BLANCO Y NEGRO MADRID 20-08-1960 página 42

CONGO que están junto al río con la monotonía dertam- tam. El río, el río Congo, es todo lo que los separa del otro país con el mismo nombre. Y sin embargo, allí hay tropas sublevadas, ciudades destruidas, gentes acorraladas, ima intervención militar d! e la O. N. U. y la posibilidad, según lia dicho Lumumba, de que estalle una guerra en grande que no ha estallado gracias a la intervención de las Naciones Unidas. Y sólo a cinco kilómetros de ese mundo, un canto de negros, una ciudad sonriente y una paz iperfecta. ¿Habrá, por tanto, que hablar de la inteligiencia colonial francesa y del tacto francés, aunque no esté tan de moda el hacerlo como de sus maniquíes o de sus perfumes? En Brazzaville yo quisiera hablar de dos cosas: de la simpatía francesa y del honor francés. Porque en esa simpatía, en ese sentido del honor y en esa concepción de la solidaridad europea reside el origen y la razón de esta paz sonriente, de esta seguridad, de estas canciones que llegan desde el río. No voy a explicar hoy la Comunidad Prancesa, porque al escribir crónicas hay que ser modestó y no perderse multiplicando temas. Contará simplemente cómo es este Congo afrancesado o Congo número dos, según mis personales impresiones. Sabido es de todos los que tienen nociones de francés que el tuteó sólo se usa en dicho idioma para expresar una gran intim. idad. Todavía hay incluso matrimonios de la vieja escuela que usan el vous o usted entre ellos. El lector podrá, pues, imaginar mi sorpresa cuando el primer taxista negro que tomé para ir a cenar me preguntó: r- ¿Quieres que te lleve a un sitio elegante o a un sitio barato? En el sitio barato, que resultó carísimo, porque aquí la palabra barató sólo existe en el diccionariov había un par de mesas ocupadas por negros; varias más, por blancos. Y en una cenaban blancos y negros juntos; Oí hablar a un negro con la propietaria, europea: Mira, tráenos la ensalada y la carne. ¿Tienes vino rosado? Y un camarero negro empezó a discutir con la cajera, blanca, a propósito de unas propinas: -Tú, itú eres la que forma siempre estas historias. Yo, ya digo, estaba sorprendidíisimo. Venía de una zona del mundo en que el tuteo sólo se usa en las oraciones y el teatro clásico. Y en donde la convivencia con el negro resulta tan difícil como la de los lagartos y los monos. Hablando de ello con un diplomático francés, éste sonrió y me dijo: Es que entre los franceses y los indígenas hay verdadera intimidad. Todos tienen los mismos derechos. Aquí no habrá problemas. Hemos preparado bien la independencia a través de años. Y esta República del Congo número dos, como usted la llama, quedará dentro de la Comunidad Prancesa de todo corazón. De usted sólo nos hablamos con los personajes importantes por aquello de la categoría. En fin, ya lo verá. íLo he estado viendo a cada instante. En los Bancos, con su mayoría de empleados negros; en Correos, donde sólo vi a un blanco; en Telégrafos, al entregar mis crónicas a los técnicos negros; en la Policía y en el Ejército, con bastantes oficiales negros; en los Mi- lyA ENFERMERA Y LA NEGRITA- -Una enfermera de la Cruz Roja canadiense contempla cariñosamente en Leopoldville a la pequeña negrita. Hombrcis y mujeres de las Naciones Unidas realizan una importante labor d confraternización. i i t. -íT; L A