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BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-1960 página 94
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BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-1960 página 94

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página94
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UÍNAS AÑERAS M E han prestado un libro francés, divino, que aunque está editado o reeditado hace relativamente poco tiempo, tiene un nostálgico saborcillo de antaño qae har- e éonreir con un poco de envidia, como cuando vemos en una pelienla retrospectiva uno de esos trajes antiguos, tan incómodos pero tan favorecidos. Lo empecé anoche en la cama y no pude apagar la luz hasta haber llegado a la última página, lo cual tiene muchísimo mérito porque no se trata de una novela policíaca, sino de un manual de urbanidad y buenas maneras. Transcribo aquí algunas de las más graciosas normas sociales que encontré en el libro citado: Se echa mucho de menos aquellos automóviles antiguos con un grueso cristal separando al chófer de los pasajeros. Hoy en día tenemos que expresarnos por gestos si queremos que el conductor de nuestro coche no se entere de la conversación. Si quiere usted crearse eso que llaman un salón basta con que invite a sus amigos un día determinado cada semana, sin cansarse, durante tres años. Conviene mandar una pequeña tarjeta impresa con esta sencilia inscripción: La señora de Tal, en casa los jueves o el día que sea. Es de muy mal tono y poco caritativo tratar a las solteronas con desprecio o condescendencia. Un mantel de organdí, bordado en oro, resulta casi indispensable en una comida de más de diez personas, porque el Manco adamascado ya se ha pasado de moda. A. esa amiga económicamente débil debemos ofrecerla el día de su santo un objeto litil. En ninguna circunstancia podemos hacer alarde de nuestras riquezas ni tratar mal a nuestros inferiores socialiuente. En el caiátulo siguiente se describe, muy por lo menudo, las diÍCTentes maneras de usar el tenedor, el cuchillo, el culiierto de pescado y ¡a servilleta. Parecería normal que la gente que come con doce invitados sobre un leí de organdí l) ordado en oro, habla por señas para V- no oiga el chófer, ofrece objetos útiles a los económ: mente débiles y tiene tantísimo dinero que necesita u gran esfuerzo de voluntad para no hablar de él, supiera que está feo cortar los espárragos en rajitas, llevarse ei cuchillo a la boc o rebañar pan en las salsas, pero por lo visto no es así, necesitan que se lo expliquen, porque seguramente se p a s ó ila infancia insultando a las pobrecilas solteronas en lugar de aprender buenos hjodales en la mesa, como hicieron los demás seres humanos; esos que nunca vieron manteles de organdí y en lugar de hacer ostentación de sus riquezas e pasan el día gruñendo de lo poco que ganan valiendo ellos tanto, Y es que los franceses tienen mucha mala intención en las películas de Brigitte Bardot, pero en cuanto se trata de manteles, cuchillos y buenas maneras, son más infelices que cubos. Eso no quiere decir que yo no sea partidaria de, los manuales de urbanidad, al contrario. Nuestra alocada existencia de hoy está necesitadísima de unas cuantas normas de educación moderna y nada seria mejor que reunirías en un buen libro de uso diario. Un libro donde se explicase, por ejemplo, las cosas qu no deben hacer los hombres con respecto a nosotras las humildes y sufridas mujeres. En el primer capítulo, relación detallada del tormento chino que debe infringirse al caballero que, justo cuando estamos haciendo con el coche una primorosa maniobra hacia ati- ás, que acaba de costamos nuestro último y lujosísimo par de medias, se mete por detrás en el espacio libre, llevando el coche de frente, y nos lanza una mirada de inteligencia burlona, como diciendo: Cuidado que soy listo y qué bien aparco; claro, las mujeres nunca aprenden de verdad a conducir Dosificación exacta de los elementos venenosos, necesarios para que, mezclados on el café con leche de su

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