BLANCO Y NEGRO MADRID 02-04-1960 página 83

Como un irreal camino le ensueño pasa la trocha a ló largo tte las montañas azules... Oiao de Fermín orizáleí PrietotlcsrumaáBS tierras eternamente ienas y itardait, monótonamente parjas y sienas, jnn además, apenas hajr i. ielo, romo sj el eieío no existiera y la tierra jfiiera nMo una gran pesadumhre... -Sin dlnda- -me rontesta- -debe áe haber a t; nna rassón para qtto Castilla sea hoy así concebida y piícgtalde manifiesto. Sin embarco, ha nii tiempo en que Castilla no íué vista ron esos ojo sino ron otros más rigurosos, aca aunque menos monótonos. Y podríamos citar aquí, sin ir má lejos, el gran Beruete- -hay oíros ejemplos ilustre -que acertó s dar- -desde el punto de vista de la estétira de s tiempo, claro está- ma versión flexible y jugosa, y yo rreo que profundamente vera a stt modo. de esa Inz prodigiosa y cambiante; no forzosamente amarillenta ni cruda; sino también azul o violeta o de otro mil matices diamantinos, y jamás monótona, sino justamente cambiante hasta lo samo, que constituye la sustancia intima de la luz de Caütilia. En lo qtie toca a mi experiencia, puedo decir que Castilla ha sido para líii una fuente perenne de descubrimientos tromálicos; especialmente, en lo que se í -íiere a los medios tonos; a los tonos- uiilcs, quebrados hasta el infinito, por iii misma extensión en profundidad de la ¡perspectiva aéroe, que presta a los espacios una estructuración en píanos superpuestos inagotable y bellísima, de una emoción indescriptible para la retina de un pintor. EL PAISAJE Y LA P I N T U R A MODERNA gún detalle ni figura particular, sino cu un sentimiento del mundo y de la vida. Pero he de advertir que lodos los grandes abstractos modernos, empe 3! ando por Mondrian y continuando por Picasso, fueron, antes, largos observadores y e s t u d i o s o s de la naturaleza, ejemplo que ya dio Ce anne- -qué jamás dio una pincelada al margen de modelo- -sin lo cual sus lucubraciones plásticas, líi res o imaginarias nunca tendrían s e n t i d o ni profundidad. Es esto algo que muchos olvidan; si bien lo importante es que los grandes maestros modernos son precisamente los que no lo olvidan. En cuanto a la figuración o no figuración tpie desprecia el paisaje, creo que hay en ello u n error o un gran quid pro quo que toma el rábano por las hojas y confunde lo que no debe n i puede ser confundido. El paisaje- p i e n s o yo- -no vale exactamente como tal paisaje, en el sentido fotográfico o topográfico; sino, precisamente, como expresión de los sentimientos y de las ideas; más bien todavía: como expresión de la fuerza vital que comporta y, si puedo decirlo así, en la medida en que, a su través, percibimos una imagen del mundo. L. T, Le pregunto qué piensa acerca de la pintura moderna y de esa opinión que, dentro de ella, desdeña el paisaje, como desdeña, evenfnalmente, cualquier otro tipo de figuración: -La pintura moderna- me responde- -e incluso en ella al l l a m e o arte abstracto cuando éste proce flp de artistas auténticos y penetrantes, ha traído descubrimientos importantísimos y liberadores, particularmente en lo que hace 1 la concepción de la obra y a su definitiva expresión; pues ese arte- -que por lo demás recupera lo mejor del gran arte antiguo- -redime al mundo de su tosquedad natnralista iimiediata, del culto de al detalle por el detalle, que fué el dios de la estética naturalista, no sólo en el orden de la pintura, sino también en el de la literatura, a partir de Zola y su escolástica, permitiendo al artista dirigirse más directamente a la entraña, a la esencia y meollo de la verdadera naturaleza, que no consiste en nin-