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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-08-1960 página 47
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BLANCO Y NEGRO MADRID 06-08-1960 página 47

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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tes (para que sirva de lección y ejemplo a las nuevas generaciones en el futuro) la más terrible catástrofe que el f enío de la cólera tomando impulso en la mano del hombre, haya desencadena, do jamás hacia sus semejantes en toda la historia de la Humanidad. Para todos aquellos a quienes el recuerdo de la pavorosa fecha dejó marcado en sus espíritus el horror dantesco de una de las más espantosas carnicerías humanas que resristran los sisrlos; para cuantos en sus fibras sensibles sienten cristianamente el dolor y la desgracia de sus semejantes; gpara la madre que amorosamente acuna en sus brazos el tierno fruto de sus entrañas, susurrando en su inocente oído venturosas auroras; para aquellas, en fin, que aún conservan la integridad de los valores morales y humanos que nos separan de la bestia y de sus feroces instintos, vaya, pues, este reportaje exclusivo de uno de los pocos españoles que, en misión especial, ha hecho un emocionado peregrinaje al lugar en que hace exactamente quince años el progreso y la ciencia eligieron como centro de experiencia nuclear (sembrando en cadena vertiginosa la destrucción y la muerte) bajo el mandato irresponsable de ciertas cabezas habitadas por el germen de la ira y de la violencia en la segunda conflagración mundial. Yo he pisado el suelo mártir de Hiroshima, y mis plantas han hollado el polvo calcinado un día por el fuego infernal de la explosión atómica. Sobre las piedras conmemorativas a los millares de muertos que sacrificó la terrible experiencia, se inscriben en idioma japonés dos sencillas frases que calan hondo en el corazón y se nos hacen nudo estrecho en la garganta. En el gran cenotafio central, en cuya urna de mármol se guardan los nombres de los 250.000 japoneses que sucumbieron en los primeros instantes de la explosión, se lee escuetamente: ¡Descansad en paz; el error no se cometerá jamás! Unos metros más lejos, en el cenotafio dedicado a los niños, la frase es todavía más desgarradora, y adquiere la importancia trágica y sublime de la juventud segada cruelmente en sus primeros brotes: ¡Que nuestro grito de horror inspire la paz en la conciencia de los hombres... aparatos enemigos. Parecen haber sido utilizadas bombas de un nuevo tipo. Por otro lado, la radio japonesa emitía la declaración del presidente Traman, en la que decía haber sido lanzados millones de tracts sobre el territorio japonés para dar a conocer la noticia. Acto seguido una orden del Estado Mayor japonés suprimía, a partir de aquel momento, todos los trenes en dirección a Hiroshima. Fué precisamente el 9 de agosto, después del segundo ataque atómico sobre Nagasaki, que el mundo tomó conciencia de la importancia de la gran catástrofe que se abatía bajo el cielo nipón, y los despachos y comunicados oficiales fluían ininterrumpidos desde el archipiélago japonés a todos los rincones del planeta anunciando la tráafica. realidad de los hechos consumados, una vez entablados los primeros contactos con las dos ciudades afectadas. Radio Tokio declaraba que la bomba atómica había carbonizado literalmente todo ser viviente en Hiroshima, y añadía que las víctimas estaban hasta tal punto desfiguradas que se hacía imposible su identificación. Las autoridades, ante la magnitud de la catástrofe, se encontraban en la incapacidad absoluta de dar una cifra aproximada de las pérdidas. Después continuaba: La ciudad no es otra cosa que un ingente montón de escombros. Los efectos del bombardeo se extienden a varios kilómetros de distancia. Las personas que se hallaban fuera de sus viviendas han sido carbonizadas y las que se encontraban en el interior han muerto a causa de la presión fantástica del calor producido por la explosión. El parte americano, a raíz de los hechos, decía así: A juzgar por las primeras fotos tomadas desde nuestros aviones de reconocimiento, sólo quedan eh pie algunos edificios construidos en hierro y cemento, los cuales parecen haber resistido a la fuerza de expansión de la potente bomba. Las llamas saltan por en- cima de todos los obstáculos; terminan de arrasar los bloques de viviendas; invaden con furia los cauces del río Ota, y corren devastadoras a lo largo de las avenidas. Todos los puentes que cruzan el delta de Hiroshima han sido destruidos, pero no se descubre el menor indicio de cráter. El general Spaatz precisaiba que la bomba atómica había aniquilado una superficie de 10 kilómetros cuadrados, es decir, un 60 por 100 de la superficie total de la ciudad y destruido enteramente cinco grandes barrios industriales. Además, la fuerza imponente de la explosión había provocado desgastes considerables fuera de la ciudad y causado numerosos daños casi en todas las regiones colindantes. El efecto de esta bomba (seguía diciendo el general Spaatz) equivale, por lo tanto, a un raid ininterrumpido sobre la población de Hiroshima de 2.000 superfortalezas americanas. Hiroshima, que contaba con un censo de 400.000 habitantes y un importante puerto abierto, ai Mar Interior, en el Pacífico, albergaba también en su recinto varios depósitos de abastecimiento militar y diversas fabricas de piezas de artillería, dé carros de combate y de motores de avión. Estas fueron, en sustancia, las primeras noticias que dieron al mundo los partes y comunicados de ambos países, pero la realidad, la pura y auténtica realidad, quedaba casi aislada aun para el mismo Japón, pues el temor a las radiaciones de la explosión atómica hizo difícil en los primeros momentos los auxilios necesarios que, de haber sido otro tipo de bemba conocido, hubieran tenido una eficacia y un 6 DE AGSlOiSTO DE 1345 El primer comunicado oficial a la Prensa del mundo entero, redactado como un parte de guerra desde Washington el 7 de agosto de 1945, decía concretamente: La primera bomba atómica de esta guerra ha sido lanzada el 6 de agosto por un avión americano sobre la importante base naval de Hiroshima, en la isla de Honshu. Riadio Tokio, que al principio había guardado silencio sobre el bombardeo de Hiroshima, no oculta ya al pueblo japonés la gravedad y la potencia de la nueva arma americana. Un primer comunicado anuncia que una formación de superfortalezas ha hecho un raid sobre Hiroshima, en donde ha lanzado bombas incendiarias, y añade que la importancia de los daños no ha sido aún determinada. Más tarde, la agencia Domei difundía el siguiente comunicado del C. G. Imperial: En el curso de un ataque aéreo, efectuado el- 6 de agosto, han sido causados considerables daños sobre lá ciudad de Hiroshima por un pequeño número de i

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