los Pobres tienen en la calle de Almagro. Pero su buena acción no se limitaba al envío de donativos; ella comipartió muchas de sus horas con aquellos hombres, con aquellas mujeres a quienes la riad a incontenible de la CARIDAD vida fué depositando en sus márDecir cí e la señorita Pablóla de genes, gentes para quienes apenas Mora y Aragón o. ue es una mujer queda otro consuelo que la palabra profundamente caritativa, es quedar- amable, el trato delicado de las monse muy corto en la estimación que jltas que les asisten. Para aquellos su obra merece. Porque en sus ac- ancianos, que al. hablar de ella salciones fué siempre lo de menos- -con tan familiarmente sobre el mínimo ser muy importante- -la aportación tratamiento social de señorita para pecuniaria. Lo importante fué su nombrarla simplemente Pabiola, su aportación humana, su presencia fí- presencia, no por frecuente, dejaba sica, para llevar no sólo remedio, de ser un acontecimiento. sino también consuelo a los hogares Ahora al saber que- ella va a ser ensombrecidos por la miseria, el do- Reina, su orgullo, tristemente curalor y la desesperanza. do ya de todas las vanidades, ha No era la que ella ejercía esa ca- recibido una satisfacción inesperada. ridad, siempre admirable, pero un Un in? pátieo vejete nos llevaba apartanto eg- oísta, de ojos que no ven... te para decirnos conñá enoialmente No; sus ojos veían, y su corazón, un en un rincón: corazón sensible como pocos, sentía. ¡Con la de veces que nos ha servido la mesa! ¡Y va a ser Reina! Y nosotros podemos decir que esa Reina es amiga nuestra... Parece mentira- reflexiona en voz alta con la mirada absorta, moviendo lentamente la cabeza de arriba abajo y de abajo arriba. Y el periodista pone todo su empeño en hacer comprender al anciano cue no tiene por qué parecer mentira aue su amiga Fabiola vaya a ser Reina, y que, precisamente por ser amiga suya, sabemos que Fabiola será una buena Reina. La Madre Superiora nos explica cómo la señorita Pabiola les ayudó con su dinero a comprar las camas para el pabellón de matrimonios, recientemente instalado, y cómo les ayudó personalmente a dejarlas dispuestas para que los asilad os descansaran en ellas. Sor María Pilar, una de las Hermanas postulantes, ha tenido muchísimo trato con la señorita Fabiola de Mora y Aragón. Recuerda sus frecuentes visitas petitorias; -Depende- -solía decir la futura