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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-04-1960 página 33
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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-04-1960 página 33

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Entre la guerra y la paz CASTIELLA: ESPAÑA EN LOS ESTADOS UNIDOS Por Manuel Aznar F ERNANDO Castiella, nuestro ministro de Asuntos Exteriores, acaba de iprestar un nuevo y grata. servicio a España. Su i -esencia en Washington ha sobrepasado con mucho los límites de una visita oficial y los caracteres nonnales de un diálogo diplomático. El viaje ha ido más allá, camino de la cabeza y del corazón del pueblo americano. Y estoy seguro de que llegó a donde quería y debía. Mi patria es un tema confuso para muchas gentes -dijo Castiella en la Universidad de Georgetown. ¡Magnífica entrada en el ipíoblema español! Para añadir, un minuto después: Tdda nuestra historia fué deformada burdamente, conforme a una imagen prefigurada. No se reparó en medios para presentarnos antte el mundo comoi un pueblo intolerante, fanático y fero 2. Afortunadamente, en la época moderna se han hechos esfuerzos inmensos tor restaurar la verdad histórica española por parte de una escuela científica hispanista, dentro de la cual los Estados Unidos han tenido brillantísimos representantes... Es muy bueno! que el ministro español lo haya recordado, sirviendo así a la justicia. Fueron ellos, los americanos del Norte, quienes con más generosidad y más denuedo espiritual salieron a librar una esipontánea y dura batalla contra la leyenda negra que pretendía infamamos. La literatura histórica de los Estados Unidos está llena del estupor del Descubrimiento, Conquista y Civilización del Nuevo Mundo. Cuando aún se movían ciertas plumas ilustres- -pese a su fanatismo, ilustres- -cíontra lé excelsa fama de los conquistadores españoles, unaS cuantas mentes lúcidas y nobilísimas, investigadoras y limpias de rencor, personalidades americanas del ochocientos, seguidas desipués por una numerosa grey de loontinuadores a lo largo del siglo actual, comenzaron a poner las cosas en su puntó, a iluminar i aisa jes de la Historia, disipar aietolas y ahuyentar sombras, hasta que la verdad prevaleció sin mengua y lá justicia sin agravio. Hernán Cortés, Alvaracfo, Belalcázar, Olíd, Veláüquez, Bizarro y otros, otros, otros, Recobraron a los ojos del mundo la plenitud de su ser, y se rodearon de nuevo esplendor. Desde entonces feólo unos hombrecitos que no levantan medio metro del suelo, ipobreolllos resentidos de tres al cuarto, coi- roídos de amarilla envidia, pueden atreverse a mezquindades y regateos cuaná o aluden a cualquiera de aquellos seres icuyo esforzado ánimo y sin par grandeza son asombró del mundo. Repitámoslo: algunos die los primeros (Quijotes del nuievo a mor a la verdad de España fueron americanos. Los españoles les debemos muy encendido agradecimiento. j p ERO aquello, aunque Historia siempre viva, era ho rizonte lejano. Después vinieron nuestros propios años, las horas que nosotros mismos hemos vivido. Certeramente declara Castiella en su discurso de Georgetown: Hoy, cuando todavía muchos Juzgan a España desde los mismos falsos puntos de vista- -a pesat de tantos esfuerzos para reconstruir la verdad- padecemos la hostilidad de un sector de esa nueva clase de historiadores, los periodistas, los hombres que escriben- -como se ha dicho con acierto- la Historia universal de las últimas veinticuatro horas Me refiero a ciertos elementos de la Prensa mundial que, imitando a los escritores sectario de la leyenda negra, día a día silencian o deforman la verdad de España. A esto haibía que llegar. Era necesario que se diera xma ociasión solemne y tenminante para aludir a esta vivacísimo tema; y que una personalidad española, Con toda la autoridad necesaria, lo afirontase. Porque los Estados Unidos han sido induoidos a gravísimos errores a propósito de la España actual. Y g racias al J

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