BLANCO Y NEGRO MADRID 20-02-1960 página 42
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página42
- Fecha de publicación20/02/1960
- ID0005261166
Ver también:
CINE ¿f- í í l Jean Marais, icon Jos ojos sangrantes pop obpa y gracia del ínaquitladoi encarna a Edipo, obediente a las iórdenes He su maestro y descubridor. El testamento de Orfeo su última producción, a todos o casi todos los personajes de su mitología particular, creados por él los unos; adaptados o adoptados los restantes. De nuevo desfilarán: por la pantalla Edipo. Orfeo, Heurtebise, Euridice, la princesa, la esfinge, los hombresperros y los hombres- caballos... La historia es la de un poeta contemporáneo de Luis XV, qíie iviaja a t r a vés del tiempo y del espacio y que h a de comparecer ante el Tribunal de la Muerte acusado de inocencia, de atentar a la justicia por ser capaz de todos los crímenes y no de uno sólo y, por fin, de hacer sacerdocio de la desobediencia sin la cual nada tendrían que hacer los niños, los artistas y los héroes La escena que íntegramente se h a publi cado en Arts es muy interesante, pero quizá un tanto recargada de literatura. Claro que es pronto para enjuiciar y posiblemente los movimientos de cámara y el juego de luces, sombras y fundidos, que se marcan en el guión paliarán el exceso de diálogo. Al fin, el poeta- -Jean Cocteau- -que es sentenciado á pena d e vida pregunta a sus jueces, Heurtebise y la princesa- -íirancois Perier y María Casares- ¿Y a vosotros a qué os han condenado? La respuesta es grave y lenta: A- juzgar a los demás. A ser jueces En fin, Cocteau se ha agenciado otra vez una buena colaboración. Georges Auric es, de nuevo, el compositor que con su música ambienta el film y subraya algunos d e sus r ñ El poeta, n su leciio de muerte, empieza a resucitar. Ya de sus l a b i o s entreabiertos se escapa u n a sutil nubecllia de humo mientras se es ucha su voz, que dice a los que veilan sií ex cadáver: Haced como que lloráis por mí, así como los poetas hitcemos c o m o íiue estamos muertos