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BLANCO Y NEGRO MADRID 20-10-1935 página 180
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BLANCO Y NEGRO MADRID 20-10-1935 página 180

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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te, los cuales poco a poco han ido a engrosar, por esta causa, las filas del proletariado. A esto, añádese la falta del apoyo financiero y de verdaderas insi üucioncs de crédito con préslauíüs a largo plazo y de módico interés para la pequeña propiedad, lo que hubiese facilitado a dichas clases el poder perfeccionar los procedimientos y resistir mejor las cargas tributarias y del Rsiado, especialmente cuando el encarecimiento de la vida consiguiente a la guerra ha puesto a m uchos de esos pequeños propietarios en trance de desaparecer. D e un modo especial, aunque indirectamente, y también como clase tributaria, hállase gravada la clase media española (la industrial principalmente, y la propietaria rural) por el enorme peso de la burocracia, lastre de los modernos Estados, y la empleomanía que, en muchos casos, constituye una verdadera obsesión para el español como para el francés, así como per el exceso de estudiantes, m u c h a s veces ineptos, que a p r o v e c h a r í a n m á s y mejor dedicados a un negocio cualquiera. H a y demasiados abogados, médicos, ingenieros, catedráticos, etc. y los jóvenes que, al cabo d e tres lustros de estudios, salen de las Universidades, cuentan ya con la probabilidad de que no van a encontrar colocación. Finalmente, las clases m e d i a s españolas, todas, han debido padecer hoy, de un modo especial, la bancarrota de Gobiernos funestos, hasta el punto de ver muchas veces anuladas o paralizadas todas sus actividades frente a la desbordada d e m a g o gia revolucionaria. Estas son las causas resumidas, imposibles de detallar en los estrechos límites de un artículo, que han hecho de la clase media la c e n i c i e n t a de los partidos y de las camarillas, especialmente en España. Veamos a h o r a concretamente cuáles son los remedios adecuados a esta sittiación lamentable que vienen padeciendo las sufridas clases m e d i a s españolas. E n primer lugar, es evidente que hace falta la organhación. P e r o una organi? a, ción real y efectiva, nacional y coordinada de t o das las clases m e d i a s con su Instituto y su jvmfa suprema de g o b i e r n o distinguiendo cuidadosamente en dicha organ. zación los tres sectores (y sus intereses no poca vec; s encontrados) de empleados y funcionarios, intelectuales y profesionales, y de la A g r i cultura, Industria y Comercio. E s t a organilación no debe t e n e r el carácter de l u c h a lie c l a s e s sino precisamente todo lo cont r a r i o y su medio eficaz consistirá en la propaganda organizada. Las clases m e d i a s no han conocido ciertamente esa p r o p a g a n da sistemática y organizada, como la del proletariado, llevada a cabo por hombres que se han dedicado de lleno a ese fin, y, por consiguiente, tam. poco han comprendido suficientemente la fuerza enorme que presta la unión de todos en persecución de un mismo ideal. Entonces tampoco faltará el apoyo oficial a dichas clases, bien sea un Estado corporativo el que rija los destino del país, o simplemente representativo y parlamentario; pues toda organización social en su actualidad, tiende a la rcpr. seniüci n pn! ¿i. i alcanzada cerca del Poder por medio de las e l e c c i o n e s A h o r a bien en un Gobierno de tipo ntesocrático, cualquiera que fuese su organización, habría de atenderse principaimente, en lo económico, a moderar ciertos impuestos de la clase media que impiden el desarrollo de la pequeña propiedad, como sucede con multitud de industrias primarias para el consumo y con los pequeños agricultores, regulando debidamente ios mercados en el interior y limitando a! mismo tiempo la excesiva concurrencia o competencia, siempre que pueda jugar la calidad de lo producido, mientras, de otra parte, se cierra el peso a las corrientes de una burocracia creciente; fomentando la colonir. ación inicrinr, y evitando que los aranceles excecivamente elevados para ciertas importaciones y una depreciación excesiva de la d i v i s a encarezcan m. ás y m á s la vida. E n particular deberá estudiarse por ei Gobierno el ¡nodo de resolver e! problema angustioso que representan actualmente las clases p a s i v a s ctiyas pensiones a cargo del E s t a d o no debieran exceder nunc- del so al f. o por ico del haber activo. Nada digamos de las cesantías de tantos y t a n tos altos funcionarios, porque este es un mal todavía m á s grave que debiera acabar a rajatabla. E n este punto, el caso A z a ñ a es típico y catastrófico. De una plumada, v. g r eliminó del Ejército a docenas y docenas de rfiédicos militares, que debían percibir íntegros sus haberes activos, aunque fueran ya meros pasivos; 3 de otro lado se anunciaron varias convocatorias para la provisión de plazas de médicos titulares Y esa simultánea labor disolvente se daba en otros Cuerpos e Institutos. Hoy, en cambio, son laudables los proyectos del actual Ministro de Hacienda, Sr. Chapaprieta, acerca de este punto, especialmente por lo que se refiere a la inteligencia con el Instituto Nacional de Previsión. Finalmente, libres las clases m e d i a s de la carga excesiva que no las deja prosperar y, apenas, vivir, y organizadas fuertemente, ha. n de e n c o n t r a r en esto el modo de aumentar sus recursos con el apoyo financiero de sus propias instituciones, sobre todo en Cooperativas de crédito, tan útiles, v. gr. y tan bien organizadas como la que existe en Madrid bajo el nombre de Banco Hispano de Edificación, la cu dl facilita extraordinariamente la adquisiión de casa propia y toda cuerte de prcsiaiiios con garantía mediante una pequeña cuota mensual de a h o r r o Conde de Rosaleda.

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