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BLANCO Y NEGRO MADRID 10-09-1960 página 78
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BLANCO Y NEGRO MADRID 10-09-1960 página 78

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CINE en un esteticismo pasado. Cuenta, eso sí, con un aliento poético e imágenes de intención lírica y notable plasticidad, pero no basta. Por lo demás, resulta lenta y reiterativa, reincidiendo en fórmulas superadas. Por su parte, Yugoslavia ofreció un film sin el menor interés. La guerra tiene el pecado de la presunción y todo se antoja artificioso, rebuscado y falso. La dirección es elemental; la interpretación, pésima. Nafi a se salvia de la vulgaridad. Rusia, con El cielo de Leningrado tainpoco h a superado el bajo nivel del cine de tras el telón de acero en este Festival. Película fatigosa por su desesperante lentitud y confusa en su desarrollo. Al final se convierte en om panfleto propagandístico que no oculta su intención. e inconsistencia porque el tiempo se h a encargado de demostrar la retórica trasnochada de unas fórmulas que a nadie pueden convencer. La película alemana La historia del ajediiez inspirada en u n a novela ás Steían Zweig, es en realidad la historia de una obsesión. Pero se le h a n escapado los matices aue ofrecía el tema y todo aparece artificioso y convencional, con una lentitud ostensible. Todo el peso recae en el protagonista, que es Curd Jürgens, que no pasa de la discreción, y necesitaba un actor de primera categoría. OEL JUBAIK) Y SUS TRIBULACIONES Todavía, es pronto para hacer conjeturas sobre los premios, porque faltan siete películas por ver. Difícil misión la de un Jurado Internacional que h a de discernir entre catorce films, aunque si tuviese que emitir su fallo por los presentados hasta ahora no necesitaría pensar mucho. Este año el Jurado está compuesto por el comediógrafo francés Marcel Achard, que actúa de presidente; el d i r e c t o r americano Bobírt Ald rieh, el actor y también director ruso Sergej Bondarciuck, los escritores italianos Mario Praz y Arturo Tofanelli, los críticos Peter Baker, Inglaterra; Louis Chauvet, Francia; Jaime Potsnze, Argentina; Sáíhuel Steinman, Estados Unidos; Jsrzy Teoplitz, teórico polaco, y Antonio Pagliero. Nuestro compatriota Luis G. Eerlanga, el gran director de Bienvenido, Mr. M a r s h a l l y Calabuoh forma parte del Jurado y por una de esas misteriosas causas que en el más absoluto secreto se mantienen no h a sido legido presidsnts, porque, según nuestras referencias oficiosas, fué por u n voto de diferencia. Estas personalidades que h a n de otorgar el codiciado León d e Oro se desenvuelven en un aire de gravedad y se acorazan en el silencio. No es posible sacarles una palabra sobre las películas. Berlanga, que es u n excelente conversador y gusta de comentar con sus amigos los films, decía el otro día: Lo que menos me divierte al ser jurado es no poder hablar nada. Estamos bajo la ley del silencio. Y el hombre debe hacer un verdadero esfuerzo para cumplir la consigna. Por cierto que su distracción le hizo cambiar de fecha las entradas. Cuando pretendía pasar a la sala del Palacio un celoso portero le d etuvo: No; esa entrada no vale; es la de ayer. No puede pasar. Alguno de los organizadores le pidió excusas y Berlanga ocupó su butaca. Ni así me puedo librar un día de ir al cine afinnaba, Doce hombres sin piedad puede denominarse irónicamente al J u rado. I, A COMPETENCIA I E LAS OLIMPIADAS La coincidencia de la Mostra de Venecia con los Juegos Olímpicos de Roma ha sido desafortunada para la primera. El deporte se h a convertido en una poderosa competencia del cine. Mientras e n el Lido escasean las celebridades, en Roma ss h a n reunido nombres famiosos. La Olimpíada se lleva la mayor atención en la Prensa y los comentarios de la gente están más pendientes de la proeza de u n a t l e t a que de una película. Elizabeth Taylor, con su marido Eddie Fisher, cuarto de la serie, por ahora, no ha querido faltar a la cita olímpica. Liz h a provocado sensación, reclamando más de una vez Ja intervención de la fuerza pública anta el asedio los fans y las muestras de histerismo. Los príncipes de Monaco, Graoe y Rainiero, también h a n acudido al estadio. Grace, que ha tenido un enorme éxito personal, se ha encontrado con su hermano John, que forma parte del equipo americano de cannottieri su presencia suscitó vivas demostraciones de simpatía. Otras figuras de m: enos categoría presentes h a n sido J s a n Collins y Sandra Dse. También la extravagante e insvitable Elsa Maxwell ha preferido- el lanzamiento de disco y el tiro al plato a Venecia. LA VANIDAD MASCÜUNA Se habla mucho de la vanidad de las estrellas pero 3 a de los actores es superior con bastante frecuencia. Veamos un curioso ejemplo. Entre los. numerosos papeles y guías publicitarias que cada día nos entregan a los periodistas hay una particularmente divertida. La biografía impresa de George Hamilton. ¿Quién es? se preguntan todos al oír su nombre. Un a c t o r americano no demasiado conocido, pero dispuesto a conseguir la popularidad llevándose la palma de la vanidad. -En su biografía se lee lo siguiente: Una corbata no me molesta nada y encuentro confortable el cuello almidonatío. Más tarde se alude que es un excelente caballero, que le gusta mucho jugar una partida de golf o de polo y desea p o s e e r u n RollsRoyce Vagamente se destaca su notable cultura Apenas llegado a Venecia visitó a un peluquero y emplea gomina, en contra del parecer de Marión Brando. Su edad es indefinida y se esfuerza en hacer creer que no h a cumplido los veinte años. La Vanidad de Curd Jürgens, protagonista del film presentado por Alemania, es más sutil, más europea si se quiere. Jürgens porta una m á quina de afeitar con pilas y en cualquier momento se rasura la barba para mantener bien su- físico, que debe cuidar a Calta de otras cualidades de actor. Se rodea de una experiencia mundana y cultiva e l mito del hombre irresistible, maduro y seductor. Intenta esconder su edad en el misterio. Algunos que creen tiene sesenta y cinco años hablan dé prodigio, cuando en realidad nació en 1914. Parece un romántico lobo ds mar y cuenta con muohas admiradoras. Tampoco se queda atrás en eso de la vanidad, aunque es menos refinada, el actor francés Laurent Terzieff, que se comiporta como una obediente starlet a los requerimientos de los fotógrafos. Cambia su traje de baño varias veces y buscando el efecto se deja caer el pelo en torno a la cara dentro del agrua. El cantante Vic Damone es otro de los que desconocen el significado de la palabra sencillez. No hace más que hablar de sus grandes contratos. Sus declaraciones le definen: En el curso de un año es miejor trabajar sólo seis meses. En los períodos de inactividad me dedico a mi r a n cho y a la actividad industrial, para la cual tengo ambiciosos proyectos dentro de 1961. Como revelando un gran secreto h a añadido: Me interesa mucho la industria hotelera en diversos países, y he puesto a punto un invento que revolucionará los sistemas más modernos del turismo. Luego se refiere a que pasa sus vacaciones lejos de todo mundanal ruí-

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