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BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-1960 página 110
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BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-1960 página 110

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jiÉl íiryii CONFERENCIA Por Emilio NOVOA CABA de celebrarse en Madrid la Conferencia mundial de la energía, en la que representantes de casi todos los países han realizado, un intercambio de opiniones, durante cuatro días, entre el S y el 9 de junio. Estos contactos entre técnicos, dentro del víuitor que se les atribuye, hay que reconocer que esclarecen definitivamente pocas cuestiones fundamentales. En e i dominio de la energía siguen planteados, después de la Conferencia, los mismos enigmas, se mantienen en pie las mismas dudas, y, por tanto, cada país seguirá su política energética, probablemente como la ha llevado hasta ahora, con sus aciertos o con sus errores. Exponemos esta reflexión porque no hemos visito orientación decisiva formulada y aceptada; indeipendientemente do la cordialidad impuesta en tales actos y de los necesarios agasajos en favor de huéspedes extraños, es natural que no puedan exigirse resoluciones profundas a trabajos que, pese a la magnitud del tema, no han ooupado la atención por más tiempo que el de cuatro días. No obstante, alguna conclusión puede vislumbrarse. En primer lugar, aparece la energía hidráulica como la básica en- cualquier país que disponga de la fuerza de sus ríos. Bien sensible ha de considerarse la situación de aquellos que por carecer de fuentes de energía tradicionales tienen que orientarse hacia fuentes especiales; es el caso de Inglaterra amenazada por el agotamiento de sus reservas de carbón, y que sin opción, necesariamente, t i e ne que abordar la puesta a punto de la energía atómica. Otra conolusiófi es que cada país debe estudiar y fijar su propio programa de desarrollo energético, fuera de todo estímulo de imitación. A f o r t u nados los que no tienen precisión de acudir a nuevas formas de recursos por disponer de fuerza hidráulica suficiente, pese a las prometedoras esperanzas que los panegiristas nucleares ponen en la explotación del átomo. La energía nuclear podrá ser, sin duda alguna, la más utilizable en el porvenir. La propulsión atómica de ios submarinos, que es ia realización más demostrativa de sus iposibiiidades, ha puesto de relieve su importancia y su mérito en cuanto evita frecuente r e posición de mateíia prima; pero los submarinos son naves de guerra, en ias que el costo de la unidad de energía se halla reilegado a factor secundario, y carece, por tanto, de matiz decisoria. No es lo mismo en la industria de un país, doinde el costo de producción de energía es factor imppptantísimo de economía. Respecto a la energía n u clear aún nada se ha dicho en firme sobre su coste de producción; se sabe que los elevados valores de inversión y el bajísimo rendimiento e léctrieo dificultan la declaración de su mayor ventaja y de obfigada preferencia. Estamos invadidois de una verdadera psicosis atómica, mantenida por m u chos intereses de ambiciosas perpeotivas, encaminadas también a considerar caducadas las valiosas y perennes cláisicas fuentes de energía. El espejismo es de tal naturaleza que se estima como una bendición providencial que sea distinguida una localidad determinada con el anuncio oficial de establecer en ella un reacíor indust r i a! se olvida, fuera de todo sentído común, ía fortuna de cuantos pueblos pueden- mirar al porvenir energético con la seguridad de fuentes establecidas, si fueren suficientes para ios incrementos previsibles de consumo. Los propagandistas (también hay muchos científicos a favor de esa propaganda) para la acelerada, aunque sea innecesaria, implantación de la energía atómica, hacen, desde luego, sus cálculos demostrativos para deducir el valor de coste de producción del kilovatio atómico; pero adaptan sus consideraciones, en la mayoría de los casos, a ios prejuicios de relegar la estimación esencial y básica del factor de rendimiento. Nuestra interpretación de los resultados de la última Conferencia son de exaltación de la riqueza hidráuiMca y de que la energía atómica hay aún que mirarla con cautela y, desde luego, para largo piazo. A s LAS 51 MAZURCAS DE CHOPIN (1) EN EL CL ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO. Entre las mu otoae pub lioaciooes que este año, ea que se cumplen los, ciento cinoiren ta del nacimiento de Federico Oliopin, se lian ofrecido a- los aficionados y lo3 discóíilos de España, destacaimos una por. su, valor representativo y, tanibién para que, de alguna forma, tenga la figura úél inicoinfundible coimipo Sitor romántico un recuerdo ex! cepeio. nail en esta sección: las 51 mazurcas- de Cliopin, recogidas por La Voz de su Amo en un álbum e interpretadas previamente por Sam son Fraiígois. Pueid- e pareicer lextraña la seilección a quieneis, juzgan- el valor de las obras por su amiptio despliegue, por el rango de su forma y basta por eu dificiuitad intrínseca. -No oajbe duda, a e a respecto, que Ohopio- como autor de lais sonatas, las baladas, los sc h. eirzos los estudios, alcanza una envergadura mayor. Pero así como no era el suyo el mundo típico de los grandes pianos, de las brillanteces y pujanzas en 1 eje. ou Ció. n, de las mtiltitüdes, a sino de los ambientes, r- ecfinados, de Io3 insitrumentos sensibles, capaces de dar el timbre soñado, asi tamibién quizá no Sie encuentra iun más puro ejem- plo de las maneras y los amores permane. ntes ahoipinianos que en estas tiiernas floreoillas, regadas siempre con la presencia espiritual de su Polonia, que so- n las mazurcas. A los veiinte años, bien se. oonoice el h cJio, abandonó Cliopin Polonia. En su parco equipaje de exiliada iban ya alígunas mazurcas. En las postrimerías de su vida quedan algunas sin concluir y los liltimos pentaigr. a. mas, también inconclusos, tienen el ritmo típico de la mazurca y la sonrisa tierna, morniñosa de tales piezas. Para Federico Chopin hay algunas oonstanites quie allifican y dan peculiaridad a su trabajo de compositor. Ea cab eza, ese implícito afán de pe. nddp homenaje a su tierra y el deseo de centrarse en un vehículo invariable de expresión: el piano. Quede para oíros ila gran orquesta, las combinaciones instrumentales múltiples. El piano enseñorea sus hoiras todas. Y, frente a él, su Polonia, que si halla ocasión de aparecer, on citas miáis o m. e. nos textu. ales, en toda ia producción, encuentra su reflejo ideal en las polonesas bravias, directas, virtuosistas y en las mazurcas de modesto propó. sito y variedad encantadora. He aquí el término debido: encantador mundo este en el que la libeirtad acrediita en todo, desde la novedad en los. ritmos y los colores, tiasta la serie de contrastes sentimentales que oíreoe. n llevándonos de la tristeza a la palp able alegría, de lo melancólico a lo castizo, y típico, de la popular a lo aristoerátTOO, siempre

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