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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-09-1960 página 36
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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-09-1960 página 36

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Andrés Segovia en e! hotel, mientras r Hena ia hoja de inscripción. (Fotos; Rioo- Esoobar- Samot. multicolor, como sus atuendos, mereosdores de ser perpetuados ¡por Degas. Bailaron en la plaza Porticada, bajaron a las playas, subieron a los jardines de Piquío, para trenzar la rusda con el fondo sin límite del mar vecino. Desplegaron su bella mercancía de isas y malagueñas, íalías y coplas de aanor, exaltación y melancolía, oon nieve en el semblante y fuego en el corazón Ellos, como sus hermanos de Teruel, de Málaga, de Valladolid o Zamora, de Cabezón o Francia, Portugal, Holanda, Italia- -que la ¡prueba tenía carácter internacional- nos mostraron la faceta espontánea, sincera, no siempre de altura y perfección grandes, pero simpática siempre, del arte popular. Andrés Segovia nos hizo, una vez más, sostener un silencio casi angustioso que él solo, con su autoridad contagiosa, logra. Vino a Santander como consecuencia de una muy generosa voluntad da cooperación. Des- cansaba en Suiza, en justo iprsmio a una tarea incesante. Impresiona la relación: desde cus lo escuchamos en Madrid, en los últimos días de 1959, y a partir del 6 de enero, una gira por todos los Estados Unidos, en la que. desplegó 52 conciertos, hasta el 6 de mayo. Luego, América del Sur: Buenos Aires, Montevideo, Lima, Cali, Bogotá, Méjico, E ¡Salvador, Guatemala, Puerto Rico... Ahora, dentro de unos días, la inestimable aportación de su magisterio en los cursos de Música en Compostela basta el 15 de septiembre; el 20, recital s n ¡Ginebra; a partir del 25, la gira en los países escandinavos... El mundo, una vez más... Aquí, en Santander, su mundo mágico, encerrado en la leve andadura de la guitarra, sutil y honda, rica en timbres y matices, soi jrendenté: desde las arcaizantes muestras clavecinístioas a la risueña estampa contemporánea que Para Segovia y con este título, agrupó, luego de escribir los fragmentos en distintas épocas, Alexander Tansman. Sí; la fisonomía del Festival santanderino puede buscarse a través de muy representativos ejenuplos. Yo me inclino, en este día, por la doble estampa del anciano de menuda estatura, quizá un poco agotado ya, que multiplica. ba fuerzas por la palpable ilusión y dirigía su grupo canario con las consignas de infantil voz, incisiva y tierna, enviadas a través de su tim. ple y la típica presencia- -ámanos abaciales gordezuelas, a m plio anillo, chalina, pipa, faz redonda, gafas de concha, dulce voz r e iposada, serenidad que da al éxito que nunca falta a la cita- de ese gran taumaturgo, Andrés Segovia, que supo legrar para nuestra guitarra proyecciones Jamás soñadas, librándola del Pintoresquismo para adentrarla e n zonas en que triunfa el arte sin fronteras. A. P. -C,

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