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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-08-1960 página 40
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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-08-1960 página 40

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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TOROS ie gastan las chicuelínas, (La chicuelina es un baile por sevillanas con el toro de pareja. Debe ser un baile fácil porque todos bailan hasta no saber quién es el que torea. Cuando, como esta tarde, ¡os tres matadores salen vestidos de azul, no hay manera de distinguirlos. Manfredi, sastre de toreros, qué falta me ha hecho usted esta feria de Málaga y, sobre todo, esta tarde. Yo le hubiera preguntado: Manfredi, por favor, ¿quién es ese torero? y Manfredi me hubiera respondido: Déjeme usted los gemelos para verle el bordado. Manfredi mira con mis gemelos: Ese... ese. ese es Fulano. ¿Está usted seguro, Manfredi? porque le he visto titubear. Es que no me acordaba qué bordadora es la que hace ese bordado. El toro 3 de bonita lámina, todos han tenido buen trapío. Murillo brinda a las presidentas, hace una faena valiente, pero frío. Después de un pinchazo, da una estocada. El sexto es grande, gordo; se arranca, le marran, derriba y Segura pide el cambio. E l presidente y el público se niegan; ¡qué equivocación, torero, si lo que necesita este toro es sangrar! Brinda Segura al público, y con el toro regordío, casi congestionado, no sabe qué hacer; lo primero que debió hacer es no brindar este toro Creo que vamos por jm. la octava c o r r i d a wr altura de los ojos, a la altura de la constitución de tu cuello, toma la muleta, no te hace falta humillar, sigue, igue el pase hasta el final. Estocada honda y descabello. Todo con gran reposo, con gran sentido del toreo. La faena seria tuvo la soiirisa- de tres manoletinas. Le dieron una oreja, para dos le faltaron otras tres manoletinas y unas xuantas ¿hocolatinas. Es el primer toro con que Luis Miguel se encuentra esta feria. Luis Miguel, deja los novillos para los novilleros. El toro primero se quedaba corto, y Luis Miguel, más corto todavía, con lo que despertó la dormida indignación de días pasados. ¡Qué profesión tan maravillosa esta del torero! El desquite en una tarde, de un toro a otro. ¿Cuánto tiempo le cuesta desquitarse a un autor dramático silbado? Ostos, que ha perdido el sitio de matar, y, sólo lo encuentra en algún toro que otro, yo creo que porque no lo busca, mató mal al segundo; aprovechó que tomaba Bien la muleta y toreó bien. Como la suerte de matar no euenta, dio la vuelta al ruedo. El quinto topa, y se quita el palo, es manso. La ovación más fuerte es para sus banderilleros. El toro se defiende de la muleta a corn a d a s por el lado izquierdo, muy peligroso. Ostos se defiende también lo que puede. Una estocada baja pone fin al peligro. A Diego Puerta le toca el mejor lote, y lo aprovecha. El tercero, sin fuerza, que hay que cambiarle con un puyazo y se cae en banderillas, lo brinda al piíblico. Un toro así no es para brindado, muchacho. Aunque le hagas una faena alegre y bonita, aunque le mates a volapié, volcándote en el toro; aunque te den las dos orejas y el rabo, no es toro de brindis al público. AI sexto también- le corta las orejas y el rabo. Le toreó en tres o cuatro tandas. Estos cortes no los aplaudo, aunque en cada serie se mejore, eomo aconteció. En la tercera serie, con el toro más encelado, dio con la derecha unos pases largos, inmejorables de reposo, temple y bien rematados- -un pase de pecho fué de cabeza a rabo- El toro era muy bueno, el mejor de lodos; tomó muy bien un puyazo, y el picador se agarró muy bien. Faena con pases de gran pureza, impregnada de juvenil alegría; faena muy Diego Puerta. Un buen pinchazo en hueso y el toro dobla. ¡Qué lástima, me hubiera gustado verle entrar otra vez! La faena brindada fué digna del brindado. Así acabó esta larga feria, que consideraremos con más espacio y tiempo, porque merece considerársela por los toros y por los toreros. Y aquí termina el saínete; perdonad sus muchas faltas. íDe los toros y de los toreros. G. C. 9. Y ÜITIM V CORRIDA LUIS MIGUEL Y DIEGO PUERTA. ¿NO TOREABA TAMBIÉN JAIME OSTOS? P ARA que este año todo sea de tono menor en las corridas de Málaga, bajó de tono Luis Miguel, bajó de tono el conde de la Corte- -se comprende que me refiero a sus toros- -y bajaron de tono los Pablorromcro. De los toros del conde ya dimos referencia puntual. La corrida de Pablo Romero, de bonita lámina, pero floja, endeble. A muchos loros se les cambió con una vara, pero no por precipitación del matador, sino porque los toros no resistían más. Los toros se cayeron mucho; uno hubo, el tercero, que se cayó al entrar a un par de banderillas y el último toro se echó con. nn pinchazo hondo. ¡Con las corridas de Pablo Romero que he Visto yo en Málaga! Luis Miguel ha hecho esta tarde una faena digna de él. ¿Por qué nos detenemos en la faena? ¿Por qué nos saltaraos, a la torera o no, toda la lidia de un toro hasta empezar por la faena, como si el toro saliera entonces? Pero ¿y antes? ¿dónde estaba el toro? ¿dónde estaba el torero? Es ne otras tardes no se le ve al espada hasta que coge la muleta, hasta la faena, y nos va quedando a todos el tranquillo de empezar las críticas por las faenas, porque antes no pasa nada digno de mención. Pero esta tarde antes de coger Luis Miguel la muleta había hecho muchas cosas. ¿Qué cosas hizo Luis Miguel? Pues lo primero que hizo fué lidiar el toro él solo, desde la primera verónica has- ta el último pase, pasando por las banderillas. Lo primero que hizo fué ser Luis Miguel en el ruedo de Málaga. ¡Bien toreó con el capote, adelantando la pierna, cargando la suerte, con temple, como se debe torear! Llevó el toro al picador; en el quite mejoró las verónicas, y la media fué magnífica, pasándose iodo el toro y haciéndole volver hasta el remate, torerísimo, con aplomo y naturalidad. Cuando ve que el toro tiene el poder y la bravura justas, ruega el cambio al presidente (muchas veces escribimos pide el cambio ahora escribo ruega el cambio no es igual pedir, que rogar, recomiendo el ruego, por favor) Un banderillero sale disparado a banderillear. Luis Miguel le vuelve; va a banderülear él. Solo en los medios, se recrea en fijar al toro, y despacio, lento, con buen andar de banderillero, va hacia el toro, hasta encelarle y le pone un gran par, en el que se recrea y nos recrea; otro y un tercero saliendo del estribo, AI muletear, para aliviar al toro del resabio del golpeteó de las banderillas, le desbanderillea, le va quitando una a una y le deja una como prenda de que estaba banderilleado. La faena es perfecta, seria, profunda, maestra. Como el toro, corto de cuello, embistiera con la cara alta, le puso Luis Miguel la muleta a media altura. ¿No quieres, toro, humillar a coger la muleta? Pues ya no hay pretexto, ahí la tienes, a la

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