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BLANCO Y NEGRO MADRID 20-02-1960 página 30
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BLANCO Y NEGRO MADRID 20-02-1960 página 30

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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MONSEÑOR STEPINAC his la guerra civil, el establecimleiito del íégimen comunista de Tito, etcétera. En definitiva, todas las fuerzas que presionaron a su pueblo íe desencadenaron furiosas contra este defensor de la fe católica, de la caridad y de la Justicia. lEn Krasicih, su aiíoea natal, moría el cardenal Aloysius Stepanic él día 10 dé febrero a lo dos y cuarto de la larde. La misma aldea que le babía visto nacer en el año 1898. Los comunistas no se atrevieron a silenciar su muerte. El proceso de 1946 ihabía sido tan criticado por la injusticia que se había cometido, que todas las miradas del tttmido accidental estaiban puestas en el pueblecito yugoslavo. CONi ENAN A ÜN INOCMTE fascistas en ntiestro paii. De los 3 S testigos presentados para declarar en favor de l c irdenal sólo fueron admitidas siete. Para hablar en contra suya fueron aceptados todos y 58 de ellos desfilaron, el 5 de ooiubre de 1946, ante el tribunal de Zagreb. Y monseñor Stepinac, como un susurro, decía: Maniífestamos nuevamente que nuestra conciencia se halla sin mancha. Podéis pronuHiciar la sentencia que os píaaca... Soy condenado inocente, de nada me acusa mi condencía... Mientras t a n t o la policía secíeta, la OZNA, intimidaba a los párrocos de Zagreb para que no leyeran en las iglesias k circular de k cancillería episcopal en la que se afirmaba la inocencia del prelado y en k que e pedían oraciones por él. Aquel hombre, que en el año 19 $7 parte de una Junta para proteger a cuantos perseguidos por Sitler pidieran ayuda a Yugoslavia, aquel hombre que se enfrentó, cuatüdD nadie se atrevía a hacerlo, contra las teorías racistas del nazismo y que se opuso, por medio de sus cartas y pastorales a to- do lo que fuera contra k dignidad de la persona, aqtlel hombre fué condenado por el tribunal comunista de Zagreb por colaboracionista con el Eje. Pero eil tribunal o olvidaba la frase que había dlciho el cardenal; Mi culpa personal consiste únicamente en que no he caído de rodillas ante k s exigencias del comunismo, el único que gffbierna este país. Monseñor Stepinac f u é condenado en 1946 a dieciséis años de trabajos forzados. La Santa Sede excomMgó a todos aquellos que habían tomado parte física o m o r a l en el Juicio. El arzobispo estuvo cinco años en la prisión de Lepoglova. Luego, gracias a ks gestiones del embajador de Estados Unidos en Belgrado, el Gobierno comunista le trasladó a su pueblo natal con k proihibición de salir de allí y de ejercer otras funciones eclesiásticas quí no fueran k s de vicario del párroco del lugar. n 1952 fué elevado al cardenalato y entonces, ante las presiones exteriores, el Gobierno yugoslavo aceptó que fuera a Roma a recibir la sagrada púrpura, pero; impuso la condición de que no volvería a Yugoslavia. El cardenal no quiso separarse de u pueblo. Y ahora, en el mes de febrero de 1960, monseñor Stepinac, héroe de la liglesia. del Silencio, antiguo combatiente de la primera guerra mundial, agricultor, sacefrdote, y fiel a las normas de la justicia y de la caridad cristianas durante toda su vida, entregaba ítt alma a Díos cotí la frase Fiat justitua tua Hágase, Señor, tu Justicia. Esa Justicia que en el mundo quiso Stepinac para ii pueblo, hoy día sometido a la dictadura roja esa Justicia por la que luchó hasta morir. J. S. F. de S. CuareMa y ocho horas habló la acusación. Veinte minutos la defensa. El bedho es significativo y no merece más comentarlos. Allí no se juígaba a Stepinac. En el proceso de Zagreb se condenaba injustamente al obispo. Se le acusaba de asesinatos y él, fiel a su jerajpquía y a sus oibligaclones, respondía: Aquí se reprochan continuameate no sé cuantos asesinatos, y yo mismo he sido más de tma vez calificado de asesino. ¡Mejor sería examinar cómo se fueron formando los, cementerio de nuestro país. Se le atribuía baber favorecido a los naiíls. Y ya se habían olvidado de las frases crudas que había lanzado contra los invasores por siis ideas racistas. JVi los amanicebadoa, ni los adúlteÍEL PROCESO ros, ni las prostitutas van señalados coa tina mafca visible; y si esto no se hace El ipro eso de monseñor Stepinac fué con quienes por su culpa merecen ser uno de los que más sensación causa- detestados de la sociedad, ¿por qué aé ron en éi mundo de la posiguerra, Re- desea hacerlo con aquéllo que, sin presenitaba, por una parte, un ataque culpa ailguna, pertenecen a otra raza? cotitra el catolicismo y, por otra, uiaa Su culpa personal había sido únicamaniobra polMta para restar fuerzae a la religión católica en beneficio de mente no haberse sometido a las exilos ortodoxo aliados con la dictadura gencias de quienes atentaron contra la comunista. Los principales cargos que Religión y contra la libertad de su puese le imputaban eran: la colaboradón blo. Primero, desde el ptilpito dijo a Us con los alemanes invasores, el apoyo feligreses, en relación con Ins alemaál Gobierno ilegítimo de Ante Pavelich, nes: ¡No conocéis la bota prusiana! complicidad en los delitos cometidos y en mayo de 1942 afirmaba: Sería abpor el Gobierno de iPavelich, y resis- surdo pensar de la Iglesia católica que tencia y conspiración contra el régimen en la defensa de la persona humana y de k libertad de conciencia conozca el comunista del mariscal Tito. miedo ante uHa fuerza humana... thtrante el proceso el cardenal perY este hombre, que no e sometió manecía callado. ¡Para qué iba a ha- ante las exigencias de los nazis, estuvo blarl ¡Si allí no Había un tribunal dis- aicusado, en el año 1946, de colaborat puesto a juzgarle! Allí sólo había un con eUos... Pero su voa, ahora que su grupo compuesto de comunistas y tinos corazón se ha cansado de latir, resuena jueces que ponían toda clase de trabas todavía en defensa de la libertad y de e inconvenientes a los abogados defen- los derecho humanos: Todos, sin exsores. cepción, ya pertenezcan a la raía de iLa Iglesia del Silencio no se vio ja- los zíngaros o a cualquier otra, sean nemás tan perseguida en la defensa de gros o europeos, sean judíos detestados sus derechos como en aquel juicio. El u orgullosos arios, todos poseen el misÍ 8 de septiembre de 1945 monseñor Ste- mo derecho a decir; Padre nuestro pinac babia sido detenido. La acción que estás en los cielos. Y este es el contra la figura más representativa del motivó por 1 cual la Iglesia católica catoMcismo yagoslavo estaba iniciada. condenó siempre y condena hoy toda Por ello, en el jniício, como no se tenían injusticia, toda vioilación cometida en pruebas ipara atacarle se acudió a la nombre de la teoría de clase de raza o caktmnia y a k falsedad. Las respuestas de nacionalidades... Y así una y otra tomadas por los taquígrafos eran corre- vez. Desde k Catedral, el día 29 de Jugidas, la Prensa comunista lanzó una nio de 1942, protestó por los asesinatos campaña en contra del procesado, se cometidos y se indignó públicamente prohibió tomar notas a los periodisiías, por la censura inípuesta por el Estase omitieron It frases de los defeatso- do a una parte de un discurso pontifires. Se impidió que compareciesen va- cio. En cartas escritas á k attíoridades rio testigos de descargo porque eran alemanas e italianas habk protestado fascistas y se pusieron a éstos tantos enérgicamente contra las tropelías de obstáculos que SU misión quedó anu- las fuerzas invasoras. Pero eso los juei lada. A todo, monseñor Stepinac calla- ces lo olvidaron y sólo querían conba. Su condena estaba fijada de an- denar con p r u e b a s o sin ella Y temano. Y su mutismo indignaba a sus Stepinac callaba. Y d Ministerio fisjueces, que sin darse cuenta le dijeron cal, al proponer los defensores la acla. mayor alabanza que pudieron expre- tuación de testigos de descargo, responsar: Vos hacéis como Cristo en el tri- día: Los testigos propuestos por la bunal de Pilatos: ¡Callar! Y el car- defensa son notorios fascistas y los fascistas no pueden deponer en favor de denal sonreía...

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