BLANCO Y NEGRO MADRID 24-11-1935 página 23
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página23
- Fecha de publicación24/11/1935
- ID0005177794
Ver también:
sospecha de que le tomen por un ansioso ¡A h En ese caso... le aconsejo un surtido. ¿Un surtido... ¿De qué? -De nuestros productos. He aquí un perfume de indudable poder- -exhibe un frasco con un líquido verde- Unas gotas sobre la solapa son suficientes para que la dama que aspire sus efluvios se sienta en la mejor disposición de corresponder a sus insinuaciones. Seis pesetas el frasco. ¿Y si la conquista se proyectara en algún establecimiento... algún café, por ejemplo? -Tenemos algo que no falla: el. azúcar Cupido Tres pesetas el paquete. Con él se logra la aduícoración de las materias; igual que con el azúcar corriente, y no se ha dado el caso de una esquiva que después de tomar un líquido endulzado con este azúcar, no acabe rindiéndose al asedio del galán. ¿Y ese azúcar no es peligroso? -Absolutamente inofensivo. Pero aún tenemos otra cosa interesante. Vea. Nos muestra esta vez uii tarro de porcelana con una etiqueta en la que se lee: Un poco de amor ¿Un poco de amor? -r Es el título. Una crema para el cutis de las damas que tiene el aspecto de una crema de belleza ordinaria. Usted regala uno de estos tarros- oce pesetas, cincuenta céntimos- -a. la mujer de sus preferencias, ella se aplica la crema y basta esto para que la nieve de su desdén empiece a derretirse y se transióme en la más ardiente apasionada. -En suma, que con estos productos... ¡No falla una! Aviso a los incautos. El pago de pesetas 21,50, valor dé los ingredientes adquiridos, da derecho at repórter a poner en conocimiento de las gentes poco avisadas, que los preparados que expenden estos industriales del amor son en su mayoría peligrosos porque contienen substancias nocivas. Otras veces son vulgares estafas consistentes en vender a precios elevados azúcar corriente y cremas de ínfima calidad. La clientela es nutridísima. -Mujeres- en su m a y o r í a ¿Venden ustedes mucho? -preguntamos a Miss Daisy. ¡Muchísimo! Son incontables los que persiguen el amor; pero especialmente las mujeres. Existen muchas infelices, faltas de atractivos o simplemente tímidas, que se consumen en el desierto de la indiferencia. Son en su mayoría muchachas honestas, algunas de buena familia, que acuden a escondidas a mi casa para ver si en ella encuentran el amor de un hombre. Me confían sus secretos... Otras veces es la esposa, que