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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-07-1960 página 66
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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-07-1960 página 66

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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A LAS CINCO EN PUNTO CUENTO por Tito MUNDT Esta historia ocurrió exactamente. Palabra de honor. EL AUTOR les, el bej y la yerba, y galopar insensatamente por los prados hasta ¡que le salía una estala ctita de espuma de los sados muertos, que lo miraban sonriendo desde arriba. belfos. Fuego descendía de una larga d i nastía de toros famosos. Su padre había muerto en la plaza de Sevilla, después de tres estocadas. Su abueilo, llamado Leño se ihabia derrumbado en la plaza de Córdoba, después de cuatro puntillazos, en medio de un sileti cio de hielo que doiminaba la plaza. Sus bisabuelos habían dado uenta de dos toreros célebres, El Morado y el Salibita en tiemipos de Alfonso XII, y un lejano antepasado suyo había sido dibujado en plena plaza ¡por el rpropio Goya, y sos pitones, finos como el viento, y su lengua de esparto están todavía en una salita del Prado. Fuego tenía, en consecuencia, casta, solera y raza, y en las noches alzaba sns iprufiales hacia el cielo y rezaba unos tímidos Padrenuestros por ios antepaIHJSTHACIONES DE MONTALBAN C ERCA de Navacerrada hay un t o ril. En él ipastan día y noche 30 a 40 miuras legítimos. Uno de líos se llaima... o se llamata, más bien dicho, Fuego Y era fuego. Fogata, en el comienzo; llama, más tafde, y por último, cenizas. Era íino y delicado como una tanagra, alto y macizo, y a los tres años tenia una estamj a como para figurar en las mejores tórridas del mundo. El alha le vestía de rosa; de rojo sangre, el mediodía, y en las noches se iluminaba de ébano. Era un torito nervioso y fino que amaba el amor con todo el romanticismo de las largas declarííciones en las noches bajo la luna más pálida de Castilla. Le gustaba morder los trébo- Esa tarde Fuego lamió largamente el soníbrio pelaje de su amor. Ella era lina vaquita fina y lustrosa que se llamaba Mariposa Habían conversado mudhas noches stVbre el futuro y tenían pensado formar un hogar en un corralito amable y burgués cerca de Madrid, para educar a algunos becerros alegres, cuando llegara la hora de la boda. Fuego era previsor y organizado. A ratos no parecía un toro, sino un gerente de Banco, y de vez en cuando le decía a su Mariposa Esiperaré a que pase un poco de tiempo, y cuando tenga mis ahorritos tendremos una finca para nosotros solos, donde tíi ijodrús tener los pastos más verdes d d iiiondo y yo podré galopar todo el di; por las praderas, para regresar empapado en transpiración, pero alegre.

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