Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-1960 página 106
BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-1960 página 106
Ir a detalle de periódico

BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-1960 página 106

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página106
Más información

Descripción

ECONOMÍA Y FINANZAS por el derecho de vivir la vida civilizada. El sistema fiscal moderno aspira no sólo a ser justo, sino también a estar justificado. El capricho o lo derroches de los reyes y señores han dejado de ser motivo de imposioiones arbitrarias o de gabelas injustas. lía propia nomenciatura fie la interminabíe teoría de gravámenes antiguos demuestra y prooíamia este origen espúreo. La farda contribución que mandó cobrar la emperatriz, en ausencia de Carlos V, a ios moriscos, por autorizarles a usar su lengua; ios montazgos y portazgos que gravaban el pastoreo, y contra ios que se alzó el Honrado Concejo de la Mesta: los diezmos medios diezmos y rufalas e r a n contribuciones impuestas por la iglesia y las Ordenes Militares; las sisas eran impuestos sobre el consumo de la carne, el vino, ei vinagre y el aceite; el quinto y millón de la nieve que gravaba, el consumo de hielo, y, en fin, los de el fiel rnedidor el chapín de la reina las anatas y medías anatas demostraban la fértil imaginación da los arbitristas y aiea- baleros para explotar hasta los más absurdos pretextos de imposición fiscal. Los ministros de Hacienda no tienen ya necesidad de actuar com simples recaudadores, sordos y ciegos a todos los excesos y peligras de, la función fiscal. Por el eoiiírario, como se ha demostrado que tienen en sus manos poderosos instrumentos de orientación y de gobierno de la economía común o nacional; que pueden llevar el tampón de g r a n des operaciones financieras, c o m o las de esíabüización, por ejemplo, se ha convenido también que tienen támibién sobre sí una suma mayorde cuidados y resiponsabiiidades. Por eso, la Hacienda que rigen y gobiernan no puede ser una Hacienda neutral, simo una Hacienda beligerante, como apuntaba Kodrígues Pomaíta, porque es una Hacienda quetiene que luchar por defender a la econeniía de las tendencias inflacionistas y a las finanzas de las t e n dencias desvalcrizadoras; p o r q u e tiene que defender ¡a validez de la moneda y la virtualidad áej crédito; porfjae tiene que orientar la eficacia y rendimiento de las inversiones, y porque tiene, finalmente, que estimular el desarrollo eeonómloo y mediar entre todos ios factores activos de la economía, para conseguir su perfecto equilibrio y su esíabiUdad permanente. A. de M. coixada. con el bárbaro espectro de las finanzas feudales y aún de las reales. Por lo que toca a España, se registra en 1790 el primer intento para su formación, aunque no se logra primer embrión presupues 1 tario hasta el año 1817, que salió tan perfecto, sin duda- -aunque mejor sería pensar que hubo una notoria incapacidad para modificarle- por cuanto fué reproducido en su misnia estructura original per las Cotí íes. desde 1820 a 1823 y luego a 1826, Sólo en 1 S 3 S, es decir, hace sólo un siglo y cuarto, se elabora un presMpuesto que puede considerarse ya coSao un sistema finfinciero lógico y ordenado del Estado. El concepto de la Haciestia Pública, como el del Presupuesjtc del Estado, han evolucionado grandemente. Y la función del ministro de Hacienda ha corrido pareja con esta evolución, polarizándose, a través del tiempo, entre e! íjuehacer del simple recaudador, sin reparar en medios, sin tener en cuenta ninguna de esas zarandajas que se llaman justicia distributiva, presión fiscal soportable, igualdad de ios contribuyentes ante la Ley, etcétera, y el de verdadero gestor de la economía nacional, gracias a las poderosas palancas ñnancieras que ía moderna técnica de la Haci iída pone en sus manos. En el primer caso era el actoiinist- rador de ana Hacienda Pública neutral, si por neutralidad se entiende el deseníendiMiienío de todos los problemas que la fiscalidad plantea, el ande yo caliente... lo que equivale a decir saque yo mis renías, diezmos y aloa. balas de donde pueda, y los demás que se hundan Ño había, liaturalmente, ei menor c u i d a d o (iporque no había la menor noción de la justicia en el impuesto) en evitar que el sistema impositivo- -que era más imposición arbitraria que contribución equitativa y recta- trascendiera en irritantes desigualdades o en insoportables cargas. Todos deben saber que la injusticia y la arbitrariedad de unos imuuestos- -el de! té y el del timbre- -fueron la causa de que la más preciad a colonia de Inglaterra, los Estados Unidos, consiguieran su independencia, que comenzó a tomar cuerpo y entidad con las llamadas revueltas de Boston los saqueos de los navios de las iCompañías de Indias y la amarga queja lanzada por los norteamericanos a los ingleses, sus dominadores: Queremos pagar conio ciudadanos, no como esclavos. No es nada agradable, no lo h a sido nunca, pagar los impuestos, por cuya razón los ardides défraudatorios han estado sienupre a la orden del día en todos los países, incluso en aquellos de más avanzada. y depurada civilidad. En cierto mitin populachero, la más unánime y encendida ovación se la llevó quien garito: ¡Se acabaron los impueeíos! Pero es precisamente esta evolución de la Hacienda neutral a la Hacienda, beligerante la que puede ayudar a que el fconcepto del impuesto evolucione también desde su carácter de leva odiosa, de gravamen inorgánico, de confiscación violenta, al de razonable contribución L coimienzo de. 1960 los principa- oficiales, concernientes a, l a evolu- les informes hacían prever que ción de la situación econó mica, erfc la demanda continuaría cre 1960, el voilumen de ia formación d e ciendo en E: uropa occidenital -y en capital fijo privado, que había perciertas países o ciertos sectores se manecido estacionario en 1959, deaceleraría- tíuranite ei resto del año. be aumentar más de un 8 por 100, Este era, principalmente, el caso de En Alemania occidental, donde, los tres grandes países que, en con- por el contrario de lo. que ha pasado junto, totalizan el 60 por 100 de la én los otros dos países, la demanda, producción global de Europa ooci- de inversiones industriales había au- dental y una proporción más fuerte mentado ya de manera extraordinatodavía de la producción industriai. ria en 1959, se pueda esperar también una aceleración de la expansión En el Reino Unido se h a confiren 1980. Suponiendo que se m a n t e n mado esta esiperanza de expansión gan los porcentajes de aumento de rápida por una noticia publicada recientemente, anunciando que las in- 1 a producción que se dieron én 1959, se prevé u n a expansión particulardustrias de transformación proyectan aumentar sus gastos totales du- mente considerable de las inversiorante 1960 alrededor de u n 14 por nes en las industrias productoras debienes de equipo. 100. Los gastos destinados a las instalaciones y compra de máquinas y Para el conjunto de la mdustria, vehículos deben aumentar sobre un el crecimiento previsto de los g- astos: 17 por 100, y los gastos de construcen inmovilizaciones, es del mismo orción en un 8 por 100. En los otros den de magnitud que el del Reino sectores de la industria y los serviUnido. Pero es posible que en ambos cios, los gastos de inversión deben países, si la oferta no aimienta aL aumentar aún más, o sea, casi un mismo ritmo, el crecimiento de la 20 por 100. formación de capital sea más débil que ei previsto. Demuestran estas cifras, que desEn el Reino Unido se prevé que la cansan sobre encuestas hedías duconstrucción privada de viviendas rante el verano de 1959, que las esconrt; inuará desarrollándose en 1960; timaciones anteriores han sido revisadas y amnenitadas en proiporcíoñes por contra, en Alemania, donde e l sector de la construeción h a t r a b a exospcionálmenté fuertes. En Francia, según las previsiones jado a pleno rendimiento. en 1959,

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.