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BLANCO Y NEGRO MADRID 23-01-1960 página 104
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BLANCO Y NEGRO MADRID 23-01-1960 página 104

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ECONOMÍA Y FINANZAS gta, n servicio a la Htunanidad, encerrada en el círculo vicioso de las crisis cíclicas y del paró cíclico. Porque el error fundamental, el defecto m á s saliente del sistema capitalista concebido a la antigua usanza liberal n consistieron tanto en el fracaso del sistema de acumular capitales y de aumentar la producción, como en la incapacidad y en la imiiotencia para poder dar ocupación a todos los agentes aptos y útiles de la producción. Y muy pocos serán los que nieguen ya que el volumen de ocupación de un país se encuentra estrechamente relacionado con el curso de la polítids monetaria, en el más amplio sentido de este término. En algunos momentos- -de intensa miopía económica y política- -pudo llegar a creerse que el paró era una lamentable consecuencia de la inadecuación entre la producción y la mano de obra, por efecto del incremento antieconómico de esta última. Como si los avances naturales de la demografía constituyeran u n auténtico castigo de la Providencia. Y como a nadie se le ocurría que el desequilibrio natural pudiera corregirse aumentando el trabajo y la producción, se aplicaron, en cambio, las normas restrictivas de los salarios para iwner remedio al problema de la ocupación; Pero el procedimiento de las puras y simples reducciones én los salarios, que fué ensayado en Alemania y en los Estados Unidos en 1929 r 1932, y en los países del bloque- oro en 1933- 1935 no dio resultado alguno. Sin embargo, hay algunos casos en los que se puede obtener algún resultado positivo con la aplicación de la reducción de salarió; tal ocurrió, por ejemplo, con las reducciones operadas en Australia en 1930, pero el estudio de estas especialísimas experiencias h a llevado a la demostración de que no existe una sola crisis de paro ni una única circunstancia de desempleo. Por el contrario, son varias y muy diversas las formas en que puede manifestarse la desocupación colectiva. Hay, en efecto, varias clases de paro obrero. En primer término está el que pudiera denominarse mínimo normal o accidental y es el caso del paro qué puede existir aun en periodos de prosperidad, aunque no inflacionario, debido, principalmente a variaciones estacionales, a la transferencia de brazos de una ocupación a otra y también a la inevitable existencia de ineptos en todas las profesiones. Este paro, estudiado principalmente en los períodos de la posguerra, está calculado aproxñnadamente en el 5 por 100 de una población obrera de tipo moderno, es decir, industrial. En segundo lugar, existe el paro especial provocado por causas peculiares, tales eomo el colapso de la demanda de u n grupo particular de artííu Josi, t a n repentino que la elaboración no puede ser transferida a otras industrias, en un plazo razonablemente corto. Finalmente, existe el llamado paro cíclico o paró monetario propiamente dicho, originado fundamentalmente por la pérdida de mercados, tanto interiores como exteriores. Y en este paro sí. puede dar resultado la reducción de salarios, no para dar ocupación a más con los mismos costos, sino precisamente para reducir los costes de la producción y estimular- de nuevo el consumo. Sin embargo, las modernas teorías económicas demuestran que no es precisamente a costa de reducir los salarios, sino de aumentar la eficiencia y acrecentar la productividad como se pueden reducir los costes. En definitiva la llamada ocupación total puede significar la ausencia de paro cíclico. Por lo menos en sus primeras etapas, porque en realidad la ocupación total no sólo representa el aprovechamiento al máximo de los recursos disponibles de la producción, sino también la tsonsecución de los máximos de constuno. -A. BE M. NOTICIARIO Australia ha aumentado su población en la última década en 2.150.000 almas, de las que 925.00 Ó corresponden a inmigrantes. En el mismo periodo se han construido 750.000 casas, y el censo automovilistico ha aumentado en 1.440.000 unidades. El progreso industrial ha registrado un aumento de un 171 por loo en la producción de acero, un 143 por 100 en la de cemento, 133 por 100 en la de electricidad. La lana cortada por año ha aumentado en un 50 por 100 y la producción de carne en un 44 por 100. Para facilitar estos progresos, el Gobierno australiano ha decidido autorizar la inmigración de 125.000 personas en el período 1959- 60. Se ha publicado en Portugal la nueva tarifa aduanera, establecida de acuerdo con la nomenclatura aprobada en la Conferencia de Bruselas. La nueva tarifa- -c u y o 8 derechos constarán en escudos ordinarios, en lugar de escudos oro, como hasta ahora- será doble: citará un derecho mínimo y otro máximo para cada uno de los productos. Gozarán con preferencia del derecho mínimo las mercancías de procedencia colonial, de España y de zonas trancas. En general, se cree que los ajustes conducirán a un alza general en los. derechos de Aduana que sufrirán un aumento global de un 30 por, 100. En los medios económicos se cree que el ajuste de tarifas es consecuencia de la adhesión de Portugal a la E. F. T. A. si bien tampoco se descarta que las autoridades portuguesas hayan querido hacer una revalori- zación de derechos aduaneros, jffevia a su posible solicitud de aiihesión al G. A. T. T. EVOLUCIÓN DE LAS INVERSIONES EXTRANJERAS C Se ha elaborado un proyecto de propaganda mundial del aceite de oliva que constituye una amplísima y acabada exposición de cómo ha de ser orientada esta propaganda para contrarrestar la enorme competencia que le hacen los aceites de semillas de inferior calidad, al invadir los mercados amparados en poderosas campañas publicitarias. ON anterioridad al siglo XIX los movismienios internacioiueles de capital fueron dé muy poca importancia y, casi siejnpre, con un antecedente bélico. Se trató de contribuciones de guerra o de empréstitos o monarcas reinantes- -como en el caso de Fugger- etc. Hasta mediados del siglo XVIIl no se dedicaron las finanzas internacionales a una industria concreta. Debido en parte a las guerras napoleónicas, el centro financiero internacional se fijó en Londres; de aqui, asi como de Francia, Bélgica, Alemar nía, Suiza y Holanda, partió la corrieMe de capitales que se desparramaría por todo el mundo. La corriente dineraria qiie afluyó con preferencia de Europa occidental a los Estados Unidos durante el período que antecedió a la primera guerra mundial, es la que presenta unas características más acusadas. En aquella época, los Estados Unidos padecían una terrible sed de capitales que les permitieran explotar sus ingentes recursos naturales. Como es lógico, la necesidad de capital afectaba en primer lugar a los transportes, que habían de asegurar vías de comunicación adecuadas para zonas extensísimas; de aqui que los capitales importados de Europa para la construcción de ferrocarriles fueran considerabíeSi

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