BLANCO Y NEGRO MADRID 25-06-1960 página 70
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página70
- Fecha de publicación25/06/1960
- ID0005260202
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con el iujo barroco de ios nnovos p o tentados; no tenia más vicio fJUtí A trabajo: hacer dinero. ¡Ere tonto! -decíanle BUS amigos- Haces vida de fraile, no sales de tu celda... ¡Diviértete, hombre! ¡Si no tengo tiempo! ¿Qué esperas? ¿A ser viejo? Y reía, esti ¡A baeer crack rando la hoca, con el gesto burlón, elegantemente canalla, de Oharpentier. Bueno, pues un día llegó el crack Pero no fué una explosión, como se a u guraba, capaz de hacer tambalear media docena de Bancos, n o fué un ruidito apenas perceptible, como un suspirillo que él sí oyó claramente, aunque en aquel momento un camión bramaba como un elefante bajo el ventanal, y el teléfono, asi en su oreja, Aillaba iguaJ que si lo desollasen: Exclamó: ¡Eh! ¿Qué es esto? ¡La ruina, hijo! ¿Pero quién habla? -Aquí, en tu corazón. ¿Cómo? ¿Dónde dices? -No rae has oído nunca, y elayo, ni me conoces... Soy yo, que he hecho i crack! Me he roto. ¡Ali, p e r o! ¿Entonces no es que me falló la operación de Londres? ¿Sigo siendo rico? Sí, hombre; pero van a durarte muy poco tiemíM) las riquezas, porque... Interrumpió a su corazón: Perdona. Me están llamando de mí Banco ha- ce media hora. Tendió su diestra al auricular: lo aplicó a su oído, y con la otra mano apretó su corakón, tapándole la boca: escuchó, cerrando los ojos, segiin hacia siempre para abstraerse: le comunicaban que subieron tantos enteros Jas acciones de tal, tantos las de cuai... -Bien, bien. Espléndido. ¡Bien Pero la vocecita de dentro, decía: ¡Mal, muy mal! abrió ios ojos, y vio ante él, de pie, a una señora de edad ambigua, tiesa, seca, asexual: huesos y pergamino. ¿A quién le recordaba aquel rostro tria neular? ¡Oiga! ¿No me conoce usted? Perdone, pero... ¡Entra usted sin anunciarse! ¡Hombre, es la tercera v e z que vengo ¿Cómo? -Hace diez días, a las tres de la m a ñana, te pasé recado... ¡Vamos! -Sí. Y hace dos, volví; dijiste que no podías recibirme. ¡Pero qué quiere usted! -Llevarte. Vengo por ti. Jack pensó: Esta señora está varilla, o se ha excedido en el cóctel Bien, que Tjna amiguita guapa ponga ambas manos sobre los pagpeles de uno, y los revuelva