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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-05-1960 página 26
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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-05-1960 página 26

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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TININ PEQUEÑA HISTORIA DE UN TORERO PEQUERO E INFORTUNADO o era fácil enfrentarse con un muchacho, casi u n niño, que acaba de perder una pierna, y con ella las fabulosas ilusiones de gloria que un corazón adolescente puede albergar cuando el prematuro triunfo le h a permitido gustar anticipadamente de la multitudinaria admiración. Sólo son visibles de Tinin su cabeza infantil, un tanto agitanada, que emerge entre el embozo y almohada, y sus antebrazos, en los que unas aíJósitos, sujetos con espanadrarpo, cubren algunas ás las hu 3 Uas que la extensa batalla quirúrgica ha dejado en el menudo cuerpo. En la juvenil silueta, apenas dibujada bajo las ropas de la cama, se advierte el vacío que dejó la pierna amiputada. El pequeño ex torero- ¡qué ínséfflta y triste denominación, ex torero para vm adolescente! -jugaba a los cíhinos u n a botella de refresco con sus tíos, uno fie ellos- -iRodolfo Lameana- -aligado ai miuehactio, además de ipor su condición de pariente, por la de mozo de espadas, que es otra especie de parentesco ajeno al Registro Civil, pero evidente en el m; undillo de los toros. La partida hubo de ser interrumipida por la llegada incesante de visitas, condiscípulos y amigos de Tinin hijos de los amigos de su padre... Nunca habrán acudido tantos niños al Sanatcrio de Toreros; nunca tamipoco, que seipaínos, se albergó en su doliente recinto ningún niño. Es el herido quien lleva la iniciativa en los diálogos, porque cuantos hasta él llegan, lo mismo chicos que grandes, se sienten sobrecogidos. Tinín con serena resignación, atenúa la violencia de los penosos reencuentros. Ello no deja de costarle u n gran esfuerzo, y pasado algún tiempo, pide a su madre que entornen las ventanas y le dejen reposar. Tampoco es fácil hablar con el padre. Sobre la zozobra permanente de las jornadas vividas a partir de las seis y cuarto en punto -así puntualiza don FaiKtitto Intíhausti Díaz la daurrencia del accidente- -de la tarde del 8 de mayo, ipesan ahora en su ánimo los penosos trámites judiciales subsiguientes a la amipaitaición practicada en su hijo. Con ipalabra entrecortada, el señor Inchiausti va dibujando la breve, pero apretada biografía del matador de novillos Faustino Intíhausti de Lameana Tinín -el mayor de tres hermanos: él de quince años; José Manuel, de trece, y Conchita, de doce- una brevísima biografía, truncada en sus primeros capítulos, que pasará, aunque no sea más que como escueta anotación, a la historia del toreo. N pezaban a familiarizarse con el rodar de una pelota de goma, se dedicaba a torear. A los trece años torera por primera vez en un festival. Es en Salamanca, y las piedras de la famosa Plaza Mayor ven desfilar por aquel recinto a la merauda figura del torero, en hombros de los aficionados. Se viste de luces por primera vez el 29 de junio de 1959, en Guadalajara, cuando no había cumiplido aún quince años, y allí obtiene su primer éxito como profesional del toreo. Al concluir la temporada había toreado diecisiete ncivílladas. Resumiendo sus triunfos, dice el padre: -Era muy difícil que se le escalparan las orejas de los novillos. Y como era muy difícil que se le escaparan las orejas de las reses, su cartel iba en auge este año. La novillada de Burgos, donde h a visto truncada su f- ülgurante carrera hacia el éxito y la consagración, era la sexta que toreaba esta temporada, y tenía contratadas treinta y t a n t a s más. Eía un torero muy frío dice el padre, explicando lá ausencia de zozobra con que presenciaba sus actuaciones- se le veía siempre muy tranquilo en 6l ruedo. EL ACCIDEm E Y muy tranquilo estaba Tinín en el ruedo húrgales, cuando sobrevino el desdiohado aocidente que h a tl- uncado su vida torera. Alternaba con Jacinta López Rerre y Sebastián Martín. Era el tercer espada, y aca; baba de cobrar la estocada que daría muerte a su primer novUlo, tercero de la tarde, cuando el bicho, al sentirse herido, hizo por el torero. Sin moverse del sitio, Tin í n sorteó la embestida con un quiebro de la muleta, Y nada habría sucedido de my ser ipor la mala fortuna de que el estoque, escupido por la res, fuera a saltar sobre el torero, para clavársele, al caer, en ik pierna derecha. El estoque causó grandes destrozos en el sistema circulatorio de la pierna, y la hemorragia fué tan intensa, que todo el mundo se percató inmediatamente de la gravedad del percance. Prueba de ello es que mientras que el padre de Tinín acudía a recoger una goma que en previsión de eventualidad semejante llevaba en la espuerta de los trastos de torear, varios espectadores se apresuraron a lanzar al ruedo unos el clnturón, otros la corbata, para que se pudiera ligar el miembro herido. Aiites de llegar al callejón, Tinin sufrió u n desvan ¿cimienito; ipero se reanimó imoinentáneamente; y eh. la enfermería preguntó si sa le habían concedidd las orejas. En efecto: le habían sido ooncsdidas, y a la enfermería se las llevaron. Todavía tuvo áni- PEQUEÑA B I O G R A F Í A A los cinco años de edad, el muohaciho que yace en la habitación contigua, mientras sus amigos em-

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