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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-05-1960 página 57
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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-05-1960 página 57

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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LOS TRES CUENTOS FINALISTAS DE NUESTRO CONCURSO Hicii piirde drcíp hoy BLANCO V NEGUO in su t a r c a en rülarión t o n ol Concurso rtc Cuentos lia llu a q u í los tros c u e n t o s finalistas lo n u e s t r o coneurso, I r c s excelentes m u r s t r a s de l i t e r a t u r a de ficeióu dispares por su tema y por su estilo, Las espinas de la corona de Aníícl Lera de Isla: Oliva de An -el Vázquez, y Lu i tyia de. sun- re de Manuel Gallc -o Movell, p o n d r á n a prueba la capacidad i r i t i c a de los lectores dr líLANCO Y NIIGIEO, I- TI la pá; ina siguiente a Ux del nltinu c u e n t o que aquí reprodueimos a p a r e c e el boletín di votación, que n u e s t r o s lectores podrán utili jir se íni las n o r m a s ípir en el mismo rit uran; la ú l t i m a decisión, ues, h a de ser t o m a d a por ellos. LAS ESPINAS DE LA CORONA CUENTO, por Ángel LERA DE ISLA (Publicado anfllnúm; 2.465- 1 d t agoito d 1959) ASTA dentro de la urjslón provincial llegaba esta noche el impresionante silencio de la Ciudad. Lft noche, en la Drisi 6 n. era siempre, naturalmente, silenciosa, pero solían con r ÍOÍDSO contrapunto a tacltumldati de la cárcel loa ruidos de la calle. Esta noche, no. Esta noche. l da la ciudad era un puro silencio. El capellán de la prisión habla hablado aquella tarde a los reclusos, formados en el patio: -Mañana, íueves Santo, siguiendo una tradicional costumbre que data nada menos oue del siglo XViI, vendrá proceslonalmente hasta las puertas f e la cárcel el Santísimo Ctlsto del Perdón. Creo que ya todos vosotros sabéis oue la Cofradia del Santifilmo Cristo del Perdón tiene, desde muy antiguo, el privilegio de poner en libertad un preso cada año. el día de Jueves Santo, Mañana. PUES... En cada celda alumbi ó aquella noche la llajna de una esperanza, y un torrente de ilusiones, de proyectos, de oroDósiios, de promesas hl? o que tJe alRunos labios brotara una fervorosa oración. Andrés Intentó varias veces rezar un Padrenuestro, Sólo recordaba íraícs sueltas; El pan nuestro de H cada día dánosle hoy, Perdónanos nuestras deudas. Y nada más, -No. El pan. no. Lo que yo quiero es la libertad. Padre nuestra... Andrés hacía desesperados esiuerzos mentales por recordar el PadrenuestrOn y aun pretendía recordar qué frases habría en esta oración que le sirvieran oara pedir la libertad. TenJa míe haber en el Padrenuestro alguna manera de pedir la libertad. SI, Mas líbranos... líbranos. No. Líbranos de mal. No, no es ESO. -Dios mlOn no sé rezar. ¿Cómo voy a 5i edir ai Santísimo Cristo c- el Perdón la libertad? Pero el capellán decía que tengamos confianza en rrlsto, que le pidamos con fe, que le supUouenios con fervor... Y Andrés, de pie en medio de la celda, oscura y silenciosa, elevaba sus brazos y sus miradas como quien dirige sus súplicas al Cielo, y repetía Incesantes veces: -Que sea yo. Santísimo Cristo del Perdón, oue sea yo el preso que mañana obtenea la Ubfirtad Vo no soy malo. Santísimo Cristo; yo no qulsc hacer dafio. Lo hice sin querer. Nadie me hace caso. Sólo Tú, Santísimo Cristo, puedes comprenderlo todo y verlo todo tal como es de verdad, y me salvarás, estoy aeBUrOn me salvarás... Se sentó sobre el camastro. AílrI K 1 II m T A 1, B 4 N r I. II a T II A I I 4 K S

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