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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-05-1960 página 127
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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-05-1960 página 127

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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en lun disco mosaico prieisentiado por ORQUESTA (7) Columbiá y de gFat aicáóra que miamtiea ifil olor arógáiiial con fideilidarl Un cóiCitei a; mal) le de pieaajs fásuma. Podemos apJaudir sus versio- ciles, diir. erctas, muy de público, regisnes de la Ghiaoona de B ajcli, un tradas por ROA on bnülamitez y d Mcioiso oiKOiento eai ne ma- tocadas tanibién con. fuerza y dominio yor és Vivaldi, y él Lervajnitino por la Ocrquiesta BOistoo Pops a las muestna úe lo que papresent? 6 rdenes de Ar. filrar, Fieidler. Reioj n nueisteo panoraima comtemporáii eo, eincopiaido Sarabanda Paseo Manuel Paiau, que r. i (ad con esto Meilodla de lun trompeta Los Cóobra 0l mejor ho. meinaJ a la regWn micos la süitede Kabalewsky, amén de Oiriigien. Odón Aloaso all frente de de algunos fragrn. entos más, s- e oyen la OiPOfues- ta Nacionail asiste con tacto, oomplaojidamenitie y constituyen manjusteza y oa Maid. -jar muy para todos ios púWicoe. Mú- sica, -en resumen, initrasioeodenibe, pero muy grata. Antonro FERNAN DEZ- CID (1) Columbiá CCX. 35066- 71. (2) RCA 31, 16237. (3) D e u t s c h e Grammophon LPEM 19075. (4) Voz de su Amo. LALP 504. (5) Belter S 0191. (6) Columbiá CCt. -32030. (7) BCA 31,1 6241. REiíGIO LAS CRISIS DE FE Por el P. Federico SOPEÑA mundo en q u e nos toca viVir p o d r e mos ver todo eso encarnado en los cultos idolátricos del aimor como p l a cer, del dinero como ¿odicia, de la diversión como frenesí. Porque si una bueha iparte de ese mundo no cuenta con Dios para su vida, pero aparenta cumplir ciertas obligaciones, otra gran parte pasa junto a las iglesias sin e n terarse y de hecho esta parte puédé ser en muchos sitios terrible y a b r u madora mayoría. El mundo en el q u é se vive es el ineludible testimonio de la conducta personal de quienes lo hacen. LA S O L U C I Ó N S i s u r g e la sensación de vació de la que escribimos e n- e l anterior a r tículo, es necesario agarrarse a la realidad de la crisis m o r a l Y razonar así con el que se a c e r c a S ¡usted reconoce que el tener f e es un bien, haga la experiencia de vivir m o r a l mente como si la tuviera. Esto le va a costar un trabajo extraordinario porque es cambiar de segunda n a t u raleza, camibiar de hábito, cambiar las mismas raíces de la vida personal. Ese trabajo extraordinario se llama sacrificio, renuncia, hasta sufrimiento, y como todo eso sei ía personal y exir giría una vigilancia del día entero, Dios lo escuchará como petición de fe, como llamada Habrá que e x p l i car a quien sé acerca con esa crisis cómo la moral cristiana, vista h u m a n a merite, supone un enorme enriquecimiento, un conocer cOn experiencia única panoramas insospechados de más v i d a No pocos ipadres que se sienten vivir sin f é quieren para sus hijos una moral rotundamente c r i s tiana: pues hay que tirar del hilo de esa insobornable preferejicia para c o locarse en el terreno de la autenticid a d Pocos tienen la moral olvidada y, según la recuerdan, según la acercan se van acercando también todos los misterios que la fundamentan. Es difícil, sí, muy difícil, con una c o n ciencia subjetiva, mañosamente óierta, de ausencia de la f e construir la vida sexual, la vida de los negocios, la vida de relación como si la fe existiera, tan difícil que lanzarse a h a cerlo es ya misterioso empujón de DiO S. PE Y M O R A L Lo anterior no quiere decir, de n i n guna manera, que la f e se limita, se clausura, se define sólo entre un c ó digo moral. Él que piensa así la f e sólo como un código, está ya en r i e s go de perderla. L a fej claro, incluye un código imoral, pero és miichísimo más. Por eso es tan importante e n los años de lá adolescencia, cuando se siembra para la vida entera, no acercar la f e como si fuera sólo un no pecar se corre el tremendo peligro de ponerla lejos de la raíz del misterio, de la raíz del diálogo con Cristo. Los Mandamientos, es verdad, están dlohos con el no delante: no m a t a r á s no fornicarás... Pero todof se resumen en el primero, todos ne cesltan del primero radicalmente p o sitivo: Amarás a. Dios sobre todas las cosas y af prójimo como a ti m i s m o Sí a un muchacho se le dice que buscar la soledad j j a r a pecar es echar a Cristo de su lado y, además, inseparablemente dañar a los hermanos, dañar al Cuerpo místico, hacer al m u n do más triste, más s ú c i o, más desesperado, su moral arraigará a través de una responsabilidad, de un respeto y d e un diálogo. Se debe l u char contra e r pecado para no cortar el diálogo con Dios y para no herir a los demás. Si por desgracia se cae, lá vuelta, el arrepentimiento- no es sólo la busca de una tranquilidad personal, el sentirse despojado de u n- peso, sino I saber que e vuelve a querer a Dios y se vuelve a querer a los d e más. He ahí la maravillosa sorpresa que encuentra quien se decide a no pecar para así llamar a la fe que se ha Ido. MORAL LA CRISIS No pocas veces las crisis de la f e vienen empujadas por una honda c r i sis m o r a l Él proceso psicológico se produce, especialmente en ciertos años, d é uña manera iparecida. Para quien tiene f e el pecado mortal deja una huella de fracaso, de asco, d e miedo. L a tragedia del pecado es su flueriencia hacía lá costumbre: e n tonces, si la f e sigue, la vida se entenebrece hasta hacerse insopoCtabie. Por ello, inconscientemente, para l i brarse de esa permanente huella de fracaso, de asco, de miedo, se va emrpujando a la f e para iue se vaya. El día en que el pecado no duele, el día sin remordimiento, es el día en el que la f e se ha ido, el día en tue comienza i a falsa paz. E n la mayor parte d é los casos no se t r a t a de una pérdida radica! de la f e sino de una como suspensión de esa f e pensando en un f u t u r o m á s o menos prqiximo donde tener f é será hasta cómodo. Hay mucho soltero q u e arrincona la fe esperando llamarla cuando se haya c a sado: triste t r a m p a del egoísmo que priva a la f e de esas encarnadas raíces juveniles, constante para la vida e n tera. L a consecuencia es bien trágica, porque la espléndida realidad de la f e queda empañada, empequeñecida. L A C R I S I S D E LA F E Pero hay casos, bastantes casos, én u e él pecado habitual, esa triste segunda naturaleza, esa construcción de la persona y del mundo con a r r e glo a un sistema, acaba con la f e Hay toda una inteligente conspiración de trampas del espíritu c a r n a l ipara inventarse sucedáneos. Van cayendo las pequeñas, pero importantes, costumbres d e rezar, aunque sea poco, de acordarse d e Dios, de aparentar que se cuenta con Dios. Si miramos al

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