BLANCO Y NEGRO MADRID 10-11-1935 página 182

de los cambios de los valores de renta fija más destacados en las Bolsas. Hay, pues, una crisis que se resolverá con relativa prontitud por el procedimiento eliminatorio de las causas cjue la engendran. Si perturbadoras son las crisis de la escasez, no lo son menos las de la abtmdancia. Las primeras elevan los tipos del interes. incrementan las cuenfas de crédito, reducen las cotizaciones y como el dinero está eni- arecido, nace una perturbación iue sufren los elementos económicos y financieros que tienen intervención en el trabajo y en la producción de la riqueza. Las segundas son también perturbadoras. EJ caso actual lo dice a las claras: álzanse las cotizaciones, disminu 3 en las tasas de rendímiento del dinero, se liquida parte de las cuentas de crédito y bajan los descuentos coníerciales. El capitalista ve mermadas sus rentas mobiliarias, y como una buena parte de ellas corresponde a elementos que efectúan gastos de lujo y superfinos, el consumo de las subsistencias y los artículos necesarios a la vida, el poder liberatorio de las rentas es más bajo y la perturbación evidente. El intepés legal del Jinero. Se ha llegado hasta la rectificación del interés legal del dinero, puesto que un proyecto de ley leído el 12 de octubre a las Cortes por el ministro de Hacienda v pendiente de discusión en el- momento de escribir, lo fija en el 4 por ico, que será el que deberá abonarse por los deudores constituídos en mora. El artículo 1,108 del vigente Código civil determinó que mientras no se fijase otro por el Gobierno, se considei- ara como legal el interés del 6 por 100 al año. Este artículo se refiere al caso de que la obligación consista en el pago de una cantidad de dinero, cuyo deudor incurra en mora y no habiendo pacto contrario, la indemnización de daños y perjuicios consistirá, no habiendo pacto contrario, en el pago de los intereses conveni los, y a falta de convenio, en el interés legal. Pero por ley de 2 de agosto de 1899, se estableció el interes de 5 por loo, cualquiera que sea la naturaleza. del acto o contrato del que se derive la obligación de pagar intereses, sin que por ningún concepto pueda dársela efecto retroactivo, Y este interés legal será, si se aprueba el proj ecto, disminuido también en uno por loc. Han quedado, asimismo, reducidos el descuento bancario, el interés de los préstamos y créditos, el de las cuentas corrientes, el de las libretas de ahorro y el de las deudas que se han convertido y Tesoros que se han emitido, como los de 2. de octubre último, a dos años y al 3,50 por 100 de interés. Se comprende (ue, iniciado el paso atrás en el rendimiento de las especies metálicas en las cuentas corrientes y de los valores mobiliarios a que éstas se aplican, el deseen- so haya sido general; descenso ue comenzó con la reducción al 4 por 100 de las Oblipaciones del Tesoro en la primavera última y que termina acentuado en el otoño, EÍ propio público, esto es, la masa capitalista, acepta y empuja esta corriente, esta orientación perfectamente marcada desde la primavera y que no se desvía del rumbo que tomó en su arranque. Ello es natural, considerado como razón social ue se repite y se repetirá constantemente en la Historia. Cuando Platón, veinticuatro) siglos hace, exhortaba al pueblo griego, existían las mismas circunstancias, sah- ando, claro es, costumbres y espacios. Claramente decía este filósofo a sus coetáneos lo siguiente: -Muchos de los males que padecéis, política y socialmente, están bajo vuestro imperio, pues depende de que tengáis la voluntad y el valor de cambiarlos. Podéis A ivir de modo distinto y más prudente si preferís trabajar y pensar sobre ello. No os dais cuenta de vuestro propio poder, y así os veis en estos trances. Esta filosofía que el discípulo de Sócrates enseñaba en los jardines de la Academia al examinar los fundamentos y métodos del pensamiento humano y el de las instituciol e s políticas, representaba la Utofita, que más tarde escribió con ta! título Tomás Moro al definir mía república imaginaria en su libro Del mejor de los estados posibles y de la isla Utopía recién descubierta. La Historia se repite y el eco de los jardiñes de la Academia ateniense sigue estéril y así continuará no sabemos cuánto tiempo, porque la masa social no tiene voluntad ni valor para cambiar los métodos, las orientaciones y los sucesos a que se ve forzada por imperio de las circunstancias, v a nadie, por tanto, habrá que inculpar, como hace vienticuatro siglos, más que a la propia condición himiana. Decimos esto a cuento, naturalmente, de la posición de los capitalistas que tienen diñero para invertir en los momentos actuales; dinero que puede atribuirse a dos principales causas: una, los que poseyendo bonos oro reciben, sin que medie acto de voluntad por su parte, un dinero que, por el pronto, sitúan en cuentas corrientes; y otra, los que posej endo Deudas amortizables í por ico con impuesto y Tesoros 5 por lop exentos, solicitan voluntariamente el reembolso de la suma total o de la parcial uc estimaron adecuada. Unos y otros se halian aiite el mismo problema: ¿cómo invertir el dinero? Y claro es, un día y otro y otro, ese dinero se aplica a la adciuisición de Fondos públicos y algunos más valores de renta fija y aún en acciones industriales y las cotizaciones c disparan hacia arriba- ésta es, para algunos de ellos, a palabra- -y cuando un día parece nmy alta la cotización y. los cortos de espíritu e irresucltos, que son muchos, no se atreven a tomar el papel correspondiente, otro día lo adquieren más caro ante el alza ininterrumpida del período que antecedió.