BLANCO Y NEGRO MADRID 09-07-1960 página 112

4. DE G R A F I S T I C A IMÁGENES DE LAS EMOCIONES exactitud. Años después de realizada su obra, que apenas comenzamos a comprender y verificar, resulta de extíiordinaria importancia científica El propio Rafael Sehermanil afirma que el aparato cerebral en actividad, la transformación de las células y de las sustancias, todo lo que tiene una influencia sobre ei organismo humano, con sus humores, sus decisiones y sus efectos tiene también una influencia sobre la forma de su escritura. Si es el hambre quien traza la escritura, ésta, a su vez, refleja al hombre. Revela inclusive, las sensaciones que l e son inconscientes. Este profesor, haciendo escribir a varios niños las respuestas espontáneas a la indiscreta pregunta clásica: ¿a quién quieren más? ¿Al p a p á o a la m a m á? obtuvo de todos ellos la misma: todos querían a sus padres p o r un igual. Era la respuesta, clásica también, de la prudencia, pero la realidad gráfica revela sentimientos muy diferentes: la presión del escrito, las dimensiones de las palabras, los titubeos, los detenimientos, declaraban lo que pasaba por el alma H ACiE algunas semanas me ocupé del asombroso grafólogo vienes, Rafael Schermann, cuya actuación parecía fuera- de todo posible método. Dos grafólogos se h a n esforzado, hasta ahora, en expüicar aquellos inexplicables aciertos que rayaban en una especie de adivinaición supranormal. Una de las figuras más destacadas de la brp, trazan, en el acto de esicribir, imágenes gráficas más o menos estilizadas. Schermann, dotado de una acuidad visual extraordinaria, captaba estas imágenes, que se le aparecían coherentes como en un film. La dificultad de tomar este plan por método estriba, aparte de aquel mérito personal excepcionalísimo, en que las a l- M It- r i Auítógraifo 4 e, Villalón: La brava caligrafía de un ganadero de peses bravas. (Tomado de un artículo de A B C Es exacto el artictdista al calificar úe brava caligrafía la del ganadero. Este, sin darse cuenta, ha trazado las dos astas agresivas, entre las duales se giLarece sin miedo la firma del que rubrica- -sabido es que la firma simboliza la personalidad, seguro de poder burlar Ja acoTnetida cuando quiera. Nótese el espacio libre, a ta, derecha, por donde podrá evadirse de un ágil salto. El subconsciente diel conocedor de las reses bravas lo ha previsto todo, El final del a pellido Villalón y el que sigue, Daoiz, con su pequeña y vigorosa raya oblicua- -signo de independencia ascieríden alegremente: están ya fuera de todo riesgo. arafología eusopea se ha ocupado del extraño caso de Schermann, de un modo esporádico, esparcido en sus escritos. Empieza por afirmar -y esto equivalle ya a una anticipada explicación general que el grafólogo es el espejo en vez de serlo la escritura. Es él quien debe revivir el movimiento expresado p o r u n signo para trasladarlo a u n valor sicológico Como la escritura anterior al alfabeto fué creada a base de la imagen, nuestra escritura actual conserva aún huellas producidas por los simbolismos arquetípicos. Las tareas habituales, los sentimientos, los deseos más íntimos, los estados de ánimo, las reacciones de nuestro ser, inscritos en nuestro cere- representaciones simbólicas primitivas dan lugar a diversas interpretaciones; por consecuencia, la flecha puede no dar en el blanco, sin embargo, a lo largo de examinarse varios escritos de la misma mano, acaban por encontrarse repeticiones que ponen finalmente sobre la pista. Y h e aquí ahora otro notable profesor alemán, Curt A. Hontorh, que dedica n completo Test grafológico emocional, en su hermoisa obra Grafologia emocional cuyo punto de partida lo constituyen los experimentos realizados por el nombrado grafólogo vienes su don especial de captar ló que pudiéramos llamar ondas humanas a través de la escritura, a pesar d e ser misterioso, no deja de asombrar por su Rúbrica de un delincuente: es el rudo diseño de una navaja abierta; sobre la raya horizontal que sigue hacia la derecha, -el autor había escrito su nombre. Se trazaba- asimismo el camino de su intención, agresora. infantil. Experiencias análogas, dictando a delincuentes, ofrecían revelaciones que no pueden condensarse en uñ artículo. P o r m i parte, h e verificaido directamente más de un simbolismo en las firmas y rúbricas, como, por ejemplo, en la de los directores de orquesta, que reflejaban el movimiento de la batuta. El lector puede ver aquí dos casos gráficos de diferente índole, pero igualmente reveladores. Matilde RAS