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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-02-1960 página 104
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BLANCO Y NEGRO MADRID 13-02-1960 página 104

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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PROBLEMAS DE LA INFANCIA, por MARTA DIVERTIRSE EN CLASE... o s niños van a aprender miran 1 do estampas. Los libros de lo á colegio ya no consagran sino una tercera parte de su conteíiido al l xto... Todo está previsto para que el niño se divierta aprendiendo. En lo u e me concierne, m e place so bremaiíéra la reacción q u e se deja mentir contra las eseuelas- prisión, los aburrido libros de clase y los estadios repelentes. Tamíbién es agradable que, actualmente, el aprender se haya convertido en el espectáculo de fuego artifií iales y distracciones que ofrecen toda la serie de estampas de los nuevos libros de texto. Sin ertibar go, m e pregunto si no estamos cayendo en el extremo contrario, si acaso la diversión no va resultando excesiva en los bancos del colegio. ISo me explico bien. Jamás XOÍ- niño se divierte demasiado. En este aspecto no se les puede regatear nada. Pero si el exceso de estampas me inquieta, si la acum u l a c i ó n de alegría me preocupa, ¿será acaso porque deseo ver los niñps volver a los tiempos grises, tristes y a b u rridos d antaño? N o no es esto lo que quiero decir. Trataré de explicarme mejor. Por cual ¿í W 1 quier lado que miremos podremos o b servar que la juventud eslá atravesando una cierta crisis. En los adolescentes, o más bien en e r t o s adolescentes- -no hay nunca que generalizar demasiado esta crisis se traduce por desórdenes y viotencias, signos lo suficientemente i n quietantes para que l a augures se consulten y lleguen a la conclusión de que existe una crisis de la educación, de la autoridad paterna, y también cierta n e gligencia en los encargados de formar el espíritu y el carácter. Hay demasiados niños extremadamente mimados a quienes se deja en demasiada libertad, por exceso de indulgencia unas veces y p o r indiferencia otras. EJsos niños no están sometidos a ninguna disciplina seria porque nadie iha. itsabido imponérsela o enseñarles a imponésela por sí mismos. En los casos en que Jos padres, por debiliiidad, indolencia o necesidad, no Silben o no pueden ocuparse de iniponer una disciplina, la escuela les sustituye, o debería sustituirles. La escuela exige horarios exactos, da ocasión de ejercitar el esfuerzo y, como consecuencia, obliga al niño a observar un mínimo de disciplina. Tanto mejor ¿i consigue íus fines dentro de una atmósfera sonriente. El peligro está en que a fuerza d e utilizar la diversión como un medio, ésta puede llegar- a convertirse en u n fin. Todo está previsto para que el n i ño se divierta al aprender de acuerdo. Pero a condición de que aprenda y de que encuentre diversión en el hecho mismo de aiprender y no en las estampas que se le colocan alrededor de lo que t i e n e q u e aprender. Luchar contra dificultades q u e no son insuperables, gustar las delicias del vencedor, ya se trate de un problema de aritmética o de un párrafo difícil de Tácito, significa para el colegial bien dispuesto y bien dirigido ¡una diversión, que es más que una lección. Estoy segura de que a este colegial no le interesa muciho el beclio de que el problema se le p r e sente eon estampas agradables o que el párrafo vaya envuelto en diversiones pues va directamente al párrafo o a l problema para tratar de dominarlos, para experimentar la misma satisfa ción que el alpinista siente cuando emprende una aícenisión. Mientras la presentación de la lección se limite a hacer resaltar el interés y a estimular la Curiosidad del alutnno, todo está bien. Lo que yo temo es que muchos niños se detengan en estos entretenimientos de la puerta y que el interés y la curiosidad se extingan cuando se trate de adentrarse en las cosas serias. Además, les esperan más trabajos que los escokre s. Aunque para imuohos t r a bajadores Jas condiciones en las que laboran hayan mejorado profunda ¡y felizmente, aún no se ba llegado a hacer q u e el trabajo s e a divertido P o r ejemplo, hay ique pensar en el gesto de desagrado de una modesta empleada de oficina cuando vea que los documentos flue tiene que manejar carecen de estampas qae los alegren... Mal comienzo de una carrera... iEn todo caso, ly sobre todo en el colegio, no deberían sustituirse los textos con imágenes, sino más bien hacer que éstas formasen p a r t e integrante de aquéllos. No es un iprocedimiento n u e vo. Siempre hemos visto las fábulas d e nuestra niñez debidamente ilustradas. La ¡novedad consiste en, que se reemplaza la armonía de los versos con d i bujos. La novedad consiste en que se evita a los niños el trabajo de leer y tratar de comprender lo que leen. Siempre la preocupación de no forzar... Esta es tma tejidencia igeneral. También los adultos se bartan d e estampas: fotografías periodiistieas, comics q u e salen mezclados con, muchas otras cosas, episoidios históricog, grandes obras literarias, lucubraciones de folletineros... E s tampas conmovedoras en las pantallas del cine o d e la televisión, que son como una curiosa y imultiplicada descendencia de aquellas e stampás que los buhoneros difundían antiguamente e n tre nueiitros ingenuos abuelos. Pero éstos, al menos, tenían una disculpa: nO sabían leer.

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