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BLANCO Y NEGRO MADRID 24-11-1935 página 22
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BLANCO Y NEGRO MADRID 24-11-1935 página 22

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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PARA HACERSE AMAR LOCAMENTE Ejemplos previos. r EÑORITA... me tiene usté más rodao que un volquete! ¿Qué dice usted? -Digo que... ¿a qué ocultarlo más? Que yo la quiero y que si usted acepta... -i Basta! i No siga! Prefiero serle sincera. Yo no puedo quererle... etc. -Te noto indiferente, Celipe. Tú ya no eres el de antes, el que me esperaba los domingos que me tocaba de salir, el que me hurgaba el bolsillo cuando íbamos a la compra... ¡Déjame, Gregoria! ¿Es que ya no me quieres? -Mira... i por qué negarlo... ¡N o! j No te quiero y a! Los tiempos cambian, y uno... etcétera, etc. ¿Cuántas veces reproduce la vida cotidiana los diálogos que preceden? ¡Miles! Ambos son una prenda del muestrario de las cálabasas universales. Los seres que caminan poi el mundo en demanda dé una limosna de caxiño que no encuentran son incontables. ¡Son todos los humanos! El día que las autoridades acuerden la recogida de los mendigos del amor habrá que ponerle rejas al mundo. ¿Quién no ha fracasado alguna vez en una empresa amorosa? ¿Quién? contraste con el físico. Miss Daisy lleva el fuego dentrp, como los volcanes y como los juegos de fiambreras. Es vivaz, elocuente, dinámica... Arrolla al interlocutor y llega a convencerle de que es cierto lo que afirma en unas tarjetas que discretamente hace repartir por tó. calle entre los transeúntes de buena presencia. El repórter es uno de esos viandantes bien presentados al que ha lleudo la siguiente tarjeta: ¿ES USTED DESGRACIADO ÉN AMORES? ¡NO SE PREOCUPE- POR ELLO! MISS DAISY KEPLER LE DARÁ EL SECRETO DE TRIUNFAS- SIEMPRE EN AMOR. Caüe de... Número... los filtros de amor modernos. Ño falla una! El informador expone a Miss Daisy su caso tímidamente. Es el eterno amador nunca correspondido. Su alma se consume en la llama azul de la esperanza en tanto que las de otros- -más feos y más brutos- -jutean triunfadoras. en el jardín de Cupido, informador ha hecho, de todo: ha leído Los secretos de Albertito le ha copiado las a Enrique Chicote, ha absorbido cocimientos n los que entraii hierbas extrañas y un trozo del guante de la mujer amada. ¡Todo inútil! Miss Daisy escucha el torrente de confesiones en aquel gabinetito cuyo mobiliario es un himno a la tubería cromada. Al fin pregunta con los ojos puestos en una reproducción de Venus ¿Usted busca ser amado por ana mujer determinada o por la mujer en general? Me interesa el amor de toc s -responde el periodista sin el menor rubor ante la Reclamo gratuito. El que tenga Ik gallardía de reconocer ese frataso que no vacile en solicitar los servicios de miss Daisy Kepler. La señorita Kepler, zñsta por fuera, es una inglesa guapísima que lleva en sus ojos el azul desvahidq de los cielos norteños. Su cuerpo es esbelto, sus manos están hechas para que los novecentistas las comparen con las azucenas y su cabello es una cascada de sol decolorada por un paisaje ártico. Su estudio psicológico ofrece un singular r TSX iutocoiador xponc a miss Sfáisy- sn caso fimff daiuente. X! s e l e t e r n o mador Jtunca c o r r e s-

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