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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-08-1960 página 82
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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-08-1960 página 82

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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PROBLEMA POLICIAGO jClflfStv Jf Pililo MAGAZ l Jil t lis 1 La trampa había surtido efecto, pero cuando el criminal estaiba a punto de caer en su poder, el policía había trompezado con la caldera de la calefacción, perdiendo la pistola y la linterna... PERSECUCIÓN A CIEGAS E XJ inspector Delar masculló una imprecación contenida y se aplastó durante unos segundos contra la pared del pasillo. En el silencio y la oscuridad que envolvían los sótanos de la villa Tnrr a n d escuchó los pasos precipitados de la sombra que huía hacia el fondo- del corredor. ía, trampa había surtido efecto, pero cuando el criminal estaba a punto de caer en su poder, el p o l i c í a había troiiezado contra la caldera de la calefacción perdiendo la pistola que llevaba en la mano derecha y la linterna que s o s t e n í a con la izquierda. Aquel error le ponía a merced del culpable que, poco m á s tarde, cuando descubriese que la habitación donde acababa el pasillo, carecía de puert a de escape, se encontraría acorralado e intentaría abrirse paso h a ciendo frente a su perseguidor. E! policía sabía que disponía t o davía de unos segundos para prepar a r su plan de acción. Como en u n relámpago cruzaron por su imaginación diversas soluciones, Im más fácil era dar media vuelta, salir de la casa y pedir ayuda a Jefatura. Pero- entretanto el criminal tendría la oiMirtunidad de huir. Cabía también el buscar u n buen escondite y esperar a que el culpable intentase salir p a r a caer sobre él por sorpresa, desarmándole y reduciéndole rápidamente a la impotencia. Pero aquella solución presentaba muchas dificultades para que Delar confiase en un resultado positivo. SMS dos s o s p e c h o s o s de aquel asesinato eran hombres fuertes e inteligentes, y fuese quien fuese el asesino iría probablemente armado y no se dejaría sorprender fácilmente. Por último, la oscuridad en que se hallaba sumido el pasillo no se prestaba a encontrar u n escondite apropiado para llevar a cabo la captura. El inspector aguzó el oído y entornó los ojos, tratando de perforar ia oscuridad que le rodeaba. El corredor seguía en silencio. Existía la posibilidad de que el fugitivo no hubiese oído, en su precipitada huida, la caída del inspector. En tal caso s s hallaría también agazapado: en espera de que Delar tomase de nuevo la iniciativa. El cerebro del policía trabajaba a toda presión. Si a l menos supiese cuál de los dos es el culpable- pensó- -podría recurrir a alguna estratagema. Podría decirle en voz alta que la casa está cercada, que no tiene escaipatoria, que sabemos cómo cometió el asesinato. Pero para llevar tal intento a la práctica era imprescindible conocer su nombre. Mientras el policía contenía la respiración, aún agitada como consecuencia de la persecución, recordó los principales detalles del caso. Otího Mas atrás, en im hospite! del Estado, había ingresado el cadáver de Clarina Stahl, alemana, de treinta y cuatro años, divorciada del millonario laanericano John Draight, tí s tiuien percibía u n a renta vitalicia cue ascendía a la fabulosa cantidad de 20.000 dólares mensuales. La maiCíhacih. a, desde hacía varios años, se había aficionado a la be- Encarnan a los personajes de este problema Ángel Sofer (John Draight) y Aurora Carrascal (Clarina Stahl) Intérpretes en Radio España e los Diálogos madrileños entre Eulogio y la Remedios el autor de dicho diálogos, Juan Martín Gómez (Ernest Darrier) y el locutor de Radio Madrid José Luis Pécker (Inspector Delar) Las fotos fueron realizadas en el restaurante L a Granja de la carretera dé Aragón, por Sanz Bermejo.

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